Por: Elisa Silió18/06/2011
"Cuando pusieron el teléfono mi padre nos reunió y nos dijo: ‘A los amigos se les visita en su casa, no se les llama’, como si previera que iba a suponer modificaciones en las relaciones", recuerda Ricardo Piglia. Con esa misma expectación mira el novelista argentino el presente y el futuro de la literatura, enriquecida y a su vez atormentada por el ciberespacio. Lo que Piglia llama "tensión entre técnica y creación". Sobre este tema el ganador este año del Premio Nacional de la Crítica con Blanco nocturno dialogó el pasado domingo junto al escritor Alberto Olmos, ácido crítico desde su blog lector Malherido, y la editora de Siruela Ofelia Grande. El encuentro, organizado por Babelia, se celebró en el marco de la 70ª Feria del Libro de Madrid, y se tituló: Del papel al ciberespacio: Metamorfosis de la literatura y la crítica.
"Tenemos a nuestra disposición un campo de información tan amplio que muchas veces las novelas que uno lee están cargadas de demasiadas informaciones que entorpecen a veces la narración", lamenta Piglia. "La técnica abruma con una enorme cantidad de información no procesada y, ante esa situación, la narración tiene que adaptarse. Si pensamos en Borges, uno de sus grandes temas era cómo organizar esa información. De ahí su obsesión por los catálogos, las bibliotecas, las enciclopedias… La biblioteca no era un sitio para sentirse cómodo, si no para ver que había libros que uno no había leído". Por eso el autor de Plata quemada, colaborador de Babelia desde el pasado enero, considera que hay que asociar "la narración con la experiencia y la información con algo ajeno a uno, algo externo".
Alberto Olmos también ahondó en esta sobreabundancia informativa, casi siempre mal digerida."Uno tiene la posibilidad de comprobar lo que uno cree y ha escrito en las webs, y eso puede llevarle a pensar que sabe más de lo que sabe. Y esos escritores no se dan cuenta de que los lectores tienen también ordenador y resulta muy desalentador teclear algo muy llamativo y encuentrarlo en la Wikipedia". "Eso es bastante malo para la literatura. Es mejor exhibir en los libros un conocimiento muy exquisito o directamente inventárselo", reflexiona el autor de A bordo del naufragio.
En cuanto a los retos del libro electrónico, Ofelia Grande mira con optimismosu presencia. "Es un arma más para hacer llegar a los lectores las obras". Aunque reconoce el miedo del sector a "dos cuestiones mal resueltas en España: la piratería; hemos desbancado a China y ya somos primeros; y el IVA, que es del 15% frente al 4% del papel". Reconoce que "hay inquietud por nuestro desconocimiento de ese mundo, pero tenemos que afrontarlo como un reto del nuevo siglo".
A Olmos le resulta "excesiva" la profusión de novelas con imágenes. "Es tópico y pueril. No tienen sentido en el momento actual porque si interactuases con las fotos…". El bloguero no es amigo tampoco de la "fragmentación literaria, a modo de zapping, saltando en Internet de un texto a otro". "Será interesante cuando se componga con letra, imagen o música concibiéndose para este formato". Grande también alerta sobre la moda en las novelas de integrar Internet en la trama: "Hay que incorporarlo como forma de comunicación como está en nuestras vivas. Pero, cuidado, se corre el riesgo de quedarse obsoleto en dos años".
A Ricardo Piglia, quien con Blanco nocturno ha ganado también el premio Rómulo Gallegos, le "impresiona" que a la narración vaya asociada desde el principio la interpretación: "La crítica se queda fuera con la circulación de las opiniones en la web. Pero estas muchas veces no intentan descifrar el libro, son calumnia, un panfleto para retirar o alentar la lectura de un libro". Olmos, a quien le llueven las copias a su página, sostiene que estos blogs, en los que se mitifica a ciertos clásicos de la literatura, "se mide la sociedad actual y enseguida se juzga y se condena". "Son personas que no tienen ninguna conexión con el mundillo y no escriben mal. Y, aunque tienen una formación deficiente, conectan con el lector medio porque estos piensan que no están contaminados por otra opinión". Grande recela en especial de las redes sociales: "Es fácil escudarse detrás de un nickname. Vivimos un cibermundo contaminado. Las redes son un peligro porque no todas las opiniones merecen la misma credibilidad y eso ensucia mucho. Se insulta, a veces hay pequeñas venganzas o peloteos miserables".
"Las pequeñas editoriales no están obsesionadas en la crítica sino en salir en todas partes. El éxito no es que dos popes digan algo, sino que 30 blogs les saquen. Y eso es un error de apreciación". A veces se busca en Google y contestan a una crítica cuando "es posible que lo vean 30 personas al mes".
comentarios 9
Publicado por: alazais 18/06/2011
Pienso que el tiempo no podrá poner en su sitio a los buenos escritores anónimos del presente,porque ya es prácticamente imposible escribir bien y batallar con agentes literarios , editores, intereses mercantilistas y lectores masificados o adormecidos culturalmente. Sugiero una indignación colectiva que lleve a los escritores de verdad a los blogs y a la generosidad de compartir ficciones, cultura, arte y experiencia como se comparte la información. Y el resto...puede que pronto ya no se llame literatura.