Por: Winston Manrique Sabogal15/04/2011
La invitación a descubrir otros territorios literarios de autores en español, más o menos conocidos, o de volver a ellos para darles más impulso, tiene que ver en esta segunda parte con nombres como Vásquez, Barrios, Torres Blandina, Casas, Juan-Cantavella, Márquez, Pron, Labbé, Díaz, Casamayor, Coelho...
Y como son varios, mejor empezar cuanto antes: (aqui puedes ver toda la serie Los mejores libros de la primavera 2011)
Imagen: La violencia, de Alejandro Obregón.
El ruido de las cosas al caer (Alfaguara), de Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, Colombia, 1973). Una prosa ágil y esparcida de imágenes, hecha de frases cargadas de contenido y siempre en movimiento, hacia adelante; ese es uno de los aspectos que más me gusta de la narrativa de Vásquez. Uno de los autores con más proyección global: desde su primera novela, Los informantes, demostró una gran solidez reconocida unánimente por la crítica; lo que se confirmó y aumentó con la segunda: Historia secreta de Costaguana. El libro de cuentos, anterior a estas dos novelas, es fantástico porque da cuenta de sus diferentes registros en la manera de abordar temática y estilísticamente una narración. Un prisma de asuntos emocionales, éticos, morales, psicológicos, políticos y demás. Por otra parte, sus ensayos de El arte de la distorsión, constituyen una clase de literatura y ensanchamiento de puntos de vista. Con su nuevo libro, El ruido de las cosas al caer, premio Alfagura de Novela, Vásquez reconstruye la historia reciente de su país, marcada por la violencia y el terror y las ondas de todo tipo que dicha explosión causa en la sociedad, en el país.
El alfabeto de los pájaros (Seix Barral), de Nuria Barrios (Madrid, España, 1962). Ojalá que con esta novela, que tan buenas críticas ha recibido en España, se la pueda conocer en el resto del mundo de habla hispana y más allá, por supuesto. En Babelia, Lluis Satorras escribió: "Barrios no renuncia a los asuntos que siempre la han caracterizado, el cuerpo de la mujer y sus transformaciones y las funciones elementales de la naturaleza que condicionan la vida humana. Sin embargo, en esta obra se acoge a un estilo más personal, original, un lenguaje naif, inocente pero sutil, muy adecuado para la ocasión, en que las palabras, como los pájaros, vuelan. A la que uno se descuida se juntan en expresivas frases resumiendo dócilmente una emoción o un pensamiento. Los sucesos más sorprendentes adquieren la sencillez de lo cotidiano y uno puede pensar que los milagros son posibles".
Los Lemmings y otros (Alpha Decay), de Fabián Casas (Argentina, 1965). El pasaje de la crítica de Edgardo Dobry, que publicará Babelia, y que he elegido es clarificador sobre el autor y su obra: "Es uno de los poetas centrales de la línea objetivista que, desde los años noventa, renovó vigorosamente la lírica rioplatense. La lengua coloquial –que Casas escribe sin exageración ni demagogia, con un sorprendente efecto de oralidad–, la convergencia de barrio y literatura universal (El spleen de Boedo es uno de sus libros de versos), el mundo tensado entre la candidez y el salvajismo es el mismo en sus poemas que en estas narraciones, en las que buena parte del grupo de amigos son “borrados antes de tiempo con el liquid paper del Proceso, las Malvinas y el sida”.
Mapa desplegable del laberinto (Siruela), de Alberto Torres Blandina (Valencia, España, 1976). Con su anterior novela, Niños rociando gato con gasolina, finalista del Premio Café Gijón, Blandina dio muestras de manejar admirablemente, o mejor, dejarnos asomar, a las muchas historias que siempre circundan a cualquier otra historia. Ninguna historia ni ningún personaje está aislado del todo. Y todo parece indicar que en su nuevo trabajo, Mapa desplegable del laberinto, afina o concentra este tejido estructural y narrativo, y digo parece porque el libro sale en mayo y aún no he podio leerlo, pero los antecedentes del autor me gustan. Por la información de la editorial, esta vez, Torres Blandina trenza la vida de tres personas a medida que las va configurando, teniendo al amor y/o a las pasiones y deseos, y más allá de estos sentimientos, como ejes a través de los caules ellos mismos se van descubriendo al igual que el lector.
El asesino cósmico (Mondadori), de Robert Juan-Cantavella (Almassora, España, 1976). En la línea de novelas fragmentadas, tipo cubo de Rubik, donde cada capítulo, o cara del cubo, puede leerse de manera individual pero donde la calve es ver la manera en que cada pieza, o cara, va encajando hasta dar forma a la historia total. Esa es la estructura. El lugar es la isla de Meteca y el tiempo es el futuro, año 2035, donde pasado y ese presente se confunden, inspirado en las novelas pulp. Lo que empieza como algo normal se va transformando en pura fantasía hasta quedar en dominios de lo pupl, donde hasta los difuntos tienen mucho que decir o definir el curso de la historia narrada.
El último día antes de mañana (Alianza), de Eduard Márquez (Barcelona, España, 1960). Márquez es un poeta que ofrece aquí su versión narradora. Sobre este libro, María José Obiol, dice en su crítica, que publicará próximamente Babelia: "El último día antes de mañana es una reflexión sobre la existencia, sobre ese tiempo joven que transcurre sin dificultad, sin prisa hasta que lo perdemos. Sobre ese tiempo que parecía espléndido, a pesar de la perplejidad por el descubrimiento del amor y la traición: emociones pertenecientes a una etapa en la que todo lo demás no incumbe. Lejanos los días que llegarán con dolor de entrañas ante la pérdida de una hija. En la novela se narra la pérdida con una sinceridad dramática que se exilia de lo truculento. Eduard Márquez propone una lectura intensa sobre la memoria de una música, unos amigos, amores y conversaciones que son como llamaradas. Fogonazos directos que reclaman atención".
El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia (Mondadori), de Patricio Pron (Argentina, 1975). Su elección el año pasado dentro de la lista de Granta, como una de la jóvenes promesas de la narrativa en español, ha servido para hacerlo más visible, porque su carrera, efectivamente, lleva una gran trayectoria. El libro saldrá en mayo, por eso no lo he podido leer aún, pero la editorial lo resume así: "Una novela sobre la responsabilidad de padres y abuelos en los hechos trágicos de la historia reciente. Una historai universal que afecta a todos aquellos que han vivido y muerto por defender una idea". Suena bien, y en manos de Pron más aún, porque, además, está basado en su propia vida, en la de su familia, la de su país, Argentina.
Otros escritores a tener en cuenta esta temporada son:
Pablo de Santis (Argentina, 1963), con Los anticuarios (Destino), aunque es conocido en su país y parte de América Latina en España aún no tanto. Novela.
Carlos Labbé (Chile, 1977), con Caracteres blancos (Periférica). Cuentos.
Gregorio Casamayor (España, 1955), con La vida y las muertes de Ethel Jurado (Acantilado). Novela.
Jenn Díaz (España, 1988), con Belfondo (Principal de los Libros). Novela.
Oliverio Coelho (Argentina, 1977), con Un hombre llamado lobo (Duomo). Novela.
Jesús Gil Vilda (España, 1971), con Crisis de gran mal (El Aleph). Novela.
comentarios 19
Publicado por: Mariajose 15/04/2011
1Q84 de Haruqui Murakami y PURGA de Sofi Oksanen, vale la pena.