Paco Nadal >> El Viajero

Viajeros con móvil
Mañana empieza en Madrid Fitur, la gran feria internacional del Turismo. Momento para presentar novedades, ofertas o nuevos proyectos turísticos.

Uno de los que ve la luz con motivo de la feria es el Libro Blanco de los Viajes Sociales: la Revolución Móvil, un estudio hecho por el portal Minube, una de las redes sociales de viajes más exitosas en español (30 millones visitas anuales) con ayuda de 25 colaboradores (entre lo que me honra estar) sobre cómo un instrumento pequeño pero poderoso, el teléfono móvil, está cambiando nuestra forma de viajar y entender los viajes.

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Antigua 4
Termino esta serie sobre mi viaje a Guatemala en Antigua, que como su nombre indica fue la antigua capital de Guatemala. Una bonita ciudad colonial que figura entre los imprescindibles de cualquier recorrido por el país.

¿Por qué dejó de ser la capital del país? Pues una vez más por los terremotos, el factor que condiciona la vida en esta región centroamericana. Los conquistadores españoles colocaron la principal ciudad de su Capitanía General de Guatemala en una fértil llanura al sur del país, a los pies del volcán de Fuego y el volcán de Agua. Pero los temblores la tenían siempre en jaque hasta que en 1773 el célebre y destructivo terremoto de Santa Marta la terminó de destruir casi en su totalidad.

Hartos de reconstruirla, los españoles decidieron levantar una nueva ciudad en otra zona más segura, lo que hoy es la actual Ciudad de Guatemala. Antigua, que en realidad se llamaba Santiago de los Caballeros de Guatemala, quedó prácticamente abandonada. Años más tarde, con el auge de las plantaciones de café, los guatemaltecos fueron volviendo poco a poco a la ciudad, que recuperó parte de su esplendor, pero no la capitalidad.

Si he de ser sincero, me gustó Antigua, pero no es tan espectacular como me habían dicho. Es una visita recomendable, desde luego, una agradable ciudad colonial, llena de fachadas renacentistas y ejemplos del barroco del Nuevo Mundo, con buen ambiente, rodeada de un soberbio paisaje de volcanes y con muchos hoteles boutique y restaurantes con encanto pensados para un turismo de poder adquisitivo. Pero no tiene la monumentalidad de La Habana, de Cartagena de Indias o de San Juan de Puerto Rico. Cuando se repobló, se reutilizaron materiales para construir casas sencillas para el pueblo llano que vino a trabajar en los cafetales. Antigua no cuenta con los grandes palacios, las plazas monumentales o los templos barrocos de otras ciudades coloniales célebres. De las 50 iglesias que había en pie aquel fatídico 29 de julio de 1773 solo seis están rehabilitadas y en uso. El resto son ruinas simbólicas que jalonan la planimetría urbana como fantasmas del pasado.

Que nadie me malinterprete. Antigua merece la pena. Diría que si visitas Guatemala tienes que ir a Antigua. Pero no recomendaría ir a Guatemala solo por ver Antigua. Es un complemento más en todo recorrido por el país. Pero me habían hablado tanto de ella, que me esperaba mucho más. Solo eso.

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Tikal 1
Las ruinas mayas de Tikal son el lugar más visitado de Guatemala. Y después de conocerlas, me explico el porqué.

Tikal está en medio de la selva del Petén, la región septentrional de Guatemala, que ocupa un tercio de la superficie del país aunque en ella solo vive el 3% de la población. Una selva de verdad, impenetrable, misteriosa, peligrosa y aún desconocida, que se extiende por los contiguos Belice y México. Las fotografías aéreas de la NASA han revelado que en este interminable mar de árboles y riachuelos existen unos 3.000 asentamientos arqueológicos de la civilización maya, de los cuales solo el 25% está explorado y catalogado.

Uno de ellos es Tikal, una enorme ciudad ceremonial de 16 km2 de superficie que fue capital de un poderoso estado durante 1.500 años. Se calcula que quedó abandonada hacia el año 900 de nuestra era. El porqué es un misterio. Se cree que pudo ser debido a que sus habitantes deforestaron todo lo que les rodeaba: los mayas conocía la cal y la usaban abundantemente en sus construcciones. Pero para hacer un metro cúbico de cal quemando roca caliza hay que talar 20 árboles grandes. Si tenemos en cuenta que solo una de las pirámides, la famosa nº IV, tiene 144.000 metros cúbicos de volumen, es fácil deducir que hizo falta toda una selva para construir una ciudad como esta.

Caminé por Tikal impresionado por la altura de las pirámides, que se elevan sobre la canopia como rascacielos sin ventanas, y sobrecogido al imaginar las ceremonias, los desfiles y los rituales que mil años atrás tenían lugar en este espacio ahora comido por la selva.

Pero aún siendo impresionantes las seis grandes pirámides ya recuperadas y limpias de la malla de ramas, raíces y lianas que las ocluía, a mi me estremecieron mucho más las que no están recuperadas, los templos y pirámides que siguen prisioneros de la selva, como montañas de vegetación con alma de bloques calizos tallados por el ser humano. Fue emocionante comprobar la tremenda fuerza de la naturaleza, capaz de recuperar en apenas mil años aquello que el hombre le robó, atrapándolo poco a poco, lenta pero inexorablemente con su abrazo de color verde hasta hacer desaparecer las huellas humanas.

Una ruta por Tikal debe acabar siempre en la pirámide IV, la de la Serpiente Bicéfala. Unas escaleras de madera (200 escalones) permiten subir hasta su cumbre, a 70 metros de altura sobre la gran ciudad ceremonial maya. Es una de esas vistas que no se olvida. El océano de árboles se pierde en la inmensidad, tan vasto e insondable como un mar de verdad. Enfrente se ve emerger entre la foresta la cúspide de las pirámides del Jaguar, la de las Máscaras y la del Sacerdote, como si fueran los castillos de popa de galeones de piedra que se alejan ciñendo los vientos por ese océano de vegetación.

Si además logramos subir en un momento en que la marabunta de visitantes no arruine el espectáculo y podemos disfrutar de las vistas en silencio y paz estaremos ante uno de esos escenarios que nos marcan de por vida.

Tikal 2

Tikal 3

Tikal 4

Algunos consejos: A Tikal se puede ir por carretera (500 kilómetros) desde ciudad de Guatemala o en avión. La temporada alta abarca Semana Santa, abril y mayo; es mejor evitar esas fechas porque hay tanta gente que se arruina la magia del lugar. En julio y agosto hace mucho calor (casi siempre lo hace), pero llegan menos visitantes. El yacimiento abre de 6 de la mañana a 6 de la tarde; la entrada cuesta 150 quetzales (15 euros). Pero pagando un extra de otros 10 euros te dejan acceder antes del amanecer o quedarte al atardecer, para ver la alborada o el ocaso desde lo alto de la pirámide de la Serpiente Bicéfala (la nº IV) con un poco más de soledad. Para alojarse, recomiendo la isla de Flores, a unos 45 minutos de las ruinas, donde está el aeropuerto; una aldea dedicada completamente al turismo, con alojamientos de todo tipo (se encuentran cuartos desde 10 dólares en adelante), muy agradable y con un malecón marítimo lleno de terrazas que recuerda un pueblecito costero mediterráneo.

Lago Atitlán
Guatemala es el corazón del mundo maya. Aunque lo que hoy conocemos por ese nombre es solo un pequeño país de apenas 108.000 km2, cuando Guatemala era la Capitanía General de Guatemala, bajo colonia española, en el siglo XVII, abarcaba desde el estado mexicano de Chiapas al norte hasta la actual Costa Rica, al sur, e incluía casi la totalidad del territorio del que un día fue uno de los imperios más poderosos de América, el de los mayas.

Por eso, pese a los recortes de territorio, la actual Guatemala sigue siendo el núcleo central de la cultura maya o de lo que queda de ella. El 51% de la población guatemalteca es indígena. Pero los mayas no eran un pueblo único, sino una federación de diversas etnias con lenguas cercanas pero no iguales. Los descendientes de algunas de esas etnias continúan viviendo aún hoy a orillas del lago Atitlán.

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16 ene 2013

Una cerveza Gallo en Guatemala

Por: Paco Nadal

Antigua
Acabo de llegar a Guatemala, un país pequeño pero lleno de cosas interesantes. He de confesar que no conocía Guatemala, así que a la excitación normal de todo viaje tengo que sumar el placer de tachar otra línea en el capítulo de pendientes.

He venido para participar en un seminario sobre medios y comunicación que organiza la OMT (Organización Mundial del Turismo, la agencia de la ONU encargada del ídem), pero me quedarán libres unos días para al menos recorrer los principales hitos del país: Antigua, Atitlán, Tikal, Chichicastenango

Esta noche duermo en Antigua, la “antigua” capital guatemalteca (la de la foto de arriba), una de las ciudades coloniales más bellas y mejor conservadas de América. Apenas he tenido tiempo de tomarme una cerveza Gallo, la más famosa del país, y dar un primer paseo al atardecer, cuando los colores del ocaso recortaban sobre malvas y almagres la silueta oscura de los volcanes aún activos que rodean la ciudad. Y me ha gustado mucho lo que he visto. ¡Esto promete!

Lo iré contando en sucesivos post, como siempre. Mañana tengo previsto seguir hacia el lago Atitlán.

¿Algún consejo de viajero? ¿lugares que no debería perderme en Guatemala?


14 ene 2013

Los turistas salvaron a los leones

Por: Paco Nadal

Leones
El viernes pasado supimos a través de diversos medios que los leones de África se encuentran en peligro de desaparición.

Según la fundación LionAid, el número de estos grandes felinos en todo el continente podría rondar los 15.000 ejemplares, cuando hace 30 años esa cifra superaba los 200.000. El asunto es especialmente dramático, siempre según LionAid, en el oeste y centro del continente, donde prácticamente ya han desaparecido.

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11 ene 2013

Elogio del cruceiro gallego

Por: Paco Nadal

Cruceiros 1
Hay cientos, miles, por toda Galicia. A lo largo del Camino de Santiago y en las más humildes y recónditas “encrucilladas” de caminos. Presiden los atrios de pequeñas iglesias rurales de sillares de granito comidos por los líquenes y el musgo o anteceden a cementerios de labrados panteones barrocos. Solitarias cruces de piedra tallada que invocan a lo sobrenatural y que conectan una tierra mágica con las almas del más allá.

Son los cruceiros, la silueta más peculiar y característica de una Galicia que aún cree en meigas y en santas compañas. Los cruceiros gallegos son herencia de los menhires prehistóricos, de los milladorios romanos y de las cruces de la evangelizada Irlanda de los siglos VI y VII. Una consecuencia de esa máxima de la sacralidad que dice que lo que es santo, es santo; por muchas religiones que se sucedan sobre ese lugar. Ya en tiempos clásicos se honraba a Mercurio, dios de los negocios y protector de los viajeros, colocando una piedra en lugares estratégicos de los caminos hasta formar milladoiros. El cristianismo no pudo con esa tradición, pero logró que se cambiara milladoiros por cruces.

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¿Tiene sentido la literatura de viajes en un mundo digital donde todo se ve a través de un cacharrito con pantalla?

Sí, sin lugar a dudas sí.

Creo que la literatura de viajes es la más elaborada forma de hacernos soñar. Soñar con ciudades, con paisajes, con ríos y montañas o con desiertos que gracias a un buen texto de viajes adoptan una forma personalizada en nuestra imaginación. Leyendo un libro de viajes hacemos nuestros esos territorios porque los idealizamos, los personalizamos y los reconstruimos solo para nosotros mismos, esos escenarios nos pertenecen. Ya sean las selvas del río Congo o las ventanas de Manhattan. Hay tantos millones de trenes chinos en los libros de Paul Theraoux como lectores tiene. Porque cada uno se construye su propio tren.

Es la magia de la literatura de viajes. En Internet, los vemos. En un buen libro de viajes, nos los apropiamos.

En colaboración con mi buen amigo Iván Marcos, cofundador del portal Leer y Viajar, uno de los tipos que más sabe de literatura de viajes, hemos elaborado una lista con 20 libros de viaje imprescindibles que deberías tener en tu biblioteca. Aunque solo fuera para soñar con mundos lejanos. Son estos:

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07 ene 2013

Diez cosas que me gustan de Grandvalira

Por: Paco Nadal

Grandvalira, inicio azul

Acabo de pasar unos días en Grandvalira, la estación de esquí andorrana, uno de mis sitios favoritos para los deportes blancos.

Grandvalira es, junto con Formigal y Baqueira, una de las tres mejores estaciones invernales de toda la península ibérica, incluyendo la vertiente francesa de los Pirineos. Incluso en algunos aspectos diría que está por encima de las otras dos. Por ejemplo, en su enorme dominio esquiable, que duplica en kilómetros de pistas al de Baqueira-Beret.

Es verdad que tiene un pequeño handicap: los atascos que se montan para cruzar el país y la frontera a la hora de regresar en un fin de semana o puente (aunque en realidad no es achacable a la estación sino a la orografía y la ubicación de Andorra como país). Pero sus atractivos superan con creces este pequeño inconveniente.

Estas son algunas de las cosas por las que recomendaría el esquí en Grandvalira:

1. La extensión de pistas: 210 km. El mayor dominio esquiable del sur de Europa. Un mini-Alpes en los Pirineos.

2. Los seis accesos diferentes. Es difícil hacer colas para subir a la estación, incluso en días masificados, porque tiene seis accesos diferentes a lo largo de la carretera que va a Francia por el puerto de Envalira.

3. Pistas muy familiares. Aunque a veces se le achaque de ser demasiado soft, el gran atractivo de Grandvalira es precisamente la gran cantidad de pistas fáciles y medias que tiene, muy apropiadas para el esquí familiar y para todos los niveles. Este año de todas formas han abierto nuevas zonas de freeride, snowpark y fuera de pistas controlados para los pirados de la adrenalina.

Grandvalira, pessons

4. Una comida en el restaurante Llac de Pessons. Es mi sitio favorito de la estación. Una cabaña de piedra y madera, antiguo albergue de montaña reconvertido en restaurante, junto al lago helado de Pessons y rodeada de un soberbio circo de piedra. Te tomas una escudella y un trinxat allí… y bajas rodando por las pistas

5. Un relax en el Sport Wellnes Mountain Spa, de Soldeu. Una delicia de balneario: muy limpio, con instalaciones de lujo, supercálido y con circuito de aguas, jacuzzis, saunas, baño turcos, frigidarium, etc. La mejor forma de acabar un día de esquí.

6. Una bajada entre bosques hasta Soldeu o El Tarter al atardecer. La zona baja de esta parte de la estación está llena de bosques; atravesarlos a última hora, cuando cierra la estación, por la pista Os o por la Gall de Bosc, de vuelta al aparcamiento es una gozada (¡sobre todo si has dejado que pasen antes las docenas de debutantes atrevidos que se atascan en las bañeras haciendo la cuña!).

7. La restauración en pistas. La estación mima mucho el servicio de comidas en pistas; primero para diversificar y que no haya colas, y segundo para ofrecer restauración para todos los gustos. Hay desde bocadillos y pizzas a restaurantes gastronómicos con mucho charme, como el de Solanelles, el de Gall de Bosc o la nueva arrocería del Pla de Riba Escorxada o el Chillout Tapas Bar de El Tarter.

8. Un vodka en el Vodka-bar. Este año han inaugurado un bar de cócteles (y no solo de vodkas) en el sector Grau-Roig, donde practicar esa afición tan alpina que es el apreskí con las botas de esquiar puestas.

9. Un descenso a saco por la pista Avet. Está en el sector Soldeu y fue la utilizada durante las pruebas de la Copa del Mundo Femenina de Esquí Alpino del año pasado. Si te va la marcha, esta es tu pista.

10. Salir con las máquinas retrac a arreglar las pistas. Entre las muchas actividades alternativas que ofrece Grandvalira una de las que más recomendaría es la de salir de copiloto en una de las 12 máquinas retrac que preparan las pistas una vez que ha cerrado la estación. ¡Una visión insólita y muy sorprendente de la trastienda de una estación invernal!

Grandvalira, retrac

 

04 ene 2013

Carta de un viajero a los Reyes Magos

Por: Paco Nadal

Reyes Magos
Estimado Melchor, Gaspar y Baltasar:

Este año creo que he sido bueno, por lo que espero me traigáis muchos viajes. Pero además, y sin ánimo de abusar, me gustaría pedíos:

-Que viajar nos haga de verdad más tolerantes, y que no sea solo una frase tópica.

-Que el turismo siga siendo un motor de la economía mundial, pero que sus beneficios repercutan en las poblaciones locales, y no en los ricos de siempre.

-Que los turistas sigan moviéndose por el mundo, pero que no contribuyan con sus actos y exigencias a homogeneizar las civilizaciones ni a aculturizar pueblos enteros.

-Que como decía Saramago, el objetivo de cada uno de nuestros viajes sea el inicio de otro nuevo.

-Que no nos frían a tasas, a subidas de combustibles, a cobros por pago con tarjeta, a comisiones de cancelación, a impuestos añadidos y sin añadir, a propinas obligatorias, a extras… Que los turistas no somos el nuevo rey Midas.

-Que las dictaduras acaben y que sus ciudadanos puedan conseguir un pasaporte y moverse libremente por el mundo, ya que es su derecho.

-Que los turistas viajen para aprender, conocer y entender, y no para confirmar sus prejuicios.

-Que como decía Kavafis, el viaje sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias.

-Que viajar no sea tan caro y lo pueda hacer más gente

-Que nadie me martirice más tratando de explicarme por qué él (o ella) es viajero y no turista.

 

PD. Y ya puestos a pedir: que hagan los aviones con más espacio entre los asientos, que no nos jodan tanto con los trámites de aduana en los tránsitos en EEUU, que nombren al Dalai Lama nuevo consejero delegado de Ryanair, que el agua con gas del minibar de los hoteles no cueste un ojo de la cara, que alguien le diga a los turistas que no es necesario ir siempre con unas bermudas y una camisa de flores, que en los aviones bajen el aire acondicionado, que la comida de los aeropuertos no sea tan mala, que haya papel higiénico en los baños de las gasolineras y bares de carreteras…

En fin, majestades. Ya ven, por pedir, que no quede. Ustedes me traen lo que puedan, aunque haya que pagarlo. Que por aquí ya estamos acostumbrados a los recortes.

 

El Viajero: Guía de Viajes de EL PAÍS

Sobre el blog

Un blog de viajes para gente viajera en el que tienen cabida todos aquellos destinos, todos aquellos comentarios, todas aquellas valoraciones que no encontrarás en otros medios.

Un espacio abierto a la participación con información diaria y actualizada sobre países y ciudades, alojamientos, transportes, gastronomía, rutas, ideas para ahorrar dinero o para gastárselo en lo mejor en lo que uno puede invertir su tiempo: en viajar. Todo contrastado y analizado en primera persona.

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Sobre el autor

Paco Nadal

Paco Nadal es viajero-turista antes que periodista y culo inquieto desde que tiene uso de razón. Estudió Ciencias Químicas pero acabó recorriendo el mundo con una cámara y contándolo. Escribe en EL PAÍS sobre viajes y turismo desde el año 1992. Es también escritor y fotógrafo, colabora con la Cadena Ser, además de presentar series documentales en diversas televisiones.

Último libro

El cuerno del elefante, un viaje a Sudán

El cuerno del elefante, un viaje a Sudán

Un relato trepidante por unos de los destinos menos turísticos y más inseguros del mundo. Un viaje en solitario lleno de emoción y melancolía a lo largo de una región azotada por constantes guerras y conflictos étnicos. Un viaje plagado de sentimientos que consigue conectar al lector con los sufrimientos y las esperanzas de África.

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