Paco Nadal >> El Viajero

08 feb 2013

Nieve, esquí y 'schnapps' por un tubo en St. Anton

Por: Paco Nadal

Esquí en St Anton
Si algo me sorprendió la primera vez que vine a esquiar a Austria fue la costumbre del apreski. Buscar un poco de fiesta, unas copas y lo que se tercie después de un buen día de esquí es un clásico en todo el mundo. Pero lo normal es irse al hotel, darse una ducha y luego salir a cenar y de fiesta. En Austria no. Aquí empiezas a beber a las tres de la tarde, vestido de esquiador, en bares a pie de pista… y tres horas después sigues en el mismo bar, con una considerable sobredosis de schnapps y cerveza, bailando sobre la barra abrazado a cualquier desconocida/o en un fiestón que me río yo de los carnavales de Río de Janeiro. Hasta se te olvida lo que aprietan unas botas de esquí. Bueno pues la estación de esquí de St Anton, en la región tirolesa de Arlberg, es la capital del mundo mundial del apreski "austrian-style”. Y el Mooserwirt bar, el templo de la perdición.

 

Apresesquí en St Anton
Hacía tiempo que no veía un fiestón tan mogollónico ni tanta hormona veinteañera desbocada como en el Mooserwirt, el mítico local de St. Anton. Dicen que es el bar de apreski que más cerveza tira del mundo: unos 1.500 litros diarios; hay un empleado en el sótano encargado solamente de cambiar barriles de cerveza; y creo que no da abasto. ¡Estos austriacos beben cerveza como si el mundo fuera a acabar mañana! Tampoco está nada mal el ambiente del Taps, otro célebre bar de apreski en la zona de Nasserein.

A las nueve de la noche, con un considerable nivel etílico, la peña se pone los esquís o la tabla de snowboard y baja (o trata de hacerlo como puede) los últimos 200 metros de pista que quedan hasta el pueblo. Es el momento más peligroso del día, más que una travesía fuera pista y en una ladera llena de aludes. Hay algunos/as que no sé cómo no se matan en el intento.

Constatado que uno de los atractivos de St Anton es su buen ambiente nocturno (no me extraña que la estación esté llena de gente joven) diré también que además, es un gran domino para disfrutar del esquí alpino en uno de los entornos más bellos del Tirol. Con el mismo pase tienes acceso a St Anton y otras seis estaciones más, incluidas las de Lech y Zürs. En total, 280 kilómetros de pistas.

En St Anton hay descensos para todo tipo de esquiadores, pero la disfrutarán mucho más aquellos que tengan un cierto nivel porque la mayor parte del dominio son pistas rojas y negras muy cañeras. Pero St Anton es sobre todo un paraíso para los fuera de pistas: hay docenas y docenas de posibilidades, muchas laderas vírgenes, recorridos entre bosques, travesías y excursiones míticas como la que lleva desde lo cima del Valluga (2.811 mts), el pico más alto de la estación, hasta la vecina localidad de Zürs, donde se empalma con la estación de Lech. ¡Todo un mundo de nieve virgen y parajes espectaculares para esquiadores con nivel! Si no conoces bien la zona es más que aconsejable hacer la travesía con guía; el riesgo de aludes es muy alto. Es imposible hacerla en sentido inverso, así que para volver hay que coger el ski-bus que une continuamente el domino de St. Anton con el de Lech-Zürs.

Para debutantes se recomiendan las pistas de Mulden, Nasserein y Kindisfeld, pegadas al pueblo de St. Anton. Quienes busquen pistas azules fáciles tienen la 5 (Osthag) y la 4, en la zona de St Anton, y casi toda la zona de Rendl, en la montaña de enfrente, un área muy amplia y abierta cuyas pistas desembocan siempre en el restaurante, a la salida del teleférico. De las negras, la más recomendable es la 35, que se usó para una prueba del Campeonato del Mundo de descenso (se accede por la silla Kapall); también la 22 y la 25, con acceso por la silla Nasserein. Y la 2 y la 10 en la zona de Galzig.

Un estupendo hotel: el Valluga (hablan español porque el dueño tiene otros dos hoteles en Mallorca).

Para cenar: en la calle principal hay restaurantes de todo tipo, incluidas pizzerías económicas y un bar de tapas español (La Bodega); aunque la mayoría de alojamientos funcionan en régimen de media pensión.

Si te va el apreski más tranquilo: el spa-wellnes municipal (www.arlberg-well.com), con piscinas climatizadas exterior e interior, sauna, baños turco, etc.

Apresesquí en St Anton-2

 

 

Hay 7 Comentarios

Si eres de esquiar y desconectar (y a veces no en ese orden...) y por supuesto no te preocupan las aglomeraciones, échale un vistazo al Mooserwirt: http://www.mooserwirt.at/en/mooserwirt.html

Yo me conformaba con esquiar como el de la foto.

Te salió un post de Antropología, investigando las costumbres locales, jaja...Muy descriptivo. Yo me apunto al apreski de la sauna, me apetece más.
Un brindis, sin schnapps

Madre mia la de de tortazos que debe haber en esos últimos metros. Parece que la gente va más por las cervezas y el cachondeo que por esquiar. Una entrada muy original y con tu sello, me gusta.
http://pasosypedales.blogspot.com.es/

Interesante el "apreski" para tomar "schnapps", después de hacerte un "snowboard", en la capital mundial del "austrian-style”.
Interesante.
No es una crítica, que conste. A mí me hubiera pasado lo mismo describiendo el mundo-ski: demasiados términos intrusivos en nuestro lenguaje, como en la informática, pero........ ¿enriquecen o envilecen nuestro castellano?.
No sé, no sé.
Un abrazo, canalla esquiador.

El après-ski es un término francés, y efectivamente son esas cervezas que te tomas, aún con la ropa de ski, (y algunos con las botas), al bajar de ls pistas. El ambiente la música, el frío, junto al atardecer entre montañas lo convierten en algo surrealista y casi màgico...


http://www.lovingswitzerland.com/2013/01/villars-ski-switzerland.html

Doy fe que las fiestas en St Anton son insuperables. Estuve hace tiempo alli y aun lo recuerdo. Esos bares son muy populares en las estaciones de Austria.

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Sobre el autor

Paco Nadal

Paco Nadal es viajero-turista antes que periodista y culo inquieto desde que tiene uso de razón. Estudió Ciencias Químicas pero acabó recorriendo el mundo con una cámara y contándolo. Escribe en EL PAÍS sobre viajes y turismo desde el año 1992. Es también escritor y fotógrafo, colabora con la Cadena Ser, además de presentar series documentales en diversas televisiones.

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