Paco Nadal >> El Viajero

18 abr 2011

Ré, la isla que da la nota

Por: Paco Nadal

Re 2

Una vez estuve en un pueblo llamado ÅFui a Å (en las islas noruegas de Lofoten) solo por el placer de comprobar cómo serían los habitantes del pueblo con el nombre más corto del mundo.  Mi decepción fue mayor: eran igual que los de cualquier otro pueblo del mundo, solo que necesitaban mucho menos espacio en la casilla reservada al lugar de nacimiento en el carné de identidad. 

Valga tan larga introducción para decir que hoy escribo desde una de las islas de nombre más corto del mundo: Re (Enhorabuena a zaphod bleebox, Marta F., Maribel B, Juan Cuadra, Carmen-frei, Inma, Sonia, Trini, Guacimara Velasco, Alex, Capitan Rinchetti, Irene Zamora, Sakurahime, Agustín y Luis80C por acertarlo. Os debo un apartamento en Torrevieja; ¡qué ruina!)   

Debe de ser Re menor porque es una isla pequeña y completamente llana, tan lisa como la superficie de un folio, un cachito de tierra que apenas levanta un palmo sobre la superficie del Atlántico en la costa francesa del departamento de Charente-Maritime, frente al puerto de La Rochelle.

Pero mientras Re menor es la nota de la tristeza y el pesar (Beethoven escribió en esta tonalidad la 9º Sinfonía), Re isla, o la Île de Ré, es una isla de luz y bienestar, uno de los destinos turísticos más elegantes de la costa atlántica de Francia, escondite de muchos famosos, actores, políticos y personajes públicos del país vecino.

¿Qué tiene Ré que a todos encanta?

Pues que permaneció casi aislada del mundo hasta que se construyó el puente que la une a La Rochelle en los años 90 y que por eso aquí es casi todo natural: no hay grandes edificios, no hay grandes núcleos urbanos, ni autopistas ni tropelías turística. Todo el mundo se desplaza sobre dos ruedas (en verano hay 12.000 bicicletas de alquiler) y la bajamar deja al descubierto llanuras intermareales infinitas sobre las que pululan mariscadores de fortuna en busca de ostras, mejillones y cangrejos.

Ré es una de las islas que cierran el estuario del río Charentes, al fondo del cual se levanta la estratégica ciudad de Rochefort. Y todos los reyes franceses se preocuparon de fortificarlas para evitar que los pérfidos ingleses les invadieran.

Una de esas fortificaciones es la ciudadela de San Martín de Ré, la capital de la isla. Su puerto se conserva tal cual lo construyó el ingeniero Vauvan siguiendo órdenes de Luis XIV. Hoy es el lugar más encantador de toda la isla, el escaparate perfecto para pasear, tomar el aperitivo o cenar a la luz de las velas en un decorado de piedra donde ni una sola fachada rompe el embrujo.

Re 3 En verano, el puerto de San Martin de Ré está atestado de turistas (el precio de la fama). Pero estos días luminosos de Semana Santa tiene la concurrencia justa para dar ambiente sin agobiar. Si venís por aquí conviene seguir la rutina que siguen los aborígenes. Empezar la mañana con un café en Le Lever du Soleil, el bar con más solera y mejor emplazamiento del puerto. Dar un paseo luego por lo alto de las murallas de la ciudadela, disfrutando del horizonte plano e infinto del estuario del Charentes. Comer unos moules a la creme marinere o unas ostras de la isla viendo entra y salir barquitos del minúsculo puerto (por ejemplo, en Casa Seghi) y terminar luego con un helado en La Martinière, la heladeria más famosa.

Las calles de San Martin de Ré están empedradas con cantos rodados que traían como lastre los barcos que volvían vacíos tras vender la famosa sal de Ré en el Nuevo Mundo. Y por acá y allá se ven los brocales de los pozos que abastecían de agua salobre a la población (no hay agua en superficie). Las ruinas de la iglesia gótica delatan que fue el blanco predilecto de los artilleros británicos cada vez que trataban de tomar la isla (no en vano es el único edificio que sobresalía por encima de las murallas).

Pero más allá de eso, lo que más me ha llamado la atención es la paz, paz en re menor, que se respira en esta isla plana y silenciosa, donde todo el mundo parece ir en bicicleta. 

Re 1

Aquí está el mapa de situación de la isla de Ré para los que aún anden perdidos.

 

 

 

Hay 9 Comentarios

No sé que es lo que tiene Re, no conozco el lugar... creo. Mis viajes de juventud por la France están ya un tanto borrosos, recuerdo el "con quien" pero no recuerdo el "donde".
Supongo, por suponer, que tendrá el encanto de esos tiempos pasados que hemos sacrificado con el progreso: calles empedradas adornadas con ruinas góticas y paz.
Besos

Preciosa isla la de Ré. Además de San Martín, hay otro pueblecito llamado La Flotte lleno de encanto. Playas de arena fina y un parque natural en el norte de la isla también valen mucho la pena. El puente que lleva a la isla tiene un carril bici separado del tráfico, por lo que visitar la isla en bicicleta desde La Rochelle (estupenda y cuidada villa antigua y marinera, con tres puertos y muy animada) constituye una excursión muy recomendable.

Re, Re, Re, Re, Re,.....
¡¡Re-dios!!. Para mi que tiene menos exotismo que el que le pretendes insuflar.
En tu linea.
[Estos de "El país" la verdad es que me estan hartando. Cada dos por tres te cambian el diseño, la forma de entrar, la forma de publicar,......... Lo cambian todo. Cualquier día van a perfumar los 'blogs' de sus chicos preferidos. A los de 'La Comunidad' que nos joda la 'basura'. ¡A mamarla!]
Un abrassooooo.

REbuena....REchic.....REromantica

Paco, amigo, describes el sabor 'burgués' de la Isla de Ré y describes el encanto de miles de pueblecitos franceses: ¿¿¿ será que allí descubriremos el famoso 'savoir - vivre' de éstos amigos ???
Mientra lo pienso, me voy a tomar mi aperitivo en el 'Café Hugo' de la 'Place des Vosges' JAJAJAJA (.. y sí, a veces me gusta el papel de gran burgués!)

GUSPLANET

El rey Enrique que fue de Inglaterra y Francia por unos dos años, debe haber ingresado por allí. Fue anterior a los Borbones, es decir al que citas, Luis XiV. Hermoso lugar. Te felicito. Como siempre, tu blog es encantador. Rosa.

Que bonito Paco!!! He de decir que te tengo un poco de envidia.......un poco no más....., pero la de la sana.

Saludos, Lorena

Una de las cosas que tiene es la luz, una luz diafana magnifica. Tiene tambien ostras fresquisimas y un vino dulzon llamado Pineau.. que esta riquisimo...

¡La chica de la heladería está "re" buena, Paco!

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Sobre el autor

Paco Nadal

Paco Nadal es viajero-turista antes que periodista y culo inquieto desde que tiene uso de razón. Estudió Ciencias Químicas pero acabó recorriendo el mundo con una cámara y contándolo. Escribe en EL PAÍS sobre viajes y turismo desde el año 1992. Es también escritor y fotógrafo, colabora con la Cadena Ser, además de presentar series documentales en diversas televisiones.

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