Estoy en Cartagena de Indias, Colombia. Pero hoy no os voy a hablar de esta famosa ciudad (lo haré en los siguientes post) sino de una excursión que os recomiendo encarecidamente hacer si estáis por aquí. Se trata de San Basilio de Palenque, un pueblo afrocolombiano a una hora de Cartagena cuyos habitantes son descendientes de los esclavos negros que llegaron para trabajar en las plantaciones de la colonia.
Palenque es pueblo feo tirando a horroroso, con sus calles de tierra y polvo y su arquitectura de chapa y bareque a medio terminar. ¿Qué sentido tiene entonces la visita, estando en una de las más bellas ciudades de arquitectura colonial de América?
El valor de Palenque está en sus gentes y en su cultura. Pura antropología en directo. Palenque es el pueblo de la costa colombiana que mejor y más genuinamente ha conservado la herencia de aquellos cimarrones que se rebelaron contra la esclavitud de la época colonial.
Su cultura se basa en 4 pilares: la música (que suena estridente en todo el pueblo, a todas horas), la medicina tradicional, la ritualidad (un funeral por ejemplo dura 9 noches, una por mes de gestación que tuvo el finado, y se celebra con mucha música y escenificaciones a Yemanyá y Oyún) y por último, la lengua palenquera; una mezcla de español, portugués y lenguas bantúes del occidente de África. Por todo ello, la cultura palenquera fue declarada Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad en 2005.
Si vais a Palenque os recomiendo contratar a un guía local que os meta en las casas y os presente a sus vecinos. Personajes como La Burgos, la portavoz de la Agrupación de Alegres Ambulancias (mujeres que venden dulces con su cesto en la cabeza y que tiene tanta gracia y salero que cuando llegan todo el mundo se aparta –como con las ambulancias- para dejarles paso porque monopolizarán la reunión). O como el gran Rafael Cassiani, músico de 80 años fundador del Sexteto Tabalá, una de las más conocidas bandas musicales palenqueras.
A ambos, y otros personajes locales, los fotografíe esta mañana en sus casas. Son la verdadera esencia de Palenque. La razón por la que visitar este pueblo feo, feo. Para ver palacios y lujosas iglesias ya está Cartagena.