Turismo rural y niños son dos conceptos que parecen ir asociados. La gran mayoría de usuarios de alojamientos rurales en España son familias o parejas de amigos con niños pequeños que buscan en este tipo de alojamiento un espacio abierto y seguro en el que los menores puedan jugar sin peligro, un contacto con la naturaleza que les instruya y les haga descubrir valores que en la ciudad ya se han perdido y también un precio asequible para un grupo demasiado numeroso para plantearse estancias largas abonando hoteles y restaurantes.
Si tu hijo cree que los pollos nacen retractilados en plástico en el Carrefour y que la leche la dan los tetrabrik ha llegado el momento de quitarle la pilas a la Playstation por un fin de semana y llevarlo a una casa rural de verdad. Aquí tienes cinco alojamientos rurales que todavía tienen actividad agropecuaria, es decir, que aún huelen a campo y a vaca. La información no la he copiado de Google. He visitado personalmente las cinco casas y sé que se pueden recomendar.
Casa Urruska (Navarra)
Joxepi Miura es una pionera en esto del turismo rural auténtico. Su casa fue una de las primeras de Navarra y desde entonces sigue ofreciendo en un paraje idílico del Baztán, a 10 kilómetros de cualquier lugar habitado y muy cerca de la muga francesa, cinco habitaciones en el mismo caserío que su familia ha explotado y regentado desde hace varias generaciones.
Casa Urruska. Beartzun-Elizondo Tel. 948 45 21 06
Casa Arza (Lugo)
Galicia cuenta con un buen número de granjas que ofrecen alojamiento, como era de esperar en una región donde aún se conserva intacto el tejido productivo rural. Ésta de Lugo es un buen ejemplo. Una explotación agropecuaria en plena producción con más de 300 años de historia ininterrumpida. Todo un museo viviente de la vida y el trabajo en el campo donde la vaquería, la huerta o el corral de las gallinas son tan integrantes del conjunto como los muebles rústicos o las vigas de madera
Reigosa-San Cristóbal del Real. Samos. Tel. 982 18 70 36
Son Sureda (Mallorca)
Son Sureda es un típico ejemplo de possesió tradicional mallorquina. Varios siglos de antigüedad entre sus vetustos muros de piedra seca, más de 200 años bajo la titularidad de la misma familia, 240 hectáreas en perfecta producción rodeadas de grandes pinares... y más espacio del que una familia y las modernas tareas agrícolas pueden utilizar hoy día. Por eso Fernando Dameto, su dueño, decidió transformar parte de esta hacienda en alojamiento rural. La finca cuenta con tres piscinas, una de ellas para niños.
Carretera de Manacor a Colonia de St. Pere, km 5,6. Manacor. Tel. 971 55 50 61 y 609 44 13 81

Masía Torre Gargallo (Castellón)
Masía tradicional del interior de Castellón, en explotación ganadera y cerealista por la misma familia desde hace ni se sabe cuantas generaciones que permite disfrutar a sus clientes de la realidad de campo, sin trampas ni cartón. Sobre una vieja torre desmochada, que más tarde fue pajar, sus propietarios han construido dos casitas pequeñas, coquetas, manejables y llenas de encanto. Todo inmerso en un silencio que se corta, solo roto de vez en cuando por los perros de la finca o el mugido de las vacas.
Masía Torre Gargallo. Morella. Tel. 964 16 10 91/ 608 56 76 36
El Cobert de Vilaformiu (Barcelona)
Una sinuosa carretera asciende entre densos bosques por las laderas del alto Berguedá. Abajo se ve el pantano de La Baells y el río Llobregat. El paisaje es armónico y perfecto. De repente, tras una curva, aparece una construcción de piedra y techumbre a dos aguas comida por la hiedra cuyas raíces se hunden en el año 1300. Se oye el silencio. También algún relincho de los caballos que crían en la finca. Es Vilaformiú, una masía catalana de las de verdad, todavía en explotación, rodeada de arboledas, prados y huertas e investida con toda la autenticidad que el huésped de un alojamiento rural pueda soñar.
Casa Vilaformiu, s/n. Berga. Tel. 93 821 21 21/676 94 94 45