Siete policías pakistaníes han muerto y otro ha resultado gravemente herido cuando protegían a un turista español, Francisco Javier Colorado Soriano, un madrileño de 27 años que cruzaba en bicicleta la zona norte de Pakistán, fronteriza con Afganistán.
Soy el primero en reconocer que si hiciéramos caso a la lista de países no recomendables que publica el Ministerio de Asuntos Exteriores español no podríamos viajar a la mitad del planeta porque esa lista es demasiado tremendista e irreal. Soy el primero en defender la libertad individual de cada persona para decidir sus actos y entiendo que no se puede eliminar el factor riesgo de muchas de nuestras actividades, porque sencillamente habría que eliminarlas. Vivir ya es en sí un riesgo. Y viajar, más aún.
Yo mismo he viajado por zonas que otros considerarían inseguras y que para mí no lo eran. Y espero poder seguir haciéndolo. La frontera del sentido común es muy difusa. Y en muchas ocasiones, países estigmatizados en los medios de comunicación como peligrosos e inseguros de forma casi rutinaria y sin más comprobaciones por quien escribe la noticia, son luego sobre el terreno lugares llenos de gente encantadora donde no ocurre nada, o al menos no tanto como las alarmistas portadas de los medios nos quieren dar a entender.
Pero en un caso tan dramático como este con siete muertos, siete familias destrozadas, uno no puede por menos que preguntarse:
¿Qué diablos hace un tipo solo y en bicicleta cruzando por una de las zonas más peligrosas y violentas del mundo?
¿No se le ocurrió pensar que si Baluchistán está sumido en una ola de atentados que el año pasado dejó 600 muertos, lo más sensato hubiera sido cruzar por otro lado? ¿Debería ser responsable de la decisión tomada?
No pretendo emitir un veredicto, sino generar un debate. Lo he hablado con otros colegas de profesión y con viajeros curtidos y hay opiniones para todos los gustos.
¿Es lógico que Francisco Javier Colorado diga que va a seguir su viaje como si nada hubiera pasado?
¿Hasta dónde llega la responsabilidad de un turista cuando el resultado de sus acciones, libremente tomadas, termina con siete muertos?
¿Dónde termina la libertad personal y empieza la seguridad de las personas que tendrían que venir a rescatarnos si hay problemas?
No es un tema fácil ni claro. Por eso me gustaría saber vuestra opinión.
AÑADIDO POSTERIORMENTE POR EL AUTOR:
Ocho días más tarde de este confuso episodio, Javier Colorado emitió un comunicado y colgó un vídeo en su blog narrando su versión de los hechos. Versión que contradice por completo la oficial. Según él -y así se aprecia en el vídeo- una bomba estalló al paso de un autobús de pasajeros, pero él iba en otra camioneta con dos policías que no sufrieron ningún daño. El único herido leve fue el propio Javier, por una granada que estalló más tarde al paso de esa misma camioneta.
Aunque este periódico ya recogió su versión y publicó el vídeo en su edición digital me parece de justicia y necesario para el debate añadir también en este post ese vídeo de Javier Colorado, que según él desmonta la narración oficial de Asuntos Exteriores.
Aquí podeís ver el vídeo que colgó en su portal de Youtube