Acabo de regresar de una ciudad alemana en la que nunca había estado y en la que sin embargo todo me resultaba familiar. La había visto en The Grand Budapest Hotel, en La ladrona de libros, en El lector o en Malditos bastardos. La pequeña, encantadora y desconocida Görlitz es uno de los set de rodaje favorito para las grandes superproducciones en Europa.