Por: Carlos Galilea30/03/2011
Lágrimas mexicanas es el título del disco que han grabado dos viejos amigos: un estadounidense de Baltimore, Bill Frisell, y un brasileño de Manaus, Vinicius Cantuária. Ambos cumplen sesenta años esta primavera -Frisell ya entró en su nuevo decenio el 18 de marzo y Cantuária lo hará el 29 de abril- y los dos han multiplicado encuentros y experiencias musicales. Bill Frisell es un guitarrista de referencia en el jazz contemporáneo, capaz de crear a partir de una original mezcla de rock, country, jazz y blues; Vinicius Cantuária aporta inflexiones rítmicas y acentuaciones vocales muy particulares a la hora de hacer samba o bossa nova. Y, si la lista de artistas y músicos para los que ha tocado el norteamericano es impresionante -va desde Elvis Costello, Marianne Faithfull o Rickie Lee Jones hasta John Zorn, John Scofield o Ginger Baker-, el suramericano que, desde que reside en Brooklyn ha trabajado con Marc Ribot, Brad Mehldau, Ryuichi Sakamoto y David Byrne, quizá sea el único que pueda jactarse de haber formado parte, cuando vivía en Río de Janeiro, de las bandas de tres gigantes de la canción como son Caetano Veloso, Gilberto Gil y Chico Buarque.
Vinicius Cantuária y Bill Frisell se han reunido por el puro placer de tocar. Como ya habían hecho tantas veces sin grabación de por medio. Admiración mutua y empatía son las claves de un magnífico trabajo que parte de la idea de Cantuária de pasearse por las influencias latinas que pueblan las calles de Nueva York y por sus recuerdos de boleros y sambas. Buenas melodías, sin renunciar a la improvisación, en un disco de detalles y sutilezas que abre, cantada en español, Mi declaración.
comentarios 4
Publicado por: louboutin heels 30/03/2011
En esta época de poca adquisición musical este disco anima a seguir coleccionando buena música.