Por: Winston Manrique Sabogal18/08/2011
"Era un día muy caluroso del mes que agosta la hierba y los trigales alcanzan su punto más maduro. El cielo, sin apenas nubes, estallaba en una luz casi dolorosa y se apoderaba de todo cuanto alcanzaba su mirada. Parecía que el sol jamás llegaría a hundirse en el horizonte. (...)
Al cabo de un largo trecho de camino, cuando el sol se presentaba como soberano absoluto y abrasaba cuanto alcanzaba, a Orso le flaquearon las fuerzas. Pero había algo en su entorno que le devolvió a un tiempo añorado. Por fin, como un sueño lejano y casi olvidado, reaparecieron los bosques de su tierra: umbríos y resplandecientes. Y al espolear su montura para entrar en ellos y perderse en su espesura, una luz intensa se adueño de él. (...) El eco de una antigua voz regresó, le rodeó y se apoderó de todo su ser, devolviéndole a un niño que escuchaba el rumor de las ruecas y las palabras femeninas, aquel niño que buscaba secretos y descubría voces que viajaban en el tiempo, que se descolgaban del tiempo y del silencio. (...) Era su propia voz que, en ráfafgas de viento desconocido, repetía: 'Yo soy Orso, dueño y Señor de Lines...'. entonces, la voz se retiraba y parecía regresar a un tiempo futuro. Y escuchó el lamento de un niño que decía: 'Padre, perdóname, perdona a tu hijo Aranmanoth...".
Y así es como bajo a aquel verano profético, y extraviado en la Edad Media, empieza una historia de magia y encantamiento que habrá de cerrar su círculo histórico y narrativo cuando us protagonistas vayan en búsqueda de otro estío. Una novela, o un cuento largo con ecos antiguos, titulada Aranmanoth con la que Ana María Matute (Barcelona, 1925) cerró un tríptico situado en la Edad Media: La torre vigía (1971), Olvidado Rey Gudú 1997, su gran obra) y esta Aranmanoth (2000). En estos libros autónomos, pero unidos por la estirpe de sus magníficas historias entrecruzadas de personajes y tiempos y espacios, la Premio Cervantes 2010 despliega sus inquietudes y reflexiones sobre la búsqueda de la infancia y las batallas entre lo humano y lo imaginario, el duelo que libran eternamente el amor y los afectos con sus enemigos. Y, precisamente, en las apenas 191 páginas de Aranmanoth, Matute convoca a casi todo su universo literario.
Aranmanoth es la huida y su travesía para alcanzar un sueño, un viaje físico y al interior del ser humano y las batallas que se libran dentro de él aunque no nos demos cuenta. Un mundo de hadas, hechizos, seres extraordianrios y episodios extraños para contar la vida real, como las mejores fábulas y cuentos fantásticos. Esta vez para adultos. Volvamos entonces, años después, a ese territorio de leyenda que nos muestra la humanidad como en una bola de cristal, y escuchemos a Aranmanoth, hijo de Orso, Señor de Lines, y del hada más joven del Manantial:
"Un día, estando a solas con el poeta, Aranmanoth le preguntó:
-¿Qué es el corazón que, a veces, tanto duele?
-El corazón es eso que tenemos dentro y que la emprende a patadas, o simula paz, o llena de frío o calor nuestra naturaleza. El corazón, Aranmanoth, es el gran depredador.
-¿Por qué dices eso? -se inquietó Aranmanoth
-Porque el corazón es como un lobo, un lobo hambriento. El corazón es el gran depredador porque puede destruir mitos y enseñanzas aprendidas, y aún deleitosas imaginaciones... Incluso esperanzas. Es lo más importante que has heredado de tu naturaleza humana, más que tu capacidad de entender el lenguaje del agua, o de las aves, o las voces del silencio."
Un pasaje que contiene el universo personal-intimo-emocional-literario de Ana María Matute, en el cual todo ello es una sola presencia, una sola sombra y una sola luz. Es una idea que procede de la inocencia de aquella niña de cinco años que se escondía en un armario donde descubrió la imaginación y la magia para revestirse y defenderse de la crueldad del mundo que la rodeaba y la acechaba. Fue una niña de la Guerra Civil y la posguerra española que aprendió a fabular para protegerse de la realidad más próxima y también más lejana.
Demos, ahora, otro salto en el tiempo, y donde este tiempo busca cerrarse en otro verano real y simbólico:
"Aranmanoth y Windumanoth iban en dirección contraria a la de sus perseguidores. Los dos muchachos se dirigían hacia Lines, en busca de Orso. Deseaban contarle todo lo ocurrido desde el día de su partida, su infatigable búsqueda del Sur. (...) Las noches empezaban a ser más largas y frías. (...) Una mañana cuando apenas había asomado el sol tras las colinas, Aranmanoth escuchó el canto de un mirlo. (...) En aquel momento Windumanuth se desperezó y abrió los ojos. El sol ya se había apoderado completamente del cielo, y deslumbraba, protegió su rostro con las manos".
Aranmanoth, de Ana María Matute (Espasa).
Imagen. Foto de Peack Dsitric, del blog Chocoadicta
VERANOS LITERARIOS 2011 (aquí la serie 2010 y 2011):
13- El secreto de El amante de Lady Chatterley, de Lawrence
12- El placer de Las amistades peligrosas, de De Laclos
11- Una noche de juego mágico en Rayuela, de Cortázar
10- Huéspedes de lujo en Retorno a Brideshead, de Waugh
9- Visita el País de Nunca Jamás con Peter Pan, de Barrie
8- El vuelo luminoso de Tokio blues, de Murakami
7- Revivir ante la belleza en La muerte en Venecia, de Mann
6- Bajo las estrellas y la alegría de El camino, de Delibes
5- El verano delator de Ana Karenina, de Tolstói
4- El esplendor de la felicidad en Memorias de Adriano, de Yourcenar
3- En la campiña de Orgullo y prejuicio, de Austen
2- El calor sin tiempo en la Comala de Pedro Páramo, de Rulfo
1- Marchitar y florecer en los dominios de El Gatopardo, de Lampedusa
Prólogo: El verano literario de tu vida
comentarios 6
Publicado por: Sergio 18/08/2011
Mi humilde aporte a las historias de verano, saludos!
http://didactogenia.blogspot.com/2010/03/no-quedan-dias-de-verano.html