Paco Nadal >> El Viajero

21 ene 2015

El día que comí hormigas culonas

Por: Paco Nadal

Comiendo hormigas culonas
En los viajes siempre me ha sido de utilidad el refrán: “Allá donde fueres, haz lo que vieres”. Y además –añado yo- come de lo que hubiere. Pero a veces no es tan fácil seguirla.

Estoy en Barichara, en el departamento colombiano de Santander, y aquí el mayor placer gastronómico, el delicatesen nacional, son... las hormigas. Las culonas, para más señas. Un pedazo de insecto del tamaño de una abeja (llega a 2,5 cm. de longitud) con el culo más en pompa que Beyoncé y un sabor que enloquece a los santandereanos y hace temblar a los forasteros.

Hormigas culonas 2

Así que para no ser descortés con mis anfitriones, fui a comer a la Fundación Escuela Taller de Barichara, y allí pedí para acompañar el plato principal una ración de hormigas culonas (hacen salsa también con ellas, pero eso es de nenazas: ¡hay que comerlas enteras!).

¿Qué se siente? Pues cuando muerdes la primera piensas: “uuummmm, no están tan mal… o al menos no saben a rayos”. Es como morder un cacahuete muy frito. A la segunda ya empiezas a sacarles un saborcillo raro entre la profusión de tostados. Con la tercera tu subconsciente sale del marasmo y empieza a enviarte señales de alerta: “¡Ojo, son insectos! ¡Atención, te estás comiendo una hormiga, muy grande además! ¡Al loro, tío; de esto no se come ni en tu casa ni en tu cultura!”.

El caso es que a la cuarta, aunque reconoces que no están malas y que no saben a hormiga (¿a qué sabe una hormiga, por cierto?) tu cerebro le ha quitado ya el mando de la operación al sentido del gusto y manda órdenes de parar ipso facto o vomitar. Pueden más los prejuicios histórico-culturales que su sabor real.

Así que para pasar la quinta hormiga culona tiré de la cerveza Club Colombia que había preparado hábilmente a mi lado y de un trago me bebí medio litro de espumeante cebada fermentada que se llevó por delante todo rastro de hormiga desde mi esófago hasta el duodeno.

“Listo compañeros. Ya les he probado. Yo ya he cumplido. ¿Dónde está ahora mi solomillo?”

Hormiga culona

Conclusión: las hormigas culonas son típicas del departamento de Santander, en Colombia, muy en especial de las localidades de Barichara y San Gil, y merece la pena probarlas. Fueron una fuente de proteínas muy importante para las poblaciones precolombinas. Las venden incluso en bolsitas de a 10.000 y 20.000 pesos y (4 y 8 euros) en puestos callejeros, para comerlas como si fueran pipas.

Pero sobre todo merece la pena interesarse por su curiosa forma de organización y por cómo las recolectan. Las reinas son las grandes hormigas ponedoras, las culonas, que solo salen del hormiguero una vez al año en temporada de lluvias (abril-mayo). Las jornadas previas hay una gran actividad en los pueblos de Santander tratando de acertar con el día y la hora a la que saldrán, porque solo tendrán un par de horas para recolectar todas las que se vayan a comer en un año.

Cogerlas es además un riesgo: las muy canallas tiene unas tenazas que cortan la carne y te atacan como kamikazes para protegerse. ¡Es una batalla épica para la que hay que tener preparación; si no, acabas como si te hubiera afeitado Eduardo Manostijeras!

Podéis aprender más de la interesante vida de la hormiga culona en esta web. Más datos sobre la hormiga Atta laevigata en Wikipedia.

Hay 19 Comentarios

Un punto de vista diferente de este delicioso manjar:

https://hormigaculona.wordpress.com/2011/10/29/hormiga-culon/

Realmente pense que leer tu blog seria interesante, sobre todo por las apreciaciones de lo q de mi Pais Colombia podia usted hacer, A esta fecha imagino que lleva una buena parte recorrida y habra encontrado que ademas de ser un pais de hermosisimos paisajes, excelentes personas,, tambien somos un pais que merecemos respeto. http://www.hotsnapbackhatssale.com

Lorena, Ud. ve donde quiere ver; el resto, solo vemos el reflejo del plástico (de la luz) paralelo al que se ve en el cuerpo de la hormiga. O sabemos mucho menos que Ud. acerca del polvo en cuestión y sus apariencias, o quizás está Ud. algo sensibilizada. El Sr. Nadal es siempre más que moderado y muchas veces en exceso, en aras de la "corrección política".

Soy colombiano, y nunca he probado una hormiga de esas (de hecho, creo que nunca las he visto de cerca). La gente tiende a generalizar, pensando que esto se come en todo el país. La oferta gastronómica en Colombia es mucho más variada y rica. Con lo de las hormigas nos ponen al nivel de los países asiáticos en rarezas, cuando es algo minoritario, aunque llamativo, no lo voy a negar.

Realmente pense que leer tu blog seria interesante, sobre todo por las apreciaciones de lo q de mi Pais Colombia podia usted hacer, A esta fecha imagino que lleva una buena parte recorrida y habra encontrado que ademas de ser un pais de hermosisimos paisajes, excelentes personas,, tambien somos un pais que merecemos respeto. y esa ultima foto que anexo al blog relacionado con las Hormigas Culonas me parece fuera de contexto, esa foto en la que se ve una hormiga culona en medio de una fila de polvo deja mucho que decir de usted. o es lo que ha encontrado en su recorrido??

las hormigas culonas son un clásico en Colombia, sobre todo en la época de semana santa, aunque no lo único extraño que probé yo por allá, mirad: hormigas, gusanos, cobayas, huevos de cocodrilo: http://www.losmundosdehachero.com/viaje-gastronomico-cosas-que-nunca-debi-de-comer/

¡Muy bien! Yo también practico lo de allá donde fueres haz lo que vieres... El turismo gastronómico es lo mejor para hacer inmersión en una cultura. Un guía de la selva en Costa Rica me contó que tenemos una enzima que metaboliza los insectos y nunca la usamos (los occidentales, digo), pero si nos perdíamos lo mejor que podíamos hacer era comer termitas, para no envenenarnos con plantas y con insectos.
Yo, lo más raro que he probado, la carne de ballena, típica de Islandia. No me gustó demasiado... Un abrazo de la cosmpolilla (http://lacosmopolilla.com/)

A mi no me gustan nada las hormigas culonas, demasiado light y mucha fibra, prefiero el mute santanderiano con carne rica que se pueda palpadear, soy más de la comida tradicional y algo más suculenta, lo otro no se acerca ni a aperitivo, es como si estuvieras comiendo pipas.

Uff mira que nos gusta viajar y ver lo que hace la gente local, pero lo de comer según que cosas lo llevamos muy mal...
http://www.laaventuradejuls.com

Que asco, pero todo es una simple cuestión de educación http://goo.gl/YeiFLf

http://libretadeapuntes.com/archivos/40440/

esto y más es colombia, y cuando se acabe el agua ni piensen en venir por aqui.

Xenofobos racistas

que con la cara que pone parece que comiera mierda, patirajado

¿Que las ostras no saben a nada? ¿Las ha probado usted alguna vez? No creo.. Y si, en Colombia al solomillo se le llama "lomito " o "lomo fino" ¿Y? Es un medio español que escribe, fundamentalmente, para españoles a los que, en realidad, poco o nada les ilustra cómo se llame el solomillo en Colombia o en la China. Es usted bastante mal educado, por cierto,

A ver paco no seas nenaza, o acaso en españa no se comen langostinos , u ostras que no saben a nada, y esa cara de gilipollas no se te quita ni a palos.

Por cierto el termino solomillo no se usa en colombia y ademas son afrodisiacas

Yo me he comido una amiga culona, pero con esa asquerosidad no me atrevo.

Que asco por dios xDD

Nada, nada. Lo mío fue más interesante, sabían a 'chochos'. Elegiste el lugar equivocado para la experiencia. Un abrazo, crack.

Además del impacto cultural evidente, es que no tienen ningún valor gastronómico. "Saben como a mani" Pues ¡coño! come maní. Pero es evidente que los frenos culturales mandan, siempre recordaré la cara de unos canadienses viéndonos devorar unas maravillosas angulas a la bilbaína...tremendo. Y qué decir de los increíbles percebes....
Para terminar los bravos gourmets santandereanos saben que las mejores hormigas culonas se recogen ¡en el cementerio!

Yo las probé, y no me gustaron. pero como dices, debe ser más un problema de costumbres.

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Sobre el autor

Paco Nadal

Paco Nadal es viajero-turista antes que periodista y culo inquieto desde que tiene uso de razón. Estudió Ciencias Químicas pero acabó recorriendo el mundo con una cámara y contándolo. Escribe en EL PAÍS sobre viajes y turismo desde el año 1992. Es también escritor y fotógrafo, colabora con la Cadena Ser, además de presentar series documentales en diversas televisiones.

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