Martín Caparrós

Honestismo

Por: | 23 de abril de 2013

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Jorge Lanata lo hizo otra vez. Con 30 puntos de rating, con millones de personas mirándolo, con más millones comentándolo, su programa dejó de ser un programa para transformarse en un fenómeno cultural y político. Hace diez días que toda la Argentina –eso que llamamos toda la Argentina– habla de sus revelaciones; hace diez días que instaló metáforas nuevas: la idea de la plata pesada, por ejemplo –de tanta plata que no se puede contar sino pesar–, va a terminar siendo uno de los símbolos de estos años tristes. Y la Ferrari de Fariña se reunió con la Ferrari de Menem en el panteón de los gobiernos muertos.

Lo que ningún partido opositor había conseguido lo consiguieron periodistas. Este gobierno no para de tirarse tiros en las patas –y gracias a esa práctica su apoyo baja y baja, pero sus opositores no contribuyen casi nada a esa caída. Las revelaciones de Lanata y Wiñazki sí.

Es curioso el efecto que produce la prueba del afano. Para un gobierno que mintió tanto, que acabó con tantas esperanzas, que produjo desastres tan mortíferos, pocas cosas parecen haber sido más dañinas que estas evidencias. No hay nada más tranquilizador para un argentino que comprobar que sus enemigos políticos roban. Es, una vez más, el poder de lo que no admite debate.

Lo mismo sucedió con el menemismo: un gobierno estaba dando vuelta la estructura social y económica del país y nos preocupaban sus robos, su corrupción, sus errores y excesos. Fue lo que entonces llamé el honestismo.

La palabra cundió, y en estos días más de uno me preguntó, solícito: ¿Ahora vas a seguir hablando de honestismo, pelotudo? ¿A ver qué vas a decir ahora, bigotón? –me interpelan, con la elegancia que suele caracterizarlos, y no cejan: ¡Ahora sí que te podés meter el honestismo bien en el culo!

Estudié la posibilidad, no me pareció suficientemente placentera; decidí que era mejor discutir el asunto. Para lo cual, primero, quisiera definirlo, tal como aparece en mi libro Argentinismos: “Honestismo, sust. mas. sing., argentinismo: la convicción de que –casi– todos los males de la Argentina actual son producto de la corrupción en general y de la corrupción de los políticos en particular”. Y después, más en extenso:

“El honestismo es un producto de los noventas: otra de sus lacras. Entonces, ante la prepotencia de aquel peronismo, cierto periodismo –el más valiente– se dedicó a buscar sus puntos débiles en la corrupción que había acompañado la destrucción y venta del Estado, en lugar de observar y narrar los cambios estructurales, decisivos, que ese proceso estaba produciendo en la Argentina.

“La corrupción fueron los errores y excesos de la construcción del país convertible: lo más fácil de ver, lo que cualquiera podía condenar sin pensar demasiado. Es como los juicios a los militares: aquellos militares empezaron a cambiar las estructuras sociales del país, destruyeron las organizaciones sociales, produjeron la deuda externa que todavía nos siguen cobrando pero los juzgamos por haber robado una cantidad de chicos. Es terrible robar chicos. Pero frente a lo que construyeron como país es un hecho menor. Sus torturas, sus asesinatos incluso son, frente a eso, un hecho menor: un hecho espantoso acotado frente a un efecto global que se extiende en el tiempo, que dura todavía. Pero es mucho más fácil acordar en lo horrible de sus torturas y robos que en lo definitorio de su reestructuración del país –entre otras cosas, porque los que se beneficiaron con esa reestructuración son, ahora, los dueños de casi todo. Lo mismo pasó, con menos brutalidad, con la misma eficacia, con las reformas del peronismo de los años noventas.

Y después: “La furia honestista tuvo su cumbre en las elecciones de 1999, cuando elevó al gobierno a aquel monstruo contranatura, pero nunca dejó de ser un elemento central de nuestra política. Muchas campañas políticas se basan en el honestismo, muchos políticos aprovechan su arraigo popular para centrar sus discursos en la denuncia de la corrupción y dejar de lado definiciones políticas, sociales, económicas. El honestismo es la tristeza más insistente de la democracia argentina: la idea de que cualquier análisis debe basarse en la pregunta criminal: quiénes roban, quiénes no roban. Como si no pudiéramos pensar más allá.”

O sea: es terrible que los políticos elegidos para manejar el estado le roben, nos roben. Estamos todos de acuerdo en eso. Ése es, precisamente, el poder del discurso contra la corrupción: es muy difícil no estar de acuerdo. Es, sin ningún ánimo de desmerecer, un lugar común: un lugar donde todos podemos encontrarnos. Nadie defiende la corrupción, a los corruptos. Nadie dice está bien que se afanen la guita; a lo sumo dicen no, no afanan tanto, no se crean. O dicen más bien este hijo de puta que los está denunciando es un perverso que unta a su perra con crema chantilly. O –a lo sumo, los más atrevidos– defienden el famoso robo para la corona. Ahora en su versión kirchnerista: necesitamos plata para construir poder, dicen, para hacer política, sin pararse a pensar –a pensar– que al decirlo dicen demasiado sobre su idea de lo que es “hacer política”.

“La corrupción existe y hace daño. Pero también existe y hace daño esta tendencia general a atribuirle todos los males. La corrupción se ha transformado en algo utilísimo: el fin de cualquier debate. Si las empresas estatales se malvendieron a otras empresas estatales extranjeras no fue porque una deuda de miles de millones obligó a la Argentina a hacer lo que querían sus acreedores externos, sino porque a un par de ministros y cuatro secretarios les gustaban ciertos polvos más que otros. Si hay tantos pobres –y se los cuida tan poco y tan mal– la causa se ve menos en el reparto de las riquezas y el abandono de las obligaciones del Estado que en el desvío de ciertos fondos menores. Y así sucesivamente. La discusión política es el tema que el show de la corrupción supo evitar”, decía Argentinismos.

“La honestidad es el grado cero de la actuación política; es obvio que hay que exigirle a cualquier político –como a cualquier empresario, ingeniero, maestra, periodista, domador de pulgas– que sea honesto. Es obvio que la mayoría de los políticos argentinos no lo parecen; es obvio que es necesario conseguir que lo sean. Pero eso, en política, no alcanza para nada: que un político sea honesto no define en absoluto su línea política. La honestidad es –o debería ser– un dato menor: el mínimo común denominador a partir del cual hay que empezar a preguntarse qué política propone y aplica cada cual.”

Nadie arguye que la corrupción no sea un problema grave. Pero también es grave cuando se la usa para clausurar el debate político, el debate sobre el poder, sobre la riqueza, sobre las clases sociales, sobre sus representaciones: acá lo que necesitamos son gobernantes honestos, dicen, y la honestidad no es de izquierda ni de derecha.

“La honestidad puede no ser de izquierda o de derecha, pero los honestos seguro que sí. Se puede ser muy honestamente de izquierda y muy honestamente de derecha, y ahí va a estar la diferencia. Quien administre muy honestamente en favor de los que tienen menos –dedicando honestamente el dinero público a mejorar hospitales y escuelas– será más de izquierda; quien administre muy honestamente en favor de los que tienen más –dedicando honestamente el dinero público a mejorar autopistas y teatros de ópera– será más de derecha. Quien disponga muy honestamente cobrar más impuestos a las ganancias y menos iva sobre el pan y la leche será más de izquierda; quien disponga muy honestamente seguir eximiendo de impuestos a las actividades financieras o las explotaciones mineras será más de derecha. Quien decida muy honestamente facilitar los anticonceptivos será más de izquierda; quien decida muy honestamente acatar las prohibiciones eclesiásticas será más de derecha. Quien decida muy honestamente educar a los chicos pobres para sacarlos de la calle será más de izquierda; quien decida muy honestamente llenar esas calles de policías y de armas será más de derecha. Y sus gobiernos, tan honesto el uno como el otro, serán radicalmente diferentes. Digo, en síntesis: la honestidad –y la voluntad y la capacidad y la eficacia–, cuando existen, actúan, forzosamente, con un programa de izquierda o de derecha.”

Y eso es lo que el honestismo evita discutir. “La ideología de cierta derecha siempre consistió en postular que no hay ideologías, y que lo que importa es la eficiencia, la honestidad. Es la misma línea de pensamiento que resumió, en sus días de pelea agropecuaria, la doctora Fernández, entonces presidenta: ‘En política se puede ser peronista, antiperonista, comunista, en política se puede ser cualquier cosa, pero en economía hay que tratar de ser lo más sensato y racional que sea posible’. La política no define la economía –que debe ser ‘sensata y racional’– ni las decisiones de gobierno –que deben ser ‘honestas’–: la política da igual, es un capricho”.

Ahora, desde los crímenes de Once y las inundaciones, se agregó una frase más: la corrupción mata. Sin duda mata y es terrible. Más mata, sin embargo –si es que vamos a embarrarnos en estas comparaciones vergonzosas–, la falta de hospitales, la malnutrición, la violencia, la vida de mierda –y eso no es producto de la corrupción sino de las elecciones políticas.

Hay quienes oponen a esto un argumento: que si “los políticos” no robaran, muchas cosas serían mejores: la salud, la educación, por ejemplo.

“Quizá mejoraran marginalmente. Pero lo que define la salud o la educación argentinas no es que quienes tienen que organizar sus prestaciones públicas se roben un 10, un dudoso 20, incluso un improbable 30 por ciento del dinero destinado a ellas; lo que las define es que –gracias a la dictadura militar y sus continuadores democráticos– los argentinos que pueden hacerlo compran salud y educación privadas, y dejan a los pobres esa educación y esa salud públicas que los políticos corroen –lo cual resulta, ya que estamos, absolutamente de derecha.

“O sea: si este mismo sistema estuviera administrado sin la menor fisura, habría –supongamos– un tercio más de recursos para hospitales y escuelas y los pobres tendrían un poco más de gasa y un poco más de vacunas y un poco más de tiza –y los ricos seguirían teniendo tomógrafos y by-passes al toque y computadoras de verdad en el aula. Quiero decir: si todos los políticos fueran honestos, todavía tendríamos que tomar las decisiones básicas: en este caso, por ejemplo, si queremos que haya educación y salud de primera y de segunda, o no. Si queremos que un rico tenga muchísimas más posibilidades de sobrevivir a un infarto que un pobre, o no. Si pensamos que saber matemáticas es un derecho de los hijos de los que ganan menos de cinco lucas, o no.

“Pero muchos políticos –y muchos ciudadanos– evitan discutirlo y hablan de la corrupción, que es más fácil y es decir casi nada: ¿quién va a proclamar que está a favor del cáncer? El honestismo es la forma de no pensar en ciertas cosas, un modo parlanchín de callarse la boca. Cuando no hay ideología, la idea de la decencia y de la ética parecen un refugio posible. Es curioso: no hubo, en la Argentina contemporánea, un gobernante más decente, más reacio a acumular riqueza personal, que un señor que vivió hasta hace poco en un apartamento de cuatro ambientes en un barrio modesto que tuvo que dejar para ir, grasiadió, preso, y se sigue llamando, pese a todo, Jorge Rafael Videla, ex general de esta Nación.”

Esto, entre otras cosas, decía cuando hablaba de honestismo. Y otra vez, para que quede –casi– claro: no digo que no haya que ocuparse de descubrir todos los robos y corruptelas que se pueda. Al contrario –y aplaudo y agradezco a quienes lo hacen. Pero digo, también, que si no pensamos la política más allá de eso, si la pensamos en puros términos de honestos y deshonestos, si la pensamos como un asunto de juzgado de guardia, corremos el riesgo de volver a elegir a la Alianza de De la Rúa y Chacho Álvarez.

Los argentinos, ya se sabe, somos tan buenos para volver a tropezar con mismas piedras.

Hay 150 Comentarios

Leo los comentarios y hacen reir. Ponen que están de acuerdo con lo que escribe Caparrós y después dicen que el problema es la corrupción.

Para ser más gráficos. SI DURANTE EL MENEMATO Y EL GOBIERNO DE DE LA RUA No se hubieran robado 1 solo peso, el 2001 hubiese sido exactamente igual.

Y si CFK y NK no hubieran robado nada, el país sería exactamente lo mismo. Y ustedes serían exactamente iguales de antikirchneristas. Y Caparrós sería igual de anti kirchnerista que ahora, y yo soy igual de kirchnerista.
Porquè? Porque no voy a dejar de bancar este Proyecto Polìtico, por sus aciertos, por denuncias de corrupción, hasta que estas no sean verazmente comprobadas en la justicia, más allá de las pruebas del relato televisivo.

Lanata, cuando yo era chico, me hizo creer que el problema del MENEMATO era la corrupción, y yo le creí en ese entonces. Años despuès, estudié Cs. Económicas, y después Sociología en la UBA, y me acuerdo de decir públicamente, sobre los medios, que en los 90 me hicieron creer que el problema era la corrupción... osea... las políticas económicas estructurales de los 90 estaban bien... pero hay que elegir gente honesta para que las haga.

Bueno. Sean Felices
Fuerza Cristina!

Y entonces?...Supongamos que haceptamos lo del honestismo, y entonces?....Todo lo que ud define empieza con un dirigente honesto y para eso hay que empezar con el honestismo.

Con motivo de conmemorarse un nuevo aniversario del natalicio de Mauricio Borensztein escuché a un locutor de esas espectaculares emisoras FM semi-ilegales que hay en todos los pueblos y en las que puede escucharse buena música "ochentera" y comentarios de otros deportes que no sea fútbol, decir que el Gran Tato había sido un "profeta".
Por el timbre de voz y el léxico del locutor, deduje que se trataba de un veinteañero. Y que, probablemente, vio los videos de “Tato de América”, después de los informes de PPT. No tenía el número de teléfono de la emisora, para explicarle que Tato fue el mejor analista político que tuvo este país, pero que solo hablaba de lo que ocurría en aquel momento.
Durante una campaña, realmente no recuerdo cual, hizo este comentario: “Un candidato no puede pedir que lo voten, porque él va a ser honesto. El tiene que ser honesto. Si no sería como decir vendo auto con motor y parabrisas. El motor y el parabrisas son parte del auto”
Es interesante volver a ver la entrevista que le hicieron en Crónica TV sobre su visión diaria del país.
Si Tato Bores viviera y siguiera con sus monólogos, ya no le harían falta Landrú, Aldo Cammarota, Saborido y Quiroga o Santiago Varela. Con cambiar los nombres de los protagonistas por los actuales le sobraría.
El Altar de la Patria, los sueldos atrasados del General, las vedas de carne y azúcar, las Autopistas porteñas, el EAM’78, la corrida cambiaria pre – Plan Austral disparada por un diario “serio”, la frustrada venta directa de Aerolíneas a S.A.S. en los ’80, los juguetes de Santa Fé, los guardapolvos, el Swift, las valijas de la cuñada, el pasaporte del traficante, el contrabando de armas, la mayoría instantánea en la corte (así, con minúscula, porque nunca se mereció lo de suprema, ni siquiera de pechuga), la limpieza del Riachuelo con tapado de piel, la Ley Federal de Educación, el ministro que cobraba más que el presidente, la ratita de juguete en Diputados, la coupé roja, la sucesión del hijo, las coimas en el Senado (hubo coimeadores, pero no coimeados), el novio de la cantante, la guita que se afanaron los bancos antes del corralito y que devolvimos entre todos a dólares con dos o tres valores oficiales simultáneos, solo como ejemplos, ocurrieron acá, en el ispa, como lo llamaba A. G. White, en esa época en que periodistas de caras graves hacían notas callejeras, dirigían diarios, relataban eventos deportivos o eran simples pasistas de la comparsa del momento, para morfar.
Al ver las caras graves de periodistas “serias/os” y los “sesudos” análisis de comentarista ex -profesionales de la locución, yo me pregunto si todas estas personas sufrieron una lobotomía o vivieron los últimos 40 años (no recuerdo más atrás, nací a finales del ’64) en el planeta de los Teletubbies. Incluso hay días en que me siento como Phil Connors, el personaje de Bill Murray en “El día de la marmota”, rogando que de una vez llegue el 3 de Febr

Realmente casi se me habia pasado por alto... este fragmento por verguenza propia y ajena deberia poner a lguien rumbo a una isla donde no pudiera mirar jamas otra vez a alguien a la cara... MUY BIEN MARTIN GOMEZ... te agradezco que lo remarcaras. Hay que ser MUY IMPUNE E HIJO DE PUTA para escribir esto...
"Es curioso: no hubo, en la Argentina contemporánea, un gobernante más decente, más reacio a acumular riqueza personal, que un señor que vivió hasta hace poco en un apartamento de cuatro ambientes en un barrio modesto que tuvo que dejar para ir, grasiadió, preso, y se sigue llamando, pese a todo, Jorge Rafael Videla, ex general de esta Nación.”

Garca-Atroz... de su propia autopromocionada nota donde se tiene la caradureze rescatar...

Los argentinos tienen el don de tropezar siempre con la misma piedra, además son faltos de memoria, porque poco le importa del otro. Desde que la Provincia Unidas del Sur dejaron de ser colonia, luego se formo el Triunvirato y más tarde nació lo que hoy es la Rep. Argentina. Siempre hubo corrupción y pelear por el poder. Porque San Martín el Padre de la Patria que emigrar, porque Mariano Moreno fue asesinado en alta mar, porque Lavalle mandó matar a Pueyrredón, y así hasta nuestros días. Cuando están en campaña todos son muy buenos prometiendo el oro y el moro, pero al llegar al poder les agarra una amnesia total, y todo lo prometido en la plataforma política queda en la nada, sólo les interesa hacerse del voto.. Yo les pido a los argentinos que tengan SENTIDO COMÚN, para elegir a los que nos van a gobernar LIMPIOS DE CULPA Y CARGO, para ocupar los puestos para los que fueron elegidos con total responsabilidad y honestidad. Quiero hacer una acotación : Antes de ponerlo como ejemplo al Gral. Videla como ejemplo de honestidad porque no robo ni fue corrupto, lo cual creo que es verdad, pero que para la mayoría de los argentinos es un mal recuerdo y que esperamos que nunca más se vuelva a repetir. Si recordar al Presidente Arturo Illia EJEMPLO DE HONESTIDAD COMO PRESIDENTE Y EN SU VIDA PRIVADA.

Por favor De la rua honesto?? Y las coimas en el senado?

Hay un error honesto es quien dice lo que piensa asi que podria haber honestos chorros. Pero la decencia, la virtud y la busqueda del bien comun, la busqueda de mejorar la calidad de vida de los argentinops. Eso es lo que hace falta. Y cualquier persona sabe bien que si partimos del hecho de buscar ganar mas y mas guita en beneficio propio esta claro que nuestros intereses no van a beneficiar a los demas sino a nuestros propios bolsillos. No se puede confiar en una persona que vende sus ideales por plata sucia.

La honestidad no es una virtud, es una obligación.

Cuando elegimos diputados y senadores, su ppal cualidad DEBE ser la HONESTIDAD.

Cuando elegimos Presidente (poder ejecutivo), su ppal cualidad debe ser el poder de Ejecución o Administración

...al menos asi, lo veo yo...

Y en eso nos equivocamos...elegimos a De la Rua xq era honesto para el ejecutivo y nos mando al horno...y diputados y senadores no sabemos a quien elegimos directamente....

Ojala estudiemos para votar mejor...

Estimado Caparrós, sos un referente de pensamiento independiente, te sigo habitualmente y no soy de escribir, pero en esta oportunidad, siento la necesidad de, respetuosamente, expresar lo que esta nota me induce a reflexionar: la corrupción es más grave de lo que señalás, si no hubiera tanta corrupción en políticos y otros partícipes necesarios, las cosas mejorarían más que sólo ese 10 ó 20% que se afanan, ya que, por ejemplo, por partir de corrupción muchas obras de bien público no se controlan y por ello son implementadas y operadas más "pobres" que sólo el monto coimeado.
Encasillame a la derecha si querés, pero considero que buena parte de la gente que se esfuerza por educación y salud privadas, entre otros servicios básicos, lo hace ante la desesperación de haberse convencido que las propuestas públicas están como están a raíz de administraciones corruptas, cuyo cambio no está al alcance de ellos (me cuesta aceptar que sólo haya sido inducido por los militares).
Sólo eso, gracias y sigamos debatiendo más allá de la corrupción

Comparto la nota sobre el fenómeno Honestismo, ser honesto es algo que debe ir implícito en quién ejerce un cargo público,pero aquí en este país se lo ha convertido en virtud o de lo contrario en gran defecto.
Lo que ya se sabe se lo agranda por que lo dice un programa de grand raiting en tv y que además le da de comer a otros impávidos periodistas. acaso aunque no con tanto detalle no lo sabíamos desde casi que los k asumieron el poder, eso y su adicción por hacer guita?
En todo caso y justamente para eso es que fueron por la justicia, Martin , lo lógico es la denuncia y no la exposición y venta en un programa.
Ahora con la justicia comprada qui lo sa... quedará como todo lo que no se supo de menen y todo lo que no se juzgó, y pensar que todavía la están juzgando a la alzogaray.
Los argentinos son o somos aunque no me incluyo, especialistas en cubrir un roto con un descocido ,y una noticia tapa la otra,justo antes del 18 de abril que habían organizado la marcha de la clase media salen con el lavado que ya también es planchado y lo de la justicia que es algo peor, aún porque tapará toda corrupción oficial y no oficial también, quedó no atrás pero sin discusión más plena. conclusión que se volvieron a rasgar las vestiduras y en el congreso y los k k nos metieron las leyes de injusticia por el otro.
Cada vez más confusión, cada vez más división de grupos, menos de ideas y te dejan la cabeza como una veleta,a tal punto, en mi caso que no encuentro a nadie, que cuando lleguen las elecciones yo armo una lista con mis gatos y la pongo en la urna ya que nadie me propone un cambio ni la manera de hacerlo,
En realidad vivimos en un país de puras pamplinas por eso felicito el nombre de tus notas y las comparto.

El gasto ppal de la economia actual esta dado por la crisis energetica (cerca de 7 mil millones de U$D), ese deficit es el que no se puede usar en otras inversiones para tener un mejor pais. A ese deficit llegamos por tener a inutiles como Devido en planificacion. El tema es que no importa si un funcionario es probo o no, lo que importa es que siga las indicaciones para continuar con el robo. Esa es la corrupcion que mata, vos le decis honestismo, pero es mucho mas que eso. Ser idoneo para un puesto no es de derecha ni de izquierda, porque hay que dividir todo en river boca? Si los funcionarios actuales fueran idoneos seguro robarian menos. No es totalmente independiente ser capaz y ser honesto.

Estimado Martín:
No puedo mas que coincidir con Ud. en su doble critica al oficialismo y a la oposición. Y no es raro, no? Es un mismo país...una misma cultura (cultura dije?), un mismo unisono marchar hacia un futuro, futuro que para mi es solo una palabra, una palabra que es como para colgarsela de los testículos. Me hago cargo de lo que digo. En definitiva, es lo que siento.
Mire Caparros, usted tiene un largavista muy bueno. Pero esta mirando del lado equivocado. Ud cree que yo solo miro lo pequeñito o lo que vagamente puedo entender, verbigracia, la corrupción, cuando Ud puede ver con amplitud " los cambios estructurales, decisivos, que ........ (se producen)...en la Argentina".
Y que se yo....puede que tenga razón sabe...pero no se exceda. Hay limites, los limites nos alejan de la barbarie. Y antes de ir a su punto del honestismo, resolvamos una basura que tengo en el ojo.
Cuando Ud. se refiere a los cambios estructurales sociales que produjo la dictadura militar, lo cito en forma textual "Es terrible robar chicos. Pero frente a lo que construyeron como país es un hecho menor. Sus torturas, sus asesinatos incluso son, frente a eso, un hecho menor: un hecho espantoso acotado frente a un efecto global que se extiende en el tiempo, que dura todavía" Y mire, puede ser que tenga razón...pero para los que tuvimos un padre asesinado por esos milicos...y....no se siente muy acotado. Estoy seguro que Ud frente a lo que me paso, no hubiera hecho lo mismo que hicieron todos los demás: unas palabras vacias, una palmadita en la espalda, mucha sonrisa, y mucho discurso cambiado. Los que quedamos vivos removimos cielo y tierra para conseguir un poco de ayuda que nos permitiera seguir vivos con dignidad y con decencia. Con la mínima...le digo.....un algo.Todo lo que me aportaban eran discursos sobre como ser fuerte, como resignarme, como perdonar, como seguir. Eso de 9 a 17. El resto del tiempo, "trata de descansar" Para no aburrirle, no se siente muy acotada la cosa. Se sigue sintiendo. Una rosa a la tumba de Freud por haber dicho que en el inconsciente no existe el tiempo.
Pero yo lo respeto a Ud. porque a lo mejor tiene razón.....pero hombre...que Ud se excede.....hasta casi empiezo a sospechar que me provoca........Caparros!....decir que " Es curioso: no hubo, en la Argentina contemporánea, un gobernante más decente, más reacio a acumular riqueza personal, que un señor que vivió hasta hace poco en un apartamento de cuatro ambientes en un barrio modesto ......., y se sigue llamando, pese a todo, Jorge Rafael Videla, .” Sabe... acá para los que no fuimos al Nacional Buenos Aires, que no estudiamos en la Sorbonne, la honestidad no es solo no robar. También es no matar. Y para los engominados relamidos de la Real Academia es ser decente, decoroso, recatado, pudoroso, razonable, justo, probo, recto y honrado. Lo fue Videla? Espero que mis argumentos le convenzan. Si Ud hubiera pasado por la

Una cosa es robarse el 10 o el 20 como decis en la nota y otra muy distinta es robar tanto que hay que emitir descontroladamente (sobrefacturacion en obra publica + favores politicos + planes + empleo estatal ineficiente + etc) o endeudarse para cubrir los desequilibrios macroeconomicos. Esa forma de robar crea las estructuras que condicionan a las instituciones. Estoy de acuerdo que lo ideal seria discutir posiciones politicas, pero ese es el paso 2. Todavia no podemos dar el paso 1 que seria hacer lo mejor (seas de derecha o de izquierda) sin pensar en robarte hasta el agua de los floreros y sin pensar en quedarte para siempre.

Imperdible! imagen de 'cacos' tomada por cámara de seguridad...: http://www.perfil.com/fotogaleria.html?filename=/contenidos/2013/04/25/noticia_0010.html Buen provecho

Siento cierta envidia que alguein pueda expresar una idea con tanta claridad.
A veces leer o escuchar a otros nos abre paso a una nueva idea.
Comparto todo lo expresado, lo digo como alguien que cae en la trampa del honestismo.
Gracias, saludos

El político honesto debe priorizar el interés general. Será de izquierda o derecha según lo que entienda, honestamente, como prioridades de interés general.
El político corrupto lo es porque se beneficia al darle prioridad a intereses particulares. Sus decisiones no persiguen lo mejor para sus representados o gobernados, sino que están condicionadas por su interés personal, que puede ser económico o político aunque en el corrupto siempre termina siendo, aunque sea indirectamente, económico.
Nunca puede haber valor político en el que "roba pero hace". Si roba, lo que hace no está orientado al interés general.
La prueba del latrocinio, cuando es grave y afecta, por acción u omisión, al máximo nivel, cierra el debate político porque muestra la ausencia de un requisito indispensable para que el desempeño de un gobernante sea legítimo y respetable: que trabaje por el bien común, como él honestamente lo entiende.

ah, la tradición ProPeronista:
en 1936 el empleado de Federico Pinedo asesina al senador Bordabéhère pero no hay problema; el Coronel lo indulta.
en 1992, en una "extensión de derechos" se otorgó el derecho a votar leyes a 1 mozo para privatizar Gas del Estado; sólo 1 cipayo podría hablar de diputrucho.
en 2013, los cipayos dicen q es inválido q 1 diputada deshoje la margarita: voto sí, voto no, me abstengo.

ah, la tradición ProPeronista:
en 1936 el empleado de Federico Pinedo asesina al senador Bordabéhère pero no hay problema; el Coronel lo indulta.
en 1992, en una "extensión de derechos" se otorgó el derecho a votar leyes a 1 mozo para privatizar Gas del Estado; sólo 1 cipayo podría hablar de diputrucho.
en 2013, los cipayos dicen q es inválido q 1 diputada deshoje la margarita: voto sí, voto no, me abstengo.

Me (te) pregunto Martín, esta misma fórmula invertida ( y no) no es aplicable, por caso, al gobierno de Mújica?? honestidad al servicio de muy poco cambio estructural, quizá por eso mucha derecha argentina se enamora y recupera al ex-tupa como contra-ejemplo de este gobierno. Sin embargo hay algo en Mújica que me hace preferirlo siempre por sobre el peronismo: la falta de "lealtad" hacia una tradición anquilosada por la sistematicidad de la política.

Aquí hay gente que parece que habla moldavo o algún idioma del cual no tengo ni idea, pero mucho respeto.

http://rincondelsmartphone.com/apple-sorprende-impacta/

'Don' Aldoush, lo había visto. Es una muestra más de que estos impresentables solo pueden reinar en su habitat natural; de ahí su desmedido esfuerzo por transformar el país en una casa de tolerancia... para que los toleren. Incluso a estas horas, en el putero principal, deben estar esperando que los giles se duerman para robarles el reloj y la billetera. Ah,... y la constitucíon. Mis respetos

Todo un hallazgo.
Una investigadora griega hace una nota sobre nuestro paìs.
a partir del minuto 53, entrevista al jefe de MARCELO, Hernàn LORENZINO, que termina diciendo ME QUIERO IR, podès cortar, sorry y le pide a una "secretaria" que termine la entrevista.
No pudo soportar la pregunta del millòn. INFLACIÒN.
Minuto 53, no se lo pierdan. Mejor que CARLITOS CHAPLIN.
http://folders.skai.gr/main/theme?id=383&locale=el

La propiedad de ser honesto no es "suficiente" para asegurar buena política y en eso estamos todos de acuerdo. El punto es que, aunque no es suficiente, sí es "necesario" y eso no queda claro en esta exposición. Al menos así lo entiende este cristiano.

Debería considerarse 'aplicación de tormentos' a tener que oír los discursos de las bataclanas suboficialistas, obesas de deglutir heces digo: eses. Un espanto. Pero, de puro educado: Buen provecho.

Muy bueno el art x ud recomendado, Aldoush.
Pero Adolfo Suárez y Santiago Carrillo han sabido hacer historia...permítame ser escéptico respecto del rameraje, digo ramaje del Coronel; "por los frutos los conoceréis".

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Sobre el autor

Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) es escritor y periodista, premios Planeta, Herralde, Rey de España. Su libro más reciente es la novela Comí.

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