Por: Mikel López Iturriaga09/03/2010
¿Cómo era el pop que se hacía en los sesenta en el Reino Unido antes de los Beatles? De hecho, ¿se escuchaba alguno relevante? Éstas son preguntas que uno, si está ocioso, se puede hacer después de ver y leer sobre An education, la película británica por excelencia de la temporada. En los artículos sobre dicho filme, la acción se ha situado con insistencia en "la Inglaterra anterior a los de Liverpool", es decir, el bienio 1960-1962. ¿Pero qué pasaba en la música inglesa de entonces, en esos días grises en los que, por lo que nos cuenta el filme, la explosión de color del swinging London ni se intuía?
Sin duda fue un periodo oscuro, eclipsado por la irrupción de los cuatro fabulosos y de todas las excelentes bandas que vinieron tras ellos, de los Rolling Stones a los Who pasando por los Animals o los Kinks. Sin artistas de renombre con los que situar aquel tiempo en la memoria, se tiende a pensar que el rock británico empezó con Love me do. Sin embargo, en ese aparente páramo hubo chispazos que merecen reivindicación.
La banda sonora de An education ya nos dice que el producto local no vivía su mayor auge: predominan los temas de origen norteamericano, combinados con unas gotas de chanson cortesía de Juliette Gréco. De los dos cortes 100% british, el primero ilustra sobre cómo la decadencia comercial del rock and roll de los cincuenta había llevado a algunos rockers a transformarse en baladistas blanditos para adolescentes, construidos a imagen y semejanza de modelos estadounidenses. Con ustedes, Billy Fury y su lánguido Maybe tomorrow.
La segunda canción británica es un instrumental, formato que arrasaba entre los grupos de rock de esos años. Son los oscurísimos Hunters y su sinuosa Teen scene.
¿Nada fascinante? Bueno, salgamos de An education y subamos un poco el nivel. Entre todos los grupos británicos instrumentales, los más populares fueron los Shadows. Al principio sólo eran la banda de acompañamiento de Cliff Richard -el, ejem, Elvis británico-, pero se convirtieron en una entidad autónoma a la vez que sir Richard evolucionaba hacia el pop baladero en solitario. Su mayor éxito fue Apache.
Aunque no fueran muy originales en sus planteamientos, un tanto miméticos con las músicas americanas, la peculiar forma de tocar de Hank Marvin y los pulcros juegos de guitarras acústicas y eléctricas convirtieron a los Shadows en una referencia para los rockeros británicos posteriores. Tras su estela llegaron otros grupos instrumentales, como los Tornados. Ellos cuentan con el honor de haber logrado el primer número uno en Estados Unidos de un grupo de rock británico, con la cósmica Telstar.
Telstar era producto del turbulento cerebro del personaje más genial de la Inglaterra anterior a los Beatles: Joe Meek. Este visionario no sólo fue el primer productor independiente del Reino Unido, sino que además creó un sonido lleno de extraños efectos sonoros, voces fantasmales y ecos espaciales, todos construidos en el estudio de grabación que había montado en su piso. Figura de culto entre los amantes de la música marciana, nunca eligió demasiado bien a sus artistas, y su figura declinó hasta su suicidio en 1967, previo asesinato de su casera. Pero antes facturó perlas como éste Johnny remember me, interpretada por su protegido el actor John Leyton.
Meek también estuvo detrás de algunas grabaciones de Screaming Lord Sutch, otro individuo extravagante donde los haya. Pionero de las melenas masculinas, su avanzadísima puesta en escena mezclaba rock y terror, y aunque no cantaba especialmente bien, sus temas poseían una cruda autenticidad inédita en la música británica del momento. Él fue el primer artista de la historia para el que Halloween era todos los días, como se puede comprobar en esta especie de videoclip de su tema Jack el Destripador.
El repaso a la Inglaterra pre-Beatle no estaría completo sin mencionar a Johnny Kidd & The Pirates. Ellos grabaron la canción más memorable del rock británico entre 1960 y 1962, Shakin' all over. Lo mejor es que se trataba de una cara B, y que la grabación ni siquiera estaba terminada, pero su energía era tal que se convirtió en un éxito inmediato dentro y fuera del Reino Unido.
Ninguno de los artistas de esta época marcó un antes y un después en la historia del pop, pero su influencia enriqueció a otros músicos que sí lo hicieron. En sus inicios, los Beatles tomaron buen ejemplo de los Shadows, e incluso John Lennon y George Harrison les dedicaron su única composición juntos, la prehistórica Cry for a shadow. Los Who incluyeron en su repertorio durante años Shakin' all over, que a su vez fue modelo de comportamiento para muchos grupos de garaje norteamericanos. Adam & The Ants llevaron al extremo neorromántico el look de Johnny Kidd & The Pirates, y Malcolm McLaren tenía en la cabeza a Billy Fury cuando hizo el casting para montar los Sex Pistols. Y desde luego, Alice Cooper le debe a Screaming Lord Sutch más de una lección de brujería.
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Publicado por: solanas julia 09/03/2010
EJEMPLO DE BUEN GUSTO MUSICAL Y DE LA INFLUENCIA DE LA MUSICA NEGRA EN AQUELLOS AÑOS