Papeles Perdidos

Cine

El dilema de James Stewart y Bin Laden

Por: Guillermo Altares13/05/2011

Liberty

El crítico de cine de The New York Times, A. O. Scott, regala a los lectores de la página web de su diario un vídeo semanal en el que analiza y recuerda una película. Pueden ser clásicos del cine estadounidense, como La última película, El gran Lebowski o La noche del cazador, reivindicaciones personales, como The Warriors, títulos interesantes del cine europeo, como 12:08. Al este de Bucarest, incluso alguna marcianada –acaba de revisitar South Park-. Es una selección ecléctica y muy personal, pero siempre interesante. Esta semana da en la diana con la película que ha escogido: El hombre que mató a Liberty Valance, el western que John Ford rodó en 1962.

Con su implacable blanco y negro, El hombre que mató a Liberty Valance es uno de los primeros western crepusculares, tema sobre el que Ángel Fernández-Santos escribió páginas maravillosas como recordamos recientemente en este blog. Pertenece a ese momento de los años sesenta en que se dejó de ver el Oeste sólo desde el punto de vista de la aventura y la gloria para convertirse en una mirada cínica y dolorida sobre el propio pasado de Estados Unidos. Pero este filme de John Ford, que muchos cineastas consideran el mejor director de la historia, ha sido rescatado por Scott por un motivo muy sencillo: plantea, como ninguna otra película, el debate que se ha abierto tras la muerte de Osama Bin Laden en Abbottabad. Es lo que podríamos llamar el dilema de James Stewart.

Este western de Ford, uno de los últimos filmes que rodó el genio del parche en el ojo, autor de obras maestras como Centauros del desierto o El hombre tranquilo, arranca cuando un venerado senador, James Stewart, llega, junto a su mujer, Vera Milles, a una ciudad del Oeste, Shinbone, para asistir al entierro de un hombre al que casi nadie recuerda, John Wayne. El director del periódico local convence a Stewart para que le cuente la historia que hay detrás de esta visita y ese flashback es El hombre que mató a Liberty Valance. La frase final, "en el Oeste, cuando los hechos se convierten en leyenda, imprime la leyenda", es una de las más famosas del cine de Ford -y el título de la biografía más documentada del cineasta, escrita por Scott Eyman-.

Muchos años antes, Stewart llega al territorio salvaje en diligencia, cuando es asaltada por un forajido que mantiene aterrorizada la región, Liberty Valance, interpretado por un increíble Lee Marvin. Además del robo, recibe una paliza. Sin pistola, cargado de libros, Stewart es un abogado que quiere llevar al Oeste la ley. Como dice el crítico Scott en el magnífico vídeo de The New York Times, "las historias sobre la fundación de la sociedad civil hablan muchas veces de violencia". Cuando llega, herido, a Shinbone, entonces apenas un poblacho, conoce a todos los personajes locales, a la que será su esposa, al dueño de la taberna local, al director del diario, Dutton Peabody -con el que Edmond O'Brian consigue construir uno de los periodistas más valientes y admirables de la historia del cine- y John Wayne, un tipo bueno, duro y temido. Un diálogo entre los dos resume el dilema que plantea el filme. "No le quiero matar, quiero meterlo en la cárcel", asegura James Stewart. A lo que John Wayne responde, mientras señala su pistola: "Estos libros de leyes valen mucho para usted, pero no aquí". Al final, el abogado no tendrá más remedio que enfrentarse a Liberty Valance pistola en mano.

Como ocurre siempre con el cine de John Ford, una aparente simplicidad esconde una enorme complejidad. El hombre que mató a Liberty Valance es uno de sus filmes más sutiles en el que encontramos de todo: una defensa de la libertad de expresión, una historia de amor o un retrato irónico de la política. Pero la película tiene dos temas centrales: una reflexión sobre los protagonistas ocultos de la historia, sobre quién se queda siempre en segundo plano y, sobre todo, un debate sobre los límites de la violencia y la ley, sobre la justicia y la injusticia, sobre el poder los libros de leyes cuando no van apoyados por las pistolas. ¿Qué podemos hacer cuando la ley no es suficiente y la violencia pone en peligro nuestra sociedad? ¿Es legítimo? ¿Nos rebajamos cuando utilizamos los mismos métodos que nuestros enemigos (éste es uno de los argumentos que utiliza Stewart cuando discute con John Wayne: "matar a Liberty Valance me hace entrar en su mundo")? Abbottabad tal vez no está tan lejos de Shinbone.

(Fotografía: Lee Marvin, James Stewart y John Wayne en El hombre que mató a Liberty Valance).

 

 

comentarios 37

37 Comentarios

Publicado por: MARIANO JUAN-R 13/05/2011

Por cierto, en mi opinión, es mucho mejor biografía (incluyendo la documentación) de Ford la escrita por Joseph McBride: "Tras la pista de John Ford" que, siendo buena, la de Scott Eyman:

http://lacomunidad.elpais.com/miscelaneas-culturales/2010/3/28/de-libros-tras-pista-john-ford-joseph-mcbride

Publicado por: MARIANO JUAN-R 13/05/2011

Dejando aparte el título, que ya es dejar...porque relacionar, siquiera nominalmente, al grandísimo Stewart con el macroterrorista tiene bemoles. Lo cierto es que la flor de cactus se la regalaron como una ofrenda amorosa a Tom Doniphon.
Saludos cordiales.

Publicado por: Skippy 13/05/2011

Excelente post, Guillermo.
Yo me digo (porque al fin y al cabo, a nadie le debe importar lo que yo piense) que Abbottabad, en realidad, puede estar a la vuelta de la esquina el día (o la noche) que uno menos se lo espera. Lo importante es saber cómo va uno a responder, es decir, haberse planteado mucho antes el dilema ético y haber dado con la respuesta que uno considere correcta.
Saludos.

Publicado por: a-s-e-s-i-n-o-s (como ellos) 13/05/2011

Hombre, que se plantee esto en según qué cavernas, tiene su lógica.

¿Pero, aquí? ¿Quién se traga que haya dilema?

Publicado por: Alberto 13/05/2011

Bueno decir que es un Western crepuscular de los años setenta cuando es una película de principios de los 60 me parece ya empezar con mal pie el artículo. Para mí la película va del contraste entre la conciencia individual del personaje de James Stewart que se siente culpable por haber cometido un crimen y deslegitimado para seguir dedicándose a la política, pero extrañanamete para la masa se convierte en un héroe, quizá porque a nivel individual somos todos unos cobardes pero cuando estamos juntos nos tiramos de la moto. Entonces John Wayne digamos que resuelve el problema consiguiendo que el hombre (Stewart) se sienta en paz con su conciencia para al mismo tiempo aprovecharse de la fama que se ha ganado por algo que realmente no ha hecho. Esa es mi opinión totalmente subjetiva, personal y espero que no sesgada.

Publicado por: miguel 13/05/2011

Muy buen artículo; y estupendo comentario de SAGI.

Publicado por: JIMMYWEB 13/05/2011

Me parece muy acertado el artículo y la comparación entre Bin Laden y Liberty Valance. Y tras el desenlace de la operación muchos de los estados "democráticos" se ha apresurado a felicitar a Obama, entre ellos el nuestro.
Pero no hace mucho, nuestro ex-presidente González comentó que tuvo en su mano una operación similar contra la cúpula de ETA y todo el PP se apresuró a condenarle y ponerle la etiqueta de señor X. Y eso que no llegó a apretar el botón!!

Publicado por: Beatriz Basenji 13/05/2011

Witness: El que un país se considere en situación bélica no le faculta per se atropellar leyes y países para hacer la suya.
Por empezar, lo ocurrido con el 11S es muy cuestionable. Los mismos familiares de las víctimas gestionan investigaciones porque nada de lo que se las ha dicho a nivel oficial les cuadra como verdad.
Existen leyes internacionales que rigen sobre estas materias jurídicas de dominio internacional. No hace mucho fué detenido en un país de Sudamérica un criminal nazi, que tiene ahora 91 años, se pidió la extradición y fue llevado al país europeo que solicitaba su comparecencia. Fue juzgado y condenado. Punto.

Los Estados Unidos en honor a su tradición democrática debió haber pedido a Pakistán la extradición de Bin Laden. Mas le digo. En el 2001, constan documentos que jefes talibanes ofrecieron a Bush entregarle a Bin Laden para ser juzgado, y éste se negó. ¿Por qué se negó?

Cualquier país que sea atacado por terroristas, tiene el derecho de defenderse, como lo ha hecho España con Eta. Cuando los ha detenido, les llevó a juicio y al cumplimiento de la sentencia. Es lo que corresponde en paises civilizados. Si actuamos igual que los terroristas,somos aún peor que ellos, puesto que no respetamos ninguna de las leyes a las que los Estados se han sometido a través de los diversos tratados internacionales.

Acá además tenemos una muy dudosa muerte de Osama Bin Laden, dado que hubo quienes hablaron de su muerte hace años. Esa muerte nunca fué desmentida y precisamente, por ese hecho, aceptada. Luego de proclamar la muerte de Bin Laden en Abbotabad, no solo no se muestra el cuerpo del difunto, sino que se le arroja al mar con excusas francamente pueriles. Una potencia mundial no puede obrar de tal modo por ninguna causa.
Se no mostró a la opinión mundial , en su momento, cuando fué detenido Saddan Hussein, y también cuando fué ajusticiado. Es lo que corresponde. ¿Por qué no se ha procedido con Bin Laden de igual modo?

Publicado por: Gunter 13/05/2011

En las inmortales palabras de Forrest Gump (ya que aquí todo es paralelo a películas de Usa): "Stupid is as stupid does.", y aplicado a este caso: Socialista es quién socialismo hace. Obama es socialista por su prédica de "Justicia Distributiva", "Justicia Social", Capitalismo de Amigotes, y el resto de descerebramientos sociatas.
.
En cuanto a la muerte por envenenamiento agudo por plomo de bin Laden, todo el mundo lo confunde con un criminalito de barriada. Bin Laden era un terrorista que no respetó ninguna ley, ni ningún tratado internacional. Bin Laden peleó sin uniformes, sin bandera, decapitó a mansalva a prisioneros, atacó instalaciones civiles selectivamente. En otras palabras irrespetó todas las leyes y convenciones, por lo que perdió todo derecho a su amparo. Quienes lo querían "capturar" por legalidades, debieron mandar su policía a buscarlo, pero no lo hicieron por miedo o incompetencia. Usa le aplicó la vacuna antirabica, y el resto es aire limpio.

Publicado por: sin perdón 13/05/2011

Por nuestros medios se nos conocerá. Según la versión oficial (pensemos que en este caso la información que nos dan es cierta), Osama estaba desarmado. Si esto es así, Obama ordenó a sus hombres la ejecución de un hombre que no podía defenderse y de esta forma, por sus medios, deslegitimó su acción y perdió la oportunidad de hacer valer sus fines. Ahora no puede enseñar las fotos de su trofeo de caza porque, en su recién adquirida condición de animal, podría convertirse en presa o, mejor dicho, convertir a "su pueblo" en presa. Es una vergüenza. Si ésta es una "guerra" entre moros y cristianos, que no me digan que Obama es cristiano porque me borro...

En cualquier caso, acostumbrados a mentiras y calumnias, no hay que descartar que el presidente de los Estados Unidos sea sólo un mentiroso con mucha ambición y poca conciencia

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