Paco Nadal >> El Viajero

01 jul 2013

El día que por fin conocí a un gran viajero de verdad

Por: Paco Nadal

Con Fernando
Los buenos viajeros no abundan. Sin embargo, te puedes tropezar con uno en el sitio más insospechado. Y yo he tenido la suerte de conocer a uno. Se llama Fernando y lo acabo de descubrir en Tailandia.

Acabo de volver de este país asiático donde he estado acompañando a un grupo organizado por Cadena Ser Viajes. Ha sido un viaje maravilloso y sobre todo, un grupo de gente maravillosa; buen rollito, viajeros con ganas de conocer y descubrir y mucho buen humor. Pero entre ellos había además una persona excepcional: Fernando.

De Fernando me hablaron por primera vez los agentes de Cadena Ser Viajes que gestionan las reservas de estas salidas especiales en las que yo acompaño al grupo de oyentes. “Llámalo por teléfono para darle instrucciones; no podemos enviárselas por email, como tampoco el resto de documentación, porque nunca ha usado internet”.

Le llamé a un móvil y fue entonces cuando me enteré que Fernando era agricultor en un pueblo de Castilla-León, que el mismo trabajaba las más de 100 hectáreas que tenía, que en sus cincuenta y tantos años de vida jamás había montado en avión, que jamás había tenido un pasaporte y que jamás había salido al extranjero, exceptuando un viaje familiar a París. Le expliqué como llegar a la terminal 4 de Barajas y me dijo que lo identificaría porque vestiría una camiseta del Barcelona. “¡Dios mío!”, pensé para mis adentros, “menudo viaje me va a dar este hombre”.

Fernando apareció efectivamente vestido con los dos elementos que le caracterizarían a lo largo del viaje: su camiseta del Barcelona y una eterna y sincera sonrisa. En la exigua maleta (mucho más exigua que la mía) llevaba también unas inmensas ganas de ver, conocer y aprender. Solo que yo en ese momento no lo sabía.

Entró en el avión de Thai Airways como un niño entraría por primera vez en Disneylandia: feliz y absorto con cada detalle, disfrutando de su bisoñez en ese tipo de situaciones, tocándolo todo, maravillándose con cada cosa que veía. Y con esa actitud positiva siguió todo el viaje. Poco a poco se fue convirtiendo en el alma del grupo, en el tipo alegre y dicharachero que anima los momentos de bajón.

Poco a poco fui también conociéndolo mejor: era un lector empedernido, un hombre comprometido con muchas causas solidarias y con una desmedida afición por los documentales de naturaleza y animales. Nunca había salido de su pueblo, pero sabía de leones, de tiburones, de ecosistemas, de selvas y desiertos y del funcionamiento del cuerpo humano.

  Con Fernando 2

En todos los años que llevo viajando y compartiendo viajes con otras personas creo que nunca he visto a nadie capaz de disfrutar tanto de cada minuto del día como Fernando, ni de agradecer tanto por las cosas que estaba viendo, por los momentos que estaba disfrutando. Se extasió con el tamaño de los rascacielos de Bangkok, flipaba con las selvas que rodeaban los ríos que recorríamos en barca, con la cantidad de agua que anega las zonas bajas de Tailandia, saboreó cada mercado que vimos, apreció cada templo y se fotografío con cada monje budista que nos tropezábamos. Y siempre decía: “¡Qué bonito, qué maravilla!”.

Fernando no sabe nadar, pero fue el primero que se apuntó a hacer snorkel en los arrecifes de Koh Tao. Le puse un chaleco salvavidas, le expliqué cómo se respiraba con un tubo y unas gafas (jamás lo había hecho) y los fui llevando de la mano por los arrecifes mientras alucinaba viendo los corales, los peces y los nudibranquios que tantas veces había visto en los documentales. Cada poco se me ahogaba porque le entraba agua al tubo y sacaba la cabeza como una tortuga en apuros buscando un poco de aire y aún así, entre bocanadas, estertores y tragos de agua salada, aprovechaba para decirme: “¡Qué bonito, qué maravilla!”.

Al día siguiente venció todos sus miedos e hizo un bautizo de buceo; estoy seguro de que es el hombre de su generación que más profundo ha estado de todos los vecinos de su pueblo y los pueblos de su comarca. En 12 días no le vi un mal gesto ni un bajón de humor. Aceptó los contratiempos que surgen en un viaje con la misma sonrisa y buen talante. Estuvo siempre dispuesto a ver cosas nuevas, a vivir nuevas experiencias y a todas les sacó una enseñanza.

Y así, poco a poco, también yo fui aprendiendo de él. Aprendí que Fernando, el agricultor de un pueblo de Castilla y León que nunca había tenido un pasaporte, reunía en realidad todas las cualidades de un gran viajero: afrontaba las adversidades con buen humor, estaba dispuesto a renunciar a comodidades a cambio de vivir nuevas experiencias, actuaba con humildad y tenía la fuerza de voluntad suficiente para romper límites con tal de descubrir otros mundos.

Hay quienes se las dan de grandes viajeros porque han estado en no se cuantos países, porque tiene un blog de viajes, porque han escrito algún libro o porque han visto mucho mundo pero siempre en hoteles de cinco estrellas.

Creedme, Fernando les da mil vueltas a la mayoría de ellos. Es uno de los pocos tipos con los que me iría a cualquier viaje con los ojos cerrados.

Hay 27 Comentarios

De tan sólo leer cómo es Fernando me han dado ganas de conocerlo. Suerte conocer alguien así en un viaje porque de lo contrario también te lo pueden amargar! Un saludo

Una fantástica entrada, me trae buenos recuerdos Fernando, recuerdos de algunas emociones nuevas vividas durante muchos momentos de nuestros viajes, estoy deacuerdo en todo contigo y me sumo a los comentarios que has recibido. Viajero es el que disfruta del viaje simplemente, independientemente de sí las cosas vienen siempre de cara o no

Qué majete!!!

Me hubiera gustado mucho conocerle en nuestro viaje a Jordania, espero que coincidamos en el siguiente al que pueda ir.

Un besazo!

Paco, eres un privilegiado por tener la suerte de conocer a una persona como Fernando. Gracias por escribirlo.

Esta historia me ha recordado la frase la belleza esta en los ojos del que mira.Y tambien, que debe ser maravilloso viajar contigo como guia ,espero que continues haciendo viajes y maybe another day ,compartirlo.
Un abrazo y muchismas gracias

Ojalá tod@s conozcamos alguna vez a algún "Fernando"...

Qué manera más bonita de arrancarme una sonrisa esta mañana de Julio!. muchas gracias..por el texto, pongamos un viajero en nuestra vida con esas ganas de vivir y de disfrutar de pequeños detalles..en vez de lamentarnos todo el santo día por aquello de ansiamos y que nunca conseguiremos..una buena lección y gran dosis de alegría..inmensamente agradecida..

SALUDOS PACO DESDE KOH TAO Y A TODOS LOS LECTORES DEL BLOG ..LA VERDAD ES QUE DESDE LA ESCUELA Y YO EN PARTICULAR SUBSCRIBIMOS 100 % TODO LO COMENTADO .. FERNANDO FUE ( TODOS LOS FUERON ) UN EJEMPLO DE BUEN HUMOR , SENCILLED Y UN EJEMPLO PARA TODOS DE SEGUIR TENIENDO LAS GANAS DE DESCUBRIR COSAS NUEVAS

PACO NOS VEMOS CUANDO QUIERAS EN KOH TAO
UN BARAZO DE TODA LA FAMILIA DE IHASIA KOH TAO

Me recuerda a una personaje parecido que conocí en un viaje a India y Nepal. Este era taxista madrileño, acababa de vender la licencia de taxi y jubilarse y en vez de disfrutar los milloncejos, había decidido viajar todo lo que no había viajado trabajando el taxi 12 horas al días
6 días a la semana durante tropecientos años. Había comprado sólo un carrete de 24 fotos (esto fue hace 20 años) y me decía que no quería que hacer fotos le hiciera perder nada del "que bonito, que maravilla"

Cada vez que puedo te leo, pero este comentario tuyo a sido uno de los que mas me enseñaron con respecto a una persona viajera de verdad

Precioso post y también dice mucho de ti Paco, que has sabido reconocer a esta persona como el viajero de verdad.

Que grande que haya gente como Fernando, olé por él!! Estupenda historia :)

También te irías de viaje -seguro, seguro- con un 'mochilero leonés' que conoces.
Y que, además, cumple tus premisas: "afronta las adversidades con buen humor, esta dispuesto a renunciar a comodidades a cambio de vivir nuevas experiencias, actua con humildad y tiene la fuerza de voluntad suficiente para romper límites con tal de descubrir otros mundos".
Debe de ser patrimonio de esta tierra que 'nos' vio nacer (ji).
Un abrazo, campeón.

No sabemos la cantidad de buena gente que hay por el mundo, y como decimos nosotros no es mejor viajero el que mas viaja, sino el que mas disfruta viajando ;)

Qué grande Fernando! Y qué suerte haberte cruzado con él. Personas con este espíritu, humildad y ganas de saborear cada instante no abundan. Un artículo fantástico y emocionante!

Fantástica historia Paco. Tienes suerte de saber apreciar las virtudes de este tipo de personas. Dice mucho de ti ;)

Grande Fernando, aunque viajar contigo Paco, tiene que ser tarea fácil.
Gracias por compartir esta bonita historia.
Un abrazo viajero de los 3 desde Korea!!

Delicioso artículo! Grande Fernando!

Q historia mas bonita!! Todos deberiamos aprender de la humildad,cultura y superacion de Fernando!!

Lo has contado tan bien que me he emocionado! W los viajeros del alma :-)

Una gran historia Paco! Gente como Fernando no abundan en los viajes... pero ojalá todos los compañeros de experiencia fueran tan vitales y positivos ;)

Vitalidad, energía, humildad y bondad; Fernando será un agricultar de cincuenta y tantos en sus ratos libres, pero en realidad es un niño.
http://pasosypedales.blogspot.com.es/

Increíble historia la de Fernando. Muy grande :)

Buena entrada. A mi me gusta mucho viajar y así conocí a la mujer de mi vida: http://xurl.es/1kf3v

Qué grande! :)

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Sobre el autor

Paco Nadal

Paco Nadal es viajero-turista antes que periodista y culo inquieto desde que tiene uso de razón. Estudió Ciencias Químicas pero acabó recorriendo el mundo con una cámara y contándolo. Escribe en EL PAÍS sobre viajes y turismo desde el año 1992. Es también escritor y fotógrafo, colabora con la Cadena Ser, además de presentar series documentales en diversas televisiones.

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El cuerno del elefante, un viaje a Sudán

El cuerno del elefante, un viaje a Sudán

Un relato trepidante por unos de los destinos menos turísticos y más inseguros del mundo. Un viaje en solitario lleno de emoción y melancolía a lo largo de una región azotada por constantes guerras y conflictos étnicos. Un viaje plagado de sentimientos que consigue conectar al lector con los sufrimientos y las esperanzas de África.

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