Por: Winston Manrique Sabogal01/04/2010
Con los libros suele pasar lo mismo que con las personas, que cuando quieres a alguien tu corazón y tu cabeza se dividen entre conservar siempre el mejor de sus recuerdos o, por el contrario, querer saberlo todo a riesgo de decepcionarte. Al final puede más la tentación y buscamos saber más, y el resultado está entre cenizas y fulgores. Esta introducción es por el inédito que se acaba de publicar en España de Vladimir Nabokov, El original de Laura (Anagrama), un título orientativo que se ha dado a la novela que el maestro rusoestaounidense apenas estaba bosquejando cuando murió en Suiza en 1977. Sí, otra vez el dilema, escudriñar en los cajones de los escritores para supuestamente salvar algo o respetar su decisión de que no se publique nada. Hace poco escribí algo parecido en este blog sobre la novela inacabada de Roberto Bolaño El Tercer Reich (también en Anagrama).
Eterno debate o debate bizantino. Pero el caso de esta "Novela en fragmentos", como se ha subtitulado, es diferente y más complejo. Antonio Muñoz Molina ya se refirió a ello, por su edición norteamericana, en un excelente artículo de Babelia hace dos meses. Tras la edición española lo vuelvo a traer por el caso en sí mismo y porque Nabokov es uno de mis escritores preferidos, que en esta ocasión considero saqueado y traicionado. Fue uno de los que me descubrió hace mucho tiempo que cada autor te lleva a leer sus libros de una manera diferente, casi secreta entre ambos, y en su caso es como si él me estuviera contando sus historias cerca del oído. Lo leo susurrando, como escuchando su voz en mi cabeza. Pausado, cadencioso...
En fin, no nos desviemos. Pues El original de Laura son 138 fichas-tarjetas donde Nabokov esbozó, con su puño y letra, un proyecto de novela, con sus tachaduras incluidas, pero sin pulir; apenas ideas, apenas bocetos con sus arrepentimientos. Por eso su voz suena extraña, incluso ajena. El libro se presenta, en cada página, con el facsímil de esas fichas de profesor universitario y debajo la traducción. Todo ello precedido por la introducción de su hijo Dmitri Nabokov que trata de explicar y justificar el motivo que lo ha llevado a traicionar la voluntad de su padre. Gran traición. Bien es verdad que el maestro Nabokov estuvo a punto de quemar el original de Lolita y fue su esposa Vera quien prácticamente lo salvo de las llamas. Y fue ella, precisamente, a quien Nabokov enfermo pidió que si moría sin acabar la novela no la publicara. Sabía que sólo eran garabatos o restos de lo que podría ser una gran obra. Por amor, duda o nostalgia, lo que ella hizo fue guardar esas fichas en una caja fuerte de un banco suizo. Aunque al final ha sido su hijo Dmitri, 32 años después de la muerte de su padre, quien se ha atrevido a publicar este "borrador de sueño", como lo tituló acertadamente Muñoz Molina ("La hermosa novela ya construida en la imaginación de Nabokov resulta ser una serie de ráfagas inconexas, como los sueños mal recordados después de una noche de fiebre").
El original de Laura es más una maniobra económica que literaria, y a parte de eso se refiere Robert Saladrigas en Culturas de La Vanguardia, de Barcelona, cuya crítica comparto. Una pequeña cosa a favor del libro, ¡si acaso!, es que puede servir a fetichistas o estudiosos de la obra del autor de La verdadera vida de Sebastian Knight y Ada o el ardor. Y, bien es verdad, que al leer estos fragmentos he sentido la fascinación, por un instante, de poder ver o conocer ese primer soplo de inspiración de un genio, registrado con su puño y letra en una cartulina; y soñar en lo que el autor de El hechicero hubiera sido capaz de convertir aquellos embriones literarios. Al final, la sensación ha sido de fulgores de una felicidad frustrada.
Pero como también suele ocurrir con las personas que amas tras conocer sus verdades donde el aprecio sale indemne, en el caso de Vladimir Nabokov sale reforzado al contemplar esos destellos, los de uno de los grandes escritores del siglo XX. Pero no todo es desencanto o frustración en la actualidad nabokoviana, porque ahí está la reciente antología de sus Cuentos completos (Alfaguara) que incluye dos inéditos que hacen realidad la cercanía de un maestro. Y para qujenes deseen saber algo más sobre la manera como concebía Nabokov la literatura, en sus aspectos de creador y lector, se han recuperado dos joyas: Curso de literatura europea (RBA y Zeta bolsillo) y Curso de literatura rusa (Zeta bolsillo). Como él dijo una vez el autor de Pálido fuego y Pnin: "El arte no es nunca simple. El arte en su máxima expresión, es fantásticamente engañoso y complejo".
La ilustración del post es de Loredano.
comentarios 13
Publicado por: Finaliza 01/04/2010
Mucha razón