Paco Nadal >> El Viajero

26 may 2016

12 delicias alimentarias que a ti te harían vomitar

Por: Paco Nadal

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Una lectora me reprendía hace poco, en tono amigable, porque incitaba a comer carne de foca durante un viaje a Groenlandia. “Me recuerda a esas terribles escenas de matanzas de focas”, argumentaba. Tenía razón en lo de las matanzas a golpes de focas arpa en Canadá para arrancarles la piel. Pero los inuits (esquimales) han comido carne de foca desde que el mundo es mundo. Es su alimento tradicional; entre otras razones, porque en su entorno no hay cerdos ni vacas: solo focas. Aquí va un repaso a esas otras viandas tradicionales en algunas culturas... que provocan vómitos o rechazo en otras.

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1. Tiburón podrido (Islandia)

Para unos sabe a amoniaco, para otros a pescado en mal estado y para la mayoría.. a nada, porque no lo probaría en su vida. Una de las delicatessen islandesas es carne de tiburón que se ha dejado fermentar (por no decir, pudrir) durante meses enterrada o colgada al aire, cual jamón. Se llama hákarl. Es una comida de invierno y se toma en pequeño cubitos, como snack o aperitivo. Para estómagos a prueba de bomba.

 

Casu Marzu 2

2. Casu marzu (Cerdeña)

En esta isla italiana existe la tradición de consumir casu marzu, un queso fermentado con larvas de moscas que se le añaden a tal efecto. No he tenido el gusto de probarlo (¡gracias a Dios!) pero creo que las larvas incluso saltan a tu alrededor cuando te lo estás comiendo. Su comercialización está prohibida, pero se permite hacerlo a nivel artesanal y casero. Asqueroso de verdad.

 

 

3. Perro (China, Corea, Indonesia y Sudeste Asiático)

Vale, para nosotros el perro es el mejor amigo del hombre, uno más de la familia. Pero en países como China, Corea, Filipinas, Vietnam, Indonesia y en algunas tribus africanas se consume de manera regular. Basta con ver la abundante oferta que se exhibía en el mercado de Manado, en Sulawesi (Indonesia), donde grabé este vídeo y en el que también eran muy codiciadas las alas de murciélago gigante. Posiblemente, el mercado más guarro que he visto en mi vida. ¡Mucho mejor cenar unas judías rehogadas! 

 

Hormigas culonas

4. Hormigas culonas (Colombia)

Colombia se asocia con el buen café, arepas y sancochos. Sin embargo en el departamento (provincia) de Santander la exquisitez local son las hormigas culonas. Un pedazo de insecto del tamaño de una abeja (llega a 2,5 cm. de longitud), culo más en pompa que Beyoncé y una textura que enloquece a los santandereanos y hace temblar a los forasteros. Tenéis el relato de mi experiencia comiendo hormigas culonas en este post.  

 

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5. Pez globo (Japón)

Pongámonos en situación: un pez feo, que no sabe a nada y que, además, puede matarte en cuestión de horas si no está bien cocinado. El pez pez globo (fugo, en japonés) tenía todas las papeletas para ser el alimento menos consumido del planeta y sin embargo, en Japón es una estrella de la cocina. Tanto que la localidad de Shimonoseki lo ha convertido en su principal recurso turístico. El fugu se vende en el mercado de pescado de la ciudad en unas bandejas azules que los japoneses se llevan como langostinos en Navidad. También lo probé y lo cuento en este otro post.  

 

Carne de Ballena copia

6. Ballena (Groenlandia, Japón, Noruega, Islandia)

La regulación de la caza de ballenas por parte de la Comisión Ballenera Internacional permite la caza de un determinado número a poblaciones indígenas en las que la ballena ha sido parte histórica de su dieta. Ocurre con Groenlandia, que necesita entre 500 y 800 toneladas anuales de carne de ballena para alimentar a la población local. Se suele encontrar con facilidad en pescaderías y en la carta de algunos restaurantes. El rechazo que puede provocarnos es más moral que organoléptico: sabe como un filete de ternera. En Groenlandia me dieron a probar la piel, que se come cruda y es lo más apreciado de la ballena por sus vitaminas; lo cuento ver en este vídeo

 

 

Arañas Fritas

7. Arañas fritas (Camboya)

Uno de los aperitivos más codiciados de Camboya son las arañas fritas. Un manjar de dimensiones considerables -son tan grandes como la palma de la mano - y textura crujiente. Las patas apenas contienen carne; es en la cabeza y el cuerpo donde encontramos la chicha. Me las dieron a probar en varias zonas del país, pero son especialmente típicas en la ciudad de Skoun ¡Qué decir! Me quedo con un Martini Rosso y unas aceitunas.

 

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8. Orina de vaca (India)

En la India, los orines de vacas sagradas (e incluso las heces) se han consumido desde tiempos inmemoriales mezclados con otros alimentos por sus propiedades curativas. De hecho se vende en los mercados locales junto a los lácteos y yogures. El rizo del rizo lo ha logrado una compañía nacional que ha hecho un refresco con esos orines. Le llaman gau jal o agua de vaca, y se publicita como más sano que la Coca Cola. Lo será, no me cabe duda, pero no sé yo un cubata de pis de vaca que tal quedaría.

 

Tortitas de sangre

9. Blodplättar (Suecia y Finlandia)

Domingo por la mañana. Tú quieres hacerte un brunch, pero no tienes nutella para las tortitas. Pas de probleme, siempre puedes cocinarlas con un poco de mantequilla, harina, cebolla y sangre de cerdo. En ciertas regiones de Laponia la sangre puede ser también de reno. El aspecto dista bastante de un desayuno pensando para una foto de Instagram, pero su alto valor en proteínas y calorías nos darán fuerza si tenemos que pasar la mañana pastoreando renos bajo una nevada lapona.

 

Iguana Frita
 

10. Iguana (Centroamérica)

La carne de iguana fue siempre muy apreciada por todas las culturas mesoamericanas. Como mucho aquí en Europa algún amante de los animales se atreve a tenerla por mascota, pero ¿os imagináis llevaros a la boca un pedacito de lagarto verde? Es especialmente popular en los mercados de Honduras, Nicaragua y El Salvador, donde la puedes comprar ya despellejada entre dos y ocho dólares. Dicen que su carne tiene muchas propiedades curativas.

 

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11. Balut (Filipinas, Vietnam)

Cerramos la lista de delicatessen -supongo que muchos lo que tendréis cerrados a estas alturas es el estómago- con un huevo cocido. Claro que nada tiene que ver con los que ponen en el bufé del desayuno. El balut es un huevo de pato fertilizado, pero con el embrión ya desarrollado. Considerado como afrodisíaco, es un alimento que puede consumirse para el aperitivo aderezado con un poco de sal y pimienta.

 

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12. Sesos, testículos, crestas de gallo o lamprea (España)

Si la lista os ha dejado con más nauseas que una montaña rusa vista con gafas de realidad virtual y pensando que ahí fuera son unos bárbaros, volved la vista hacia dentro: nuestra gastronomía está también llena de asquerosidades. Para un inglés, comerse un conejo es aberrante. Los sesos de cordero no tienen nada que envidiar al balut filipino. Comparado con una lamprea, una iguana es Miss Mundo. Y las criadillas no son otra cosa que testículos de cordero o de toro. ¡Viajar para aprender!

Hay 13 Comentarios

very pasaremos los dos últimos días en Islandia, para hacer una excursión por los mejores escenarios

Madre del amor hermoso. ¿Paco tú has comido todas esas cosas? Intuyo que sí. Eres mi héroe. Creo que lo único que comería con gran satisfacción es la ballena, y nada más. La verdad es que tengo el estomágo abierto, y no siento naúseas pero no me veo cominedo nada más de tu lista.

Un abrazo.

La verdad es que la gastronomía mundial tiene mucho que descubrirnos... y nosotros sencillamente nos escandalizamos antes esos platos para nosotros desconocidos. Yo la verdad es que los del huevo cocido filipino casi seguro que me lo salto, pero he probado cuy en Perú o saltamontes en Myanmar y tampoco ha sido tan terrible. Eso si, este año en Corea cuando me pusieron en la mesa un cuenco con un pulpo dentro que aún se movía... en fin.
Un saludo y gracias por este peculiar post (que a alguno le habrá quitado el apetito para todo el día)
Cristina
www.krisporelmundo.com


Gracias por estas importantes informaciones con buenas explicaciones . Pero no es possible a comer

Mientras leía, me ha dado cosas en el estómago. :-|

Cada cultura tiene su estómago pero cuesta pensar en algunos como delicatessen... desde luego viajar es crecer y aprender.

En algunos casos no es asco. El pez globo al fin y al cabo...es un pez y si es por feo...mira el rape! y anda que no me gusta...
Lo que me parte el alma es el trato, el mal trato y el tipo de muerte que tiene que soportar el animal. Quién no ha visto perros hacinados y mal tratados en jaulas, en camiones..?
Es verdad, en iguales condiciones o parecidas vemos pollos, conejos, vacas, cerdos...y nuestro ojo casi se ha acostumbrado porque lo vemos a diario.
Entiendo que un pueblo coma carne de foca para su supervivencia, seguro que entendiste a qué me refería. Y lo hago extensible al resto de animales. No entiendo la producción de toneladas de carne como si fueran melones, que irán a la basura porque no se consumirán.
Es verdad, aquí se comen cosas muy repugnantes y, qué curioso, lo que nos da asco siempre es de origen animal...
¡Saludos! ;)

Buen estómago, amigo!!.
Yo añadiría (complementa a los sesos de cordero, que a mí me encantan) a tu lista, los saltamontes (en Camboya) y el cuy peruano (en realidad una cobaya). Ambos han pasado por mi gaznate. Un abrazo, joven.

Yo tampoco podría con las arañas fritas, pero me he comido algún que otro centollo, y bien mirado...

Al fin y al cabo, son cuestiones culturales.
Con lo del conejo - animal que llevo comiendo toda la vida - tuve una experiencia curiosa: un compañero de piso que tuve en mi época de estudiante, sudamericano, dijo que no le gustaba el conejo. Una noche, para cenar, me hice una especie de nuggets, con lo que el conejo no se reconocía. Cuando estaba cenando llegó él y me preguntó qué estaba comiendo, le conteste: "conejo". Sorprendentemente, cogió un trozo, se lo metió en la boca y se lo comió. Seguidamente dijo "pues está bueno". Y yo le pregunté "¿pero no dijiste que el conejo no te gustaba?". Al escuchar esto, se puso blanco y casi vomita. "¿Por qué no me lo has dicho?!", me recriminó. Le respondí que era lo primero que le había dicho.
Entonces él me dijo que para él, el conejo, era como para nosotros el perro: una mascota.


Y debo decir que nosotros, por ejemplo, comemos caracoles, algo que a mucha gente le da asco pero que a mí, personalmente, me encanta. Así como también los sesos, sangre frita...

Las arañas fritas... confieso que no podría con ellas.

En Galicia se hace algo parecido al Blodplättar, aquí las conocemos como filloas de sangre, se hacen después de la matanza con la sangre del cerdo.

Uuufff, muy interesante, pero duro de leer antes de comer.

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Paco Nadal

Paco Nadal es viajero-turista antes que periodista y culo inquieto desde que tiene uso de razón. Estudió Ciencias Químicas pero acabó recorriendo el mundo con una cámara y contándolo. Escribe en EL PAÍS sobre viajes y turismo desde el año 1992. Es también escritor y fotógrafo, colabora con la Cadena Ser, además de presentar series documentales en diversas televisiones.

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