Por: Winston Manrique Sabogal06/02/2010
"No necesito nada, nada más que esta felicidad", pensaba el joven oficial Vronski sobre el amor adúltero que lo unía a Anna Karénina. Y eso es esta obra maestra de Lev Tolstoi, un gran fresco impresionista de la felicidad, de los deseos y el ansia de encontrarla sin importar los resquicios, incluso sin saber que se está buscando, pero que una vez hallada se hará todo, y un poco más, por retenerla.
Este es el año Tolstoi (1828-1910), el centenario de su muerte. Y la conmemoración ha empezado con una nueva traducción de Anna Karénina editada por Alba.
La traducción, la introducción y las notas corren por cuenta de Víctor Gallego Ballester, quien además de destacar el genio de Tolstoi en esta obra posterior a Guerra y paz, recuerda en su análisis que en la séptima parte de la novela "el discurso deshilvanado de Anna, caótico a la vez que certero, anticipaba ya el estilo de James Joyce". Una obra publicada en 1878 considera maestra o perfecta por autores como Dostoievski, Mann y Nabokov.
Aunque Tolstoi abjurara después de su capacidad para crear arte, supo ver que la felicidad es triste. Pero que en esa tristeza también anida la belleza. ¡Ahí está Anna! Rodeada de oprobio e ilusión. Y lo insinúa el autor ruso desde la primera frase gloriosa: "Todas las familias felices se parecen; las desdichadas lo son cada una a su modo". Palabras que una vez leídas se quedan para siempre con uno. ¿O acaso quién no guarda entre sus recuerdos, o no subrayó en su Anna Karénina, aquellas frases que más le gustaron de la novela?
comentarios 15
Publicado por: Buy Viagra 06/02/2010
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