Por: Winston Manrique Sabogal12/08/2011
Verano recomendado por CLAUDIA y CDG
"He estado antes aquí", dije; había estado, en efecto, primero con Sebastian, más de veinte años atrás, un día claro de junio, con las cunetas rebosantes de lechosas reinas de los prados y el aire cargado de todos los perfumes del verano. Era un día de especial esplendor y, a pesar de que había estado allí tantas veces y con tan distintos estados de ánimo, fue aquella primera visita la que mi corazón evocaba ahora, en la última".
Y un torrente imparable de vivencias empiezan a renacer en Charles Ryder en medio de la II Guerra Mundial, cuando vuelve a aquella casa maravillosa de Sebastian, su gran y querido amigo de universidad, convertida ahora en uno de los cuarteles del conflicto bélico. Una magistral y circular historia narrada por Evelyn Waugh (1903-1966) en Retorno a Brideshead, cuyo verano literario les hubiera gustado vivir a CLAUDIA y a CDG, dos lectores de este blog. Ellos han elegido una historia personal y privada de un mundo aristocrático, dentro de un fresco sensible y agudo de entre guerras que ha quedado como en un ámbar en la memoria de Charles. Hermosa novela, y nostágica y melancólica historia sobre el amor no correspondido e inmerecido, sobre su búsqueda, la amistad, la lealtad, la frustración, la religión como condicionante de la felicidad en los avatares de una familia aristocrática de Inglaterra. Y Charles como invitado, o espía, de aquel universo ajeno al suyo, pero anhelado; y por el cual está embelesado, tanto por sus personajes como por el mundo y el espacio que estos habitan. Vemos todo aquello a través de Charles como un inocente e ingenuo muchacho que aprenderá tantas cosas de la vida a través de la ilusión, la estética y de la fatalidad y su inevitable destino, a veces. El tema de la novela -escrita entre 1943 y 1944 durante la convalecencia de su autor en la Guerra, y publicada en 1945- es, según el propio Waugh, "la influencia de la gracia divina en un grupo de personajes muy diferentes entre sí, aunque estrechamente relacionados". Vamos, entonces, como huéspedes de lujo de Brideshead y escuhemos la memoria de Charles y sus reflexiones y sintamos sus emociones:
"-¡Por qué le llaman 'castillo' a esta casa?, dice Charles.
- Es lo que era hasta que lo trasladaron.
- ¿Qué estás diciendo?
- Pues eso. Teníamos un castillo a un kilómetro y medio de aquí, allí abajo, cerca del pueblo. Después nos encaprichamos con el valle, desmontaron el castillo, trajeron las piedras hasta aquí arriba y edificaron una casa nueva. Me alegro de que lo hicieran , ¿y tú?.
- Si fuera mía nunca viviría en otra parte.
-Eso es lo malo, Charles, que no es mía. Ahora mismo sí lo es, pero normalmente está llena de bestias rapaces. ¡Ojalá fuera siempre como ahora...! Siempre verano, siempre sin gente, la fruta siempre madura, y Aloysius de buen humor...
Es así como me gusta recordar a Sebastian, tal como era aquel verano, cuando vagábamos a solas por aquel palacio encantado: Sebastian bajando a toda velocidad en su silla de ruedas por los senderos del huerto, bordeados de boj, a la búsqueda de fresas alpinas e higos calientes, o impulsándose a través de los invernaderos, de un perfume a otro, para cortar un racimo de uvas moscatel o elegir una orquídea para nuestro ojal, Sebastian exagerando cómicamente las dificultades, y Nancy Hawkins bordando plácidamente en un rincón diciendo: 'Sois tal para cual; un par de niños. ¿Es eso lo que os enseñan en la universidad?
Sebastian tendido al sol, de espaldas sobre un banco del patio de columnas mientras que yo, acomodado en una silla dura, me esforzaba por dibujar la fuente.
- ¿La cúpula también es de Íñigo Jones? Parece posterior.
- ¡Oh, Charles, no seas tan turista! ¿Qué importa cuándo se hizo, si es bonita? (...)
-Creo que será mejor que vengass conmigo a Venecia, dijo.
-Estoy sin blanca.
- Ya he pensado en eso. Allí viviremos a costa de papá. Los abogados me pagan el pasaje: primera clase y litera. Por ese precio podemos viajar los dos en tercera. (..)
Y nos convertimos en turistas. Cara consiguió que hiciera de cicerone un minúsculo noble para quien todas las puertas se abrían. Ella nos acompañó a contemplar abrumadores esplendores del lugar, flanqueado a veces, pero sin perder en ningún instante su aire pulcro y prosaico.
Los quince días en Venecia pasaron rápida y dulcemente..., quizá demasiado dulcemente. Me estaba ahogando en miel, sin sentir el aguijón. Algunos días la vida transcurría a la misma velocidad que las góndolas, cuando avanzan por los canales laterales, mientras el barquero emite a modo de aviso un grito quejumbroso y musical. Otros días, la lancha saltaba sobre la laguna con su estela de espuma iluminada por el so. Conservé un recuerdo confuso de sol ardiente sobre arena y de frescos en interiores de mármol; de agua por todas partes, lamiendo la piedra pulida, reflejada en una mancha de luz sobre los techos pintados; de una noche en palcio Corombona como las que pudo haber vivido Byron; de melón y prosciutto en el balcón al fresco de la madrugada; de pan y queso calientes y cócteles de champán en Harry's".
Y pasó aquel verano, y luego otros y sus vidas fueron tomando rumbos diferentes sin poder quitarse de la cabeza aquellos días. Y Charles y Sebastian que se entristecían porque pensaban que nunca iban a vivir una guerra, sin saber que batallaban ya la propia y se encaminaban a vivir la Segunda Guerra Mundial. Gracias a Claudia y a CDG por invitarnos a este verano literario de lujo, por hacernos volver a Brideshead y a sus ecos tan deliciosos como endiabladamente nostálgicos y podamos levantar una copa por los momentos felices. ¿Querrías visitar Brideshead? ¿Qué opinas del comportamiento de Charles o Sebastian en la novela?
Retorno a Brideshead, de Evelyn Waugh, de la traducción de Caroline Phipps (Tusquets)
Imágenes: Fotograma de la serie de television Retorno a Brideshead, con Jeremy Irons, como Charles.
VERANOS LITERARIOS 2011 (aquí la serie 2010 y 2011):
9- Visita el País de Nunca Jamás con Peter Pan, de Barrie
8- El vuelo luminoso de Tokio blues, de Murakami
7- Revivir ante la belleza en La muerte en Venecia, de Mann
6- Bajo las estrellas y la alegría de El camino, de Delibes
5- El verano delator de Ana Karenina, de Tolstói
4- El esplendor de la felicidad en Memorias de Adriano, de Yourcenar
3- En la campiña de Orgullo y prejuicio, de Austen
2- El calor sin tiempo en la Comala de Pedro Páramo, de Rulfo
1- Marchitar y florecer en los dominios de El Gatopardo, de Lampedusa
Prólogo: El verano literario de tu vida
comentarios 8
Publicado por: ADA 12/08/2011
Gracias a esta serie de los 80, me convertí en una anglófila, mejoré mi inglés, estudié un MA en Inglaterra y sigo fascinada por la cultura de este gran país...Por chocante que parezca, hoy desde Brasil, sigo admirada por la delicadeza y profundidad de los personajes retratados en la serie y por una banda sonora magnífica... Quisiera visitar este "castillo", en cuanto pueda...