Por: Babelia Mundial de Fútbol17/06/2010
OLIVERIO COELHO sigue a la selección de Argentina
Buenos Aires amaneció con mucho frío y sol. En varias plazas se veía a gente abrigadísima, como si estuviera en Sudáfrica, tendida en el pasto, con mate y bizcochitos. Para mí fue demasiado tempranero ese picnic invernal y preferí ver al público de Buenos Aires y al de Johannesburgo desde mi casa, encerrado en mi escritorio, con mi mate y con el malhumor que en cualquiera produce acostarse tarde y levantarse muy temprano.
De antemano venía fastidiado: Maradona había encontrado en una insignificante contractura en un gemelo una excusa para desembarazarse del cerebro de esta selección y acaparar todo el protagonismo. En el partido ante Nigeria, se vio cómo Verón, en un momento complicado, le daba indicaciones tácticas al mismísimo DT. La imagen no pasó desapercibida. Fue un instante eterno –además de público– en el que Maradona vio asediado su protagonismo.
Con un Messi retrasado en el campo, sin embargo hoy no se extrañó tanto a Verón y encima, con la entrada de la fiera Rodríguez, la problemática franja derecha quedó blindada. Ponerse en ventaja rápido resultó un antídoto para mitigar el malhumor y suspender esa disciplina a la que mi mujer y yo somos adictos: darle indicaciones a los jugadores e insultarlos. Ella ensañándose especialmente con el despliegue de Higuaín en los primeros quince minutos; yo con Heinze, que pese a sus dificultades para dominar la pelota y trasladarse, debo admitir que está haciendo un buen mundial como lateral derecho.
En estos dos primeros partidos, gracias a la eficaz triangulación de los duendes imberbes –Messi/Tévez (Agüero en la segunda etapa) /Di María–, Argentina debe haber creado quince situaciones de gol claras con pelota a ras del suelo, un récord teniendo en cuenta la falta de profundidad en el área de selecciones como la de España, Italia y Brasil, de las que se esperaba todo y sólo han engrosado las estadísticas de centros frontales y corners.
La verdad es que la selección, después de la goleada, no es más de lo que creíamos que podía ser, pero contra los pronósticos no se presenta como una selección avara o especulativa –el virus bilardístico ha sido momentáneamente anulado–, sino como un equipo solidario, explosivo y menos ciclotímico, cuya defensa sigue siendo un interrogante. Cumplió con lo que se esperaba de ella: ser un candidato serio y dejar atrás al combinado paranoico y arrogante de las eliminatorias, que vivía justificando errores, sospechando, conspirando y confiando en la providencia cuando las cosas no salían. Los jugadores saben, además, que en un mundial los equipos sin experiencia entran indecisos, que el peso de la camiseta y las individualidades son ventajas psicológicas que deben aprovecharse en los primeros minutos, antes de que el rival se asiente y la realidad supere a la ficción.
* Oliverio Coelho (Buenos Aires, 1977). Su último libro es Parte doméstico (Emece, 2009). Administra el blog conejillodeindias.blogspot.com.
comentarios 15
Publicado por: replica handbags 17/06/2010
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