Por: Guillermo Altares10/04/2010
Una sola imagen de Don McCullin (Londres, 1935) resume todo el horror de la Guerra de Vietnam: en ella se ve a un marine con la mirada perdida, sucio, cansado, traumatizado por todo lo que ha visto durante la batalla de Hue, en 1968. El año pasado, Reporteros sin Fronteras dedicó el libro que publica cada año a este británico que lleva medio siglo retratando la violencia del mundo, desde la crisis de Suez de 1956 hasta Darfur. Sin embargo, su último proyecto no tiene nada que ver con la guerra o por lo menos con las guerras de este siglo: es un recorrido por ciudades romanas del sur del Mediterráneo, que acaba de ser editado en el Reino Unido bajo el título de Southern Frontiers. A journey across the Roman Empire (Londres, Jonathan Cape, 2010).
Como demostró hace una semana Jacinto Antón en el artículo que ocupó la portada de Babelia, el mundo romano está más de moda que nunca. Tal vez por esa sensación de fin de época en la que la crisis y otras desgracias nos han sumergido, tal vez porque cuanto más leemos más nos damos cuenta de lo que nos parecemos a ellos --no nosotros como europeos, porque Roma no fue un imperio europeo, sino mediterráneo, sino nosotros como sociedades organizadas--, pero es verdad que volvemos una y otra vez a aquel viejo imperio, ya sea en forma de ensayo, de novela histórica o incluso de estupenda serie televisiva.
Durante años, McCullin ha viajado y fotografiado en un impresionante blanco y negro ciudades romanas en países del Magreb y Oriente Próximo: Líbano (Baalbek y Tiro), Siria (Palmira, Bosra y Damasco), Jordania (Jerasa), Marruecos (Bolubilis), Argelia (Djemila), Túnez (Dugga, Cartago, El Djem) y Libia (la ciudades de la Tripolitania, sobre todo la impresionante Leptis Magna). Aunque se hayan recorrido algunos de estos parajes, por mucho que se haya paseado entre las columnas en tardes de verano, las imágenes de McCullin descubren matices de la luz y de la sombra que arrastran al lector al pasado en un viaje imaginario a la grandeza de un imperio que nos define (en su derecho, en su lengua, en su urbanismo, pero también en su brutalidad) más que ninguna otra parte de nuestro pasado.
Las columnatas de Palmira, que crecen en el desierto, los templos de Baalbek (la capital del valle de la Bekaa, uno de los corazones chiíes de Líbano) o el Hipódromo romano de Tiro (la ciudad más importante del sur del país), los bustos que se conservan en el Museo del Bardo, de Túnez, o el capitolio de Dugga (que el autor de los textos que acompañan al libro, Barnaby Rogerson, define con razón como "una de las ciudades romanas más elegantes del Norte de África") o las increíbles ciudades de Libia (tal vez las mejor conservadas del Mediterráneo, pero también las más difíciles de visitar porque el país sigue bastante cerrado al turismo) son los testimonios de ese mundo sin el que es imposible entendernos a nosotros mismos. Y Don McCullin consigue una de esas llaves hacia una parte del pasado que forma parte del presente. Esperemos que Southern frontiers encuentre pronto editor en España.
comentarios 3
Publicado por: online pharmacy 10/04/2010
Si es una imagen que nos muestra todo lo vivido durante la guerra. A su vez es un claro ejemplo del porque se dice que una imagen puede hablar mas que mil palabras.