Hoy es, otra vez, 24 de marzo. Es curioso lo frecuentes que se han vuelto, últimamente, los 24 de marzo: hay casi uno por año. Este, carente de toda redondez –37 es un número sin gracia–, nos encuentra sumidos en el papismo contumaz, que también en este aspecto fue elocuente: mostró cómo los más fervientes denostadores oficiales de la Dictadura setentina están muy dispuestos a mirar para otro lado cuando su apetito de poder lo requiere. Para algunos, el oportunismo es la única religión verdadera.