Papeles Perdidos

Veranos literarios / 5

Escuderos de la locura de Don Quijote

Por: Winston Manrique Sabogal09/08/2010

  
Don quijote de la mancha van gogh
"Hechas, pues, estas prevensiones, no quiso aguardar más tiempo en poner en efecto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran los agravios que pensaba deshacer, entuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer. Y así, sin dar parte a persona alguna de su intención, y sin que nadie le viese, una mañana antes del día, que era uno de los más calurosos del mes de julio, se armó de todas sus armas, subió sobre Rocinante, puesta su mal compuesta celada, embrazó su adarga, tomó su lanza, y, por la puerta falsa de un corral, salió al campo, con grandísimo contento y alborozo de ver con cuanta facilidad había dado principio a su buen deseo. Mas apenas se vio en el campo, cuando le asaltó un pensamiento terrible, y tal, que por poco le hiciera dejar la comenzada empresa; y fue que le vino a la memoria que no había sido armado caballero, y que, conforme a ley de caballería, no podía ni debía tomar armas con ningún caballero; y aunque lo hubiera sido, había de llevar armas blancas, como novel caballero, sin empresa en el escudo, hasta que por su esfuerzo la ganase".

Donquijotepicasso ¡Y la ganó! Porque el verano desquiciador de Alonso Quijano, más conocido como Don Quijote de la Mancha, es el verano literaro más ingenioso y divertido de la historia de la literatura. Una aventura creativa que nos despierta las ganas de ser cómplices y escuderos de El caballero de la Triste Figura en su intención de acabar con los miedos agazapados en los campos españoles. Un desafío estival con un calor tan intenso que le derrite los sesos a Quijano de la misma manera que muchos a veces creemos correr su mismo destino. Y donde realidad, sueño e ilusión crean un nuevo mundo gracias a Miguel de Cervantes Saavedra (España, 1547-1616) cuya novela sí que fue, y es, una aventua literaria que no sólo despejó caminos narrativos sino que vislumbró nuevas rutas del contar y se adentró en el futuro. Que mejor, entonces, que empezar con El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha la semana de Veranos literarios con la que este blog de Babelia rinde homenaje a los elementos estivales cuya espera hace más llevadero el resto del año. Volvamos, pues, a ese instante en el cual Alonso Quijano está apunto de cambiar el rumbo de su vida y de la literatura:


Donquijote "Con estos iban ensartando otros disparates, todos al modo de los que sus libros le habían enseñado, imitando en cuanto podía su lenguaje. Con esto, caminaba tan despacio, y el sol entraba tan de prisa y con tanto ardor, que fuera bastante a derretirle los sesos, si alguno tuviera.

Casi todo aquel día caminó sin acontecerle cosa que de contar fuese, de lo cual se desesperaba, porque quisiera topar en seguida con quien hacer experiencia del valor de su fuerte brazo. Autores hay que dicen que la primera aventura que le sucedió fue la de Puerto Lápice; otros dicen que la de los molinos de viento; pero lo que yo he podido averiguar en este caso, y lo que he hallado escrito en los anales de la Mancha, es que él anduvo todo aquel día, y, al anochecer, su rocín y él se hallaron cansados y muertos de hambre; y que mirando  a todas partes por ver si descubriría algún castillo o alguna majada de pastores donde recogerse y donde pudiese remediar su mucha hambre y necesidad, vio, no lejos del camino por donde iba, una venta que fue como si viera una estrella que, no a los portales, sino a los alcázares de su redención le encaminaba. Diose prisa en caminar, y llegó a ella a tiempo que anochecía.

Pero no todo fueron calores enemigos. Porque si hay sol también hay sombra, sombras como bendiciones:

"Llegaron, en estas pláticas, al pie de una alta montaña que, casi como peñón tajado, estaba sola entre otras muchas que la rodeaban. Corría por su falda un manso arroyuelo, y hacíase por toda su redondez un prado tan verde y vicioso, que daba contento a los ojos que le miraban. Había por allí muchos árboles silvestres y algunas plantas y flores, que hacían el lugar apacible. Este sitio escogió el Caballero de la Triste Figura para hacer su penitencia; y así, al verlo, comenzó a decir en voz alta, como si estuviera sin juicio:".

-Este es el lugar, ¡oh cielos!, que diputo y escojo para llorar la desventura en que vosotros mismos me habéis puesto. Éste es el sitio donde el humor de mis ojos acrecentará las aguas de este pequeño arroyo, y mis continuos y profundos suspiros moverán continuamente las hojas de estos montaraces árboles, en testimonio y señal de la pena que mi asendereado corazón padece. ¡Oh vosotros, quienquiera que seáis, rústicos dioses que en este inhabitable lugar tenéis vuestra morada, oíd las quejas de este desdichado amante, a quien una luenga ausencia y unos imaginados celos han traído a lamentarse entre estas asperezas, y a quejarse de la dura condición de aquella ingrata y bella, término y fin de toda hermana hermosura!.

Imágenes: Montaje sobre un cuadro de Van Gogh, litografía de Picasso y Gustavo Doré.

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comentarios 7

7 Comentarios

Publicado por: NIcolás Gonzalez 09/08/2010

Había empezado El Quijote varias veces y otras tantas lo dejé, no podía soportarlo, era demasiado pesado. Cuando me jubilé decidí hacer el esfuerzo de leerlo, pero antes me informé bien de la interpretación del Quijote, sorprendente: cada uno lo ve a su manera. Voy a poner la mía: es la mejor novela que he leído en mi vida, tan real como la propia vida; Cervantes maneja el castellano como un malabarista de las palabras, las voltea, las intercambia, etc... y juega con nuestra mente y se ríe de ello...impresionante; en muchas ocasiones he tenido que leer varias veces las frases para no dejarme engañar por ese gigante del lenguaje. Mi opinión sobre Alonso Quijano es que no está loco, no no lo está, simplemente tiene manipulada la mente por las ideas que transmiten las novelas de caballería e interpreta la vida según las normas de los caballeros andantes....¿cuantos de nosotros no interpretamos la vida según lo que nos han contado, ya sean nuestros padres, ya sea la escuela, ya sea la religión, ya sean las normas sociales.... y acabamos haciendo los mismos disparates o mayores que Don Quijote...hasta que un día nos damos cuenta de que no son más que mentiras, mentiras muy bonitas, pero mentiras para manipularnos? Lo dice uno que fue a su pesar "un Quijote" y que hoy ya es uno de tantos...

Publicado por: Anavarven 09/08/2010

que fuera bastante a derretirle los sesos, si alguno tuviera.
....

los molinos de Holanda, Turquía, o los reyes católicos y la puerta de Granada, nada dañaba la sombra.... nada dañaba la sombra
es tan bello como Cervantes cuenta la guerra... ni la rendición de Breda tan magistralmente retratada por quien nos hace creer que los guantes nunca dibujan el cielo

así es Cervantes, los guantes no dibujan el cielo pero si quieres ser caballero me imagino a V. W. diciéndole al Quijote, antes tienes que recoger los pájaros helados de la tierra.

exactamente lo que decía Cervantes

muy bello!
la locura de Europa y una doncella para hombres que no pueden ser Byron auqneu vayan a la guerra.
me fascina el Quijote


Publicado por: Tanacrio 09/08/2010

Ahí va el soneto, Rosa:

Diálogo entre Babieca y Rocinante


B. ¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?
R. Porque nunca se come, y se trabaja.
B. Pues ¿qué es de la cebada y de la paja?
R. No me deja mi amo ni un bocado.


B. Andá, señor, que estáis muy mal criado,
pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.
R. Asno se es de la cuna a la mortaja.
¿Queréislo ver? Miraldo enamorado.


B. ¿Es necedad amar?

R. No es gran prudencia.

B. Metafísico estáis.

R. Es que no como.

B. Quejaos del escudero.

R. No es bastante.


¿Cómo me he de quejar en mi dolencia,
si el amo y escudero o mayordomo
son tan rocines como Rocinante.


Borges dice que El Quijote es la historia de una amistad y una alegría, y es muy cierto que El Quijote es una gran alegría. A algunos lectores les da pena la muerte de don Quijote, pero Torrente Ballester deja muy claro que el que se muere es Alonso Quijano "el Bueno", mientras don Quijote, que gana, ha hecho pasar por el aro a todos.

Publicado por: Skippy 09/08/2010

Anteayer les hablé someramente a mis dos hijos mellizos de seis años la historia de Don Quijote. Están como locos por que empecemos a leerla. La mera idea de que un loco ataque a un gigante que en realidad es un molino de viento les pareció sencillamente fascinante y muy divertida.
Mi abuelo siempre me decía que El Quijote ha de leerse al menos tres veces en la vida. Una, cuando se es joven; otra, cuando se ha madurado; la tercera, antes de que las zarpas de la muerte se te lleven.

Publicado por: Un bárbaro 09/08/2010

Yo también considero El Quijote una lectura idónea para el verano. Tenderse relajadamente en la fresca penumbra de un cuarto, después de comer, cuando el sol cae con más fuerza, y viajar imaginariamente por la ardiente Mancha, por inacabables planicies donde la canícula propicia los espejismos, donde la razón pierde su norte... pero también donde humildes posadas nos abren sus frescas estancias con rollizas mozas que nos refrigeran el alma.
Lecturas de aventuras, de paisajes, de viajes... como el de la Alcarria, otro libro que solía leer en verano. Son libros en los que se pueden oir cantar a las chicharras.

Publicado por: alerta permanente: La ballena 09/08/2010

Muy buenas estas ilustraciones,Winston, tanto como la del otro día de Sorolla, al pelo.Y hoy con Don Quijote, quien también tendría que volver a por dinero, una vez hecho caballero.Despistes que tenía el hombre...


Aquí dejo un fragmento:

No diré el nombre del país, ni el del hombre. Era lejos, muy lejos de aquí, en una costa fértil y ardiente.Seguíamos, desde por la mañana, la ribera cubierta de mieses y el mar azul cubierto de sol. Las flores crecían muy cerca de las olas, de las olas ligeras, tan suaves, adormecedoras.Hacía calor; era un blanco calor perfumado de tierra ubérrima, húmeda y fecunda; parecía como si respirásemos gérmenes.


Me habían dicho que, esa noche, encontraría hospitalidad en la casa de un francés que vivía en la punta de un promontorio, en un bosque de naranjos. ¿Quién era? Lo ignoraba aún. Había llegado una mañana, diez años antes; había comprado tierras, plantado viñedos, sembrado grano; había trabajado con pasión, aquel hombre, con furia. Después, mes tras mes, año tras año , agrandando sus posesiones, fecundando sin pausa el suelo potente y virgen, había amasado así una fortuna con su infatigable laboreo.


Y no obstante seguía trabajando, decían. Se levantaba al alba, recorría sus campos hasta la noche, los vigilaba sin cesar, y parecía hostigado por una idea fija, torturado por el inciasable deseo del dinero, que nada duuerme, que nada apacigua.


Ahora aparecía riquísimo.


El sol descendía cuando llegué a su morada. Se alzaba en efecto en la punta de un cabo, entre naranjos.Era una ancha casa cuadrada muy sencilla y desde donde se dominaba el mar.(Del cuento La horquilla, de Guy de Maupassant).

Publicado por: Rosa Mayo Marcuzzi 09/08/2010

Recuerdo mis años en que viviendo en un pueblito de esta pradera argentina, leí tantas veces el Quijote. Siempre es grato volverlo a leer.Los libros de caballería trastornaron -o no - su juicio. A mí, el ver demasiadas películas, también un poco. Lo mismo, sigo compartiendo sus ideales y los más pragmáticos de Sancho. Quisiera transcribir el soneto del diálogo entre Babieca y Rocinante, mas no lo encuentro. El Cid Campeador, Don Quijote, esencias de España. "¡Hazme un sitio en tu montura!", canta Serrat.

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