Yo nací, como Joan Manuel Serrat, en el Mediterráneo. Y a él regreso cada vez que necesito restañar heridas o cuidados para el alma.
El Mediterráneo es un mar-nación cuyas fronteras viene delimitadas por una luz especial y por un intenso olor a tomillo, lavanda y romero.
El Mediterráneo es el azul de una cala del Adriático, el blanco de una iglesia ortodoxa en Mikonos, el verde de los olivos de Djerba. El Mediterráneo es el violinista armenio que me amenizaba las cenas en la playa de la isla turca de Kekova, el viento húmedo de Levante, los pueblos blancos llenos de buganvillas de las costas de Orán, la ruinas de Siracusa, la sabiduría perdida de la bibliotecas de Efeso o de Alejandría. Es la civilización que creció en torno al vino y el aceite de oliva. Es un oasis de palmeras que sume en la penumbra el vergel y alienta un pequeño mundo de huertas, norias, azarbes y acequias.
Hay una película deliciosa de Gabriele Salvatores que se llama así, “Mediterráneo”, ganadora del Óscar a la mejor película extranjera en 1991. Y un libro de Rafael Chirbes, "Mediterráneos", de lectura obligada a los ciudadanos y a los forasteros enamorados de este mar-nación.
Y "IX Mediterráneos" se llama la exposición del pintor Pedro Cano que estos días se expone en las salas del Teatro Romano de Cartagena. Pedro Cano es, para mí, uno de los pintores vivos que mejor ha sabido captar esa esencia del Mediterráneo. De hecho casi toda su obra gira en torno a ese mar que él explora de forma pausada con sus cuadernos y acuarelas. Habla griego, italiano, español y algo de árabe de tantas horas pasadas en Istria, en Estambul, en Egipto, en cualquier isla griega, en Mallorca o en Nápoles viendo a sus gentes pescar, amar, reír y vivir a la orilla de ese Mediterráneo. Cano es un viajero como a mi me gustaría ser: reposado, con tiempo, a la usanza del XIX. Creo que en realidad él no viaja, se instala a vivir en esos mundos mágicos de la mediterraneidad.
“IX Mediterráneos” es un libro de viajes, pero colgado de las paredes. Un recorrido visual por Alejandría, Cartagena, Estambul, Mallorca, Nápoles, Patmos, Sicilia, Split y Venecia en el que curiosamente nunca se ve el Mediterráneo, sino los objetos, los lugares, las plantas, las ruinas clásicas, los rincones secretos de cada una de esas ciudades vistas desde la perspectiva del mar. “El mar es un telón invisible. No aparece, aunque es el protagonista/creador de los lugares”, dice Cano.
Os recomiendo vivamente visitar la exposición. Estará en Cartagena hasta el 15 de septiembre y de aquí irá a los Mercados de Trajano, en Roma.
Además, solo el envoltorio de la exposición es razón de sobra para visitarla. El Teatro Romano de Cartagena puede considerarse el gran hallazgo arqueológico de la segunda mitad del siglo XX en España. Todo el mundo suponía su existencia pero nadie sabía dónde pudo estar. Hasta que en 1988 al derribar una vivienda en el centro de la ciudad apareció una evidencia cierta. Se tiró del hilo, se expropió y derribó un barrio entero y ¡eureka!... allí debajo estaba, un teatro del siglo I a. C, con capacidad para 6.000 espectadores (uno de los más grandes de la Hispania romana) enterito.
El rehabilitado teatro y el museo anexo, obra de Rafael Moneo, son ahora la seña de identidad de la nueva Cartagena.
Hay 12 Comentarios
que pendejada
Publicado por: perrukito | 14/08/2012 17:10:38
Que bonita descripción de nuestro mar Mediterráneo, y cómo apetece ver su reflejo en la obra de Pedro Cano. Muchas gracias
Publicado por: Anaviajera | 13/08/2012 11:37:02
Por lo general, me gustan esas obras de sombras y colores mortecinos. Por lo general.
Me gustan esos cuadros que aparecen, y relaja también la serenidad del que, supongo, es su autor.
Un abrazo, campeón.
Publicado por: V(B)iajero Insatisfecho | 10/08/2012 11:17:40
Gracias por la recomendación :D
Publicado por: Pau | 09/08/2012 10:14:07
Desde luego el mediterráneo es luz, una luz muy especial. Conozco la obra de Pedro Cano, y su pintura refleja como nadie las luces del mediterráneo. Gracias a los dos por hacernos sentir el mediterráneo que lleváis dentro.
Publicado por: Marina | 09/08/2012 0:48:06
Maravillosa descripción. Mi enhorabuena, dan ganas de ir a todos esos lugares.
Publicado por: pepo | 08/08/2012 21:54:35
El Mediterráneo es irrepetible y está muy mermado, aunque siempre podremos encontrar, en algún rincón, el hechizo, ese esencia que no se olvida.
Publicado por: Enrique | 08/08/2012 19:56:25
Muy buena la descripción del Mediterráneo y de Cartagena y efectivamente ha cambiado mucho y lo que le queda. Desgraciadamente ha habido un expolio muy importante, nadie en Cartagena ignora que todo el subsuelo de la ciudad excepto en el mar de Mandarache era una de las ciudades más importantes del Mediterráneo Antiguo y cosas como el hecho de que por ejemplo en los terrenos donde se ha construido El Corte Inglés y el parking está en lo que antes era una necrópolis romana, donde ha ido a parar todo lo que había debajo, porque anda que eran secretos los trabajos, era un bunker.
Publicado por: Sigrid | 08/08/2012 19:18:10
Hola.......vaya post de lujo,todos los mares son BELLOS pero el Mediterráneo siempre tiene esa 'leyenda'distinta yo no puedo presumir de Mares por que nací en Castilla la Vieja.....pero siempre he tenido el mar cerca y mas ahora......
Saludos desde Fuerteventura Nieves
Ya voy a buscar todas esas ciudades que nombras.
Publicado por: Nieves | 08/08/2012 18:04:28
Yo también nací en una ciudad del Mediterráneo y me siento identificada con tu descripción. Creo que el Mediterráneo marca, tiene un carisma especial del que me siento orgullosa.
Publicado por: Beatriz | 08/08/2012 17:34:25
Viva los clásicos
Publicado por: Bicis eléctricas | 08/08/2012 17:07:53
Deberías, Paco, dedicar un post al cambio monumental (en varios sentidos) que ha dado Cartagena en los últimos 15 o 20 años. De infierno postindustrial a ciudad coqueta que se gusta y quiere parecerse a una capital cantábrica (aunque aún siga siendo algo arrabalera para eso).
Publicado por: Elías | 08/08/2012 14:44:41