Por: Winston Manrique Sabogal21/04/2010
"La perfección del estilo consiste en no tenerlo. El estilo, como el agua, es mejor cuanto menos sabe", fue el consejo de Gustave Flaubert sobre un asunto tan anhelado y buscado por los escritores.
Tras el desconcierto que pudieron causar estas palabras, Jules Renard trató de aclarar el tema, años más tarde, al afirmar que "el estilo es el olvido de todos los estilos".
Poco después, Anton Chejov daría más luz sobre dicha cuestión al invocar originalidad y estilo en la misma oración: "La originalidad de un autor depende menos de su estilo que de su manera de pensar".
Entonces saltaron, desde más de un siglo atrás, las palabras de Goethe, cuando aseguró que "la originalidad no consiste en decir cosas nuevas, sino en decirlas como si nunca hubieran sido dichas por otros".
En esa línea de pistas concretas, una de las más apreciadas es la de Paul Valéry: "El temor al adjetivo es el comienzo del estilo".
Aunque siempre resuene la voz de Voltaire, que vuelve al principio y al final de este asunto: "Todos los estilos son buenos, excepto el aburrido".
Foto: Manos de la gran poeta polaca Wislawa Szymborska del fotógrafo Kim Manresa que ilustran el libro "Rebeldía de Nobel" (El Aleph), de Xavi Ayén.
Secretos de la literatura: ¿Inspiración o talento? (20 de abril)
"La inspiración es la ocasión del genio", aseguró Honoré de Balzac sobre uno de los misterios de la creación artística y literaria.
Unas décadas más adelante Joseph Conrad "desdivinizó" la inspiración al afirmar que "proviene de la tierra y la tierra tiene un pasado, una historia, así como un futuro; la inspiración no proviene del cielo frío e inmutable".
Medio siglo después William Faulkner aclararía la cuestión diciendo que el escritor sólo necesita tres cosas: "Experiencia, observación e imaginación".
Hasta que a finales del siglo XX Gabriel García Márquez resumió estas y otras ideas: "La inspiración no la concibo como un estado de gracia ni como un soplo divino sino como una reconciliación con el tema a fuerza de tenacidad y dominio".
Babelia publicó el sábado pasado un artículo con recomendaciones de 21 escritores sobre cómo escribir bien y bibliografía de libros recientes.
Foto: Manos de Gabriel García Márquez del fotógrafo Kim Manresa que ilustran el libro "Rebeldía de Nobel" (El Aleph), de Xavi Ayén.
Secretos de la literatura: ¿Qué es escribir? (19 de abril)
"¿Sabéis lo que es escribir? Una antigua y muy vaga, pero celosa práctica, cuyo sentido yace en el misterio del corazón", fueron las palabras de Stéphane Mallarmé para referirse a la seducción de la escritura sobre algunas personas.
¿Y qué es la literatura? preguntaron a Toni Morrison (cuya mano ilustra este post): "Un refugio, un lugar donde todo puede ocurrir, donde se puede reaccionar con violencia o sublimidad, donde es bueno sentir melancolía o temor, o incluso fracasar, o equivocarse, o amar a alguien, o desear algo profundamente, y no llamarlo por otro nombre, no sentir vergüenza por ello. Es un lugar para sentir profundamente".
Durante estas fechas previas al Día del Libro, 23 de abril, sólo voy a a escribir algunos de los secretos de grandes escritores sobre su relación con la literatura y que han quedado a lo largo de la historia. Las fotografías de manos que acompañarán al post serán de Kim Manresa y pertenecen al libro Rebeldía de Nobel (El Aleph) que ilustran las entrevistas que realizó el periodista Xavi Ayén a 16 premios Nobel.
comentarios 47
Publicado por: elzorro 21/04/2010
Yo diría que Javier R.T. tiene razón. Ahí está el caso de Antonio Priante, alabado por la crítica, pero maltratado y ninguneado por los editores y, por lo tanto, prácticamente desconocido por el público. De una obra suya (Mundo, Demonio y Fausto) no publicada en editorial sino colgada en internet (scribd) son las siguienes reflexiones de uno de sus curiosos personajes:
"...Brava gente los editores, sí señor. La gente piensa que su función consiste en posibilitar que las obras de los autores lleguen al público, ¡craso error! La función de los editores comerciales, que son todos, consiste en impedir que la obra de un escritor auténtico sea conocida por el público. Amparados en el nivel intelectual medio, o sea, bajísimo del público lector, se niegan a publicar cualquier cosa que se adentre en la realidad profunda, actuando como eficaz filtro que rechaza lo sólido y sólo deja pasar las briznas y el viento. ¿Qué posibilidades tendría hoy Kafka de que le publicasen sus libros? Menos aún de las que tuvo en su tiempo, y fíjate bien que he puesto un buen ejemplo, porque a Kafka no lo descubrió ningún editor, sino un amigo que casualmente era editor. ¿Cuántos Kafkas (menos afortunados en la amistad) han escrito obras que nunca conoceremos gracias a la labor concienzuda de los editores, murallas impenetrables levantadas entre el auténtico poeta y el público? Y no hay excepciones, y si alguna hay, que se atreva a publicar esto..."
Ah, y lo de LU es de una ingenuidad conmovedora.