Paco Nadal >> El Viajero

09 ene 2012

El lugar donde no se ve la osa mayor

Por: Paco Nadal

17.-Paisaje-Antártida

Los griegos clásicos, que no tenían un pelo de tontos, intuyeron hace ya 2.500 años que el planeta era redondo. Y que si en el hemisferio norte había muchas tierras emergidas, en el hemisferio sur debería haber igual cantidad de continentes para compensar la esfera. A ese gran continente austral le llamaron “el lugar donde no se ve la osa mayor”: an arthos. La Antártida.

El mismo continente al que acabo de llegar por fin, tras una placentera travesía por el paso de Drake, que supuestamente es una de las travesías más peligrosas del mundo.

01. Paso de Drake
En el pasaje del Fram (entre los que me cuento), se nota cierta decepción. ¡Hombre! Nadie quería estar 40 horas seguidas vomitando entre olas de 15 metros, pero para una vez en la vida que uno tiene la posibilidad de cruzar el paso de Drake, qué menos que volver con unas fotos de olas gigantes barriendo la cubierta del barco para vacilarle a los amigos. De todas formas, dado que aún nos queda la travesía de vuelta, mejor tocar madera. Toda prudencia a la hora de hacer comentarios estúpidos en estas condiciones es poca.

A las cuatro de la tarde (hora argentina), día y medio después de dejar Ushuaia, avistamos por fin las Shetland del Sur, un archipiélago paralelo a la costa de la península antártica. Y enseguida arriamos los botes del Fram para nuestro primer desembarco en la Antártida, un momento emocionante en la vida de todo viajero.

Lo hemos hecho precisamente en la isla de Livingston, la primera tierra antártica que avistó el ser humano. Ocurrió en 1819, cuando el barco de un tal William Smith, que cubría la línea regular entre Montevideo y Valparaíso, fue lanzado al sur por una tormenta y se topó por casualidad con ese continente que los griegos ya intuyeron.

Cuando Smith llegó a las Shetland había aquí un millón de focas y leones marinos. En solo tres veranos los cazadores los exterminaron a todos. Así de bestias somos los humanos.

Hemos visitado la isla en medio de una tormenta de frío, lluvia, nieve y viento. Pero cuando ya estábamos a punto de zarpar, como si la Antártida nos hubiera preparado una sorpresa de bienvenida, las nubes se han abierto para dejar que el sol del atardecer jugueteara con los hielos de los glaciares de la isla Livingston.

Una visión estremecedora. Un paisaje imposible de describir. Me parece que este viaje promete. Os seguiré contando. Ahora mismo navegamos hacia Porth Lockroy, en los 64 grados 41 minutos latitud sur. 

 

Hay 17 Comentarios

Dios! la foto del barco es de muerte! y es que no haría tantos aspavientos si no fuera porque en 4 meses me toca a mi pasar por todo eso. Qué ganas tengo de ver lo que tú has visto! Ya me falta poco.... :D
Un saludo

Querido Paco, no serás jamás un verdadero lobo de mar, hasta que tengas un temporal de un par de coj....aunque queda esperanza para la vuelta. Sigo impresionado tu relato. Siempre en silencio, para no molestar y no sacar un ápice de magia al entorno. Atesora todo lo que puedas en tus pupilas, y en la mente, que tendrás que contar todo con pelos y señales. Cuidate mucho.

Disfruta la aventura

La foto de esa cubierta barrida por la mar es, simplemente, impresionante. En pocas semanas espero estar en Ushuaia viendo aquello e intentando comprenderlo. De momento voy calentando motores leyéndote, una costumbre sana que sabes que tengo desde hace algunos años. Pero esta vez puedo decir que pronto lo podré ver con mis propios ojos...

Bueno,bueno,bueno ,has conseguido que algun dia me pierda por la Antartatida,si tu no puedes utilizar las palabras para describirlo ,tendremos que experimentarlo.Un abrazo y muchisimas gracias.

Qué gozada estar solo sobre el hielo durante unos días, con el reflejo del sol sobre la tierra que debe cegarlo todo, que disfrutes del viaje

Es curioso que el continente donde "no hay mada" sea uno de los que más atraen. ¡Qué bonitas acuarelas y cuadernos se pueden hacer en esa tierra infinita! Es uno de los viajes que tengo pendiente, así que intentaré vivirlo virtualmente a través de tu blog. Gracias, Paco, por compartirlo.

Querido Paco: ¡Qué alegría leerte! ¡Qué admiración te tengo! Mil besos y que el año sea generoso contigo, igual que tú eres con tu amor al planeta y tu gusto por contarlo. Angeles Mastretta

Te leo, te leo y no me animo a escribir...
Podías haberme hecho sitio en la maleta, total, soy pequeñina....
Espectacular, tiene que ser espectacular.
Saludos!

Uno de los viajes más emocionantes que se pueden hacer. Qué bien que estés ahí para contárnoslo. Gracias, Paco.

Manuel Bustabad

Alucinante!!! Sigue contándonos, Paco. Qué ganas de viajar!!!

Me alegro de que la travesía por el paso de Drake no fuera tan tortuosa como la que describió Ángel Martínez Bermejo.

Suerte a la vuelta y disfruta del continente blanco. Ya nos cuentas en Fitur.

Interesante! Livingstone estaría orgulloso del bautismo de la isla, supongo.
Le diremos a Poseidón que no te haga caso y no te conceda el deseo de las olas gigantescas en la vuelta. Pero tú sigue haciendo buenas fotos y describiéndonos el frío paisaje. Te leo con el calorcito casero de la calefacción... Buen viaje Paco!

Desde luego si la envidia nos matara más de uno estaríamos muertos. Lo que daría por poder ver ese impresionante paisaje. Como no podrá ser nunca jamás, espero tus relatos. Gracias por acercarnos el mundo a casa.

Parece que como mínimo vas a disfrutar de un viaje espectacular! Espero que no te marees al ver esas pedazo olas que cubren el barco!! Madre mía, mas de uno seguro que cuando pise tierra no la dejara escapar nunca mas!

Saludos y buen viaje! Si que promete, si!

No creo que en estos momentos tengas un primer plano como el de Larramendi, en la foto del 'post' que escribiste sobre ellos [los españoles en el Polo Sur], y ahí me quitaría el sombrero y te reverenciaría por los siglos, pero -bueno- al menos podrás decir a tus nietos (¡so joío!) que has pisado "el lugar donde no se ve la osa mayor".
Yo, no podré.

Hoy, luna llena, reflejada en el mar y en los glaciares, mas el sol perdiéndose tardío.............derroche de belleza........y yo que no conocía la envidia..............

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Sobre el autor

Paco Nadal

Paco Nadal es viajero-turista antes que periodista y culo inquieto desde que tiene uso de razón. Estudió Ciencias Químicas pero acabó recorriendo el mundo con una cámara y contándolo. Escribe en EL PAÍS sobre viajes y turismo desde el año 1992. Es también escritor y fotógrafo, colabora con la Cadena Ser, además de presentar series documentales en diversas televisiones.

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Un relato trepidante por unos de los destinos menos turísticos y más inseguros del mundo. Un viaje en solitario lleno de emoción y melancolía a lo largo de una región azotada por constantes guerras y conflictos étnicos. Un viaje plagado de sentimientos que consigue conectar al lector con los sufrimientos y las esperanzas de África.

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