Pamplinas es un intento –insistentemente fracasado– de mirar el mundo desde la Argentina, o la Argentina desde algún otro mundo. Con esa premisa, el autor pensó llamarlo Cháchara, pero le pareció demasiado pretencioso. Desde las pampas argentinas, pues: Pamplinas.
Reglas del juego.
Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) es escritor y periodista, premios Planeta, Herralde, Rey de España. Su libro más reciente es la novela Comí.
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Tengo suerte: solo me quedo
sin luz algunas noches –y, en general, nunca más que unas horas. Vivo en el
conurbano: tomaba un tren que solía andar; ahora anda a veces. Y ya volví a
tener agua, tras solo una semana de sequía. Lo dicho, tengo suerte: finalmente conseguí
que, después de días de espera, vinieran unas cuadrillas
de Aysa, trabajaran, midieran y, por fin, me explicaran que en los próximos
meses –por lo menos– no volvería a tener la presión necesaria para que me
subiera el agua al tanque. Traté de no pensar en metáforas; a veces lo consigo.
Un día de verano, aburrida,
ansiosa, una señora se sienta en el estudio de su mansión montañesa a
escribirle una carta a uno de sus actores favoritos. Sabe que será leída: para
algo sirve ser presidenta de un país cholulo. Le escribe largo, meticuloso,
rencorosa por tramos, admirativa en otros, sarcástica, melosa, exaltada,
quejica, confiada, confianzuda, tímida. Una auténtica carta de admiradora
despechada, de ésas que en general no se despachan. Pero la señora la publicó
en su face y, desde entonces, hablamos tanto de ella. La Carta a Darín va
camino de convertirse en una pieza central, la representación escrita de una
época –de la tristeza de una época. Y, por el momento, ha producido diversas
discusiones.
Discutimos ceremonial y
protocolo. Los años –esas abstracciones– al principio intentan existir y se retoban:
empiezan como si no quisieran. Son días de resaca, de siesta larga, de
castillos de arena, así que discutimos ceremonial y protocolo. Es divertido, es
verboso, no importa demasiado.
Aquí en Versalles lo que más ruido hizo fue el asado. Yo debo confesar que no entiendo la indignación de cierta gente por los chorizos de la Esma.
Alguien –Matías Sagardoy, platense, bostero– tuiteó
esta mañana, día de Reyes: “Siempre recuerdo nota de @martin_caparros en P12 sobre lo corrupto de los reyes magos. Antes para no creer, ahora para no regalar”. Yo la había olvidado, me intrigó,
la busqué; descubrí que tiene exactos veinte años y que mucho de lo que dice lo seguiría diciendo. Fue publicada el día de Reyes
de 1993 en un diario que entonces se llamaba Página/12, y me dieron ganas de volver
a publicarla aquí. (Mañana, para seguir con el tema, algunas reflexiones sobre el
asado más famoso de este fin de año).
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