Oasis de cúpulas doradas. La ruta de la Seda. Mil y una noches. Caravanas y caravanserais. Todos los elementos que el imaginario colectivo adjudica a las estepas del Asia Central están aún presentes en dos ciudades históricas de Uzbekistán no siempre bien conocidas por el público general: Bujara y Jiva. Dos ciudades-oasis de panzudas cúpulas, de mausoleos de adobe y altivos minaretes, de madrasas coránicas y mezquitas recubiertas de azulejos vidriados. Dos urbes en la llanura uzbeka donde se ha conservado la impronta de un pasado glorioso como paradas intermedias de la más larga y famosa ruta comercial de todos los tiempos: la ruta de la Seda.