Por: Winston Manrique Sabogal03/08/2011
"Penetraron en los bosques y, despidiéndose por un rato del río, fueron subiendo hacia las tierras altas. A través de los claros del bosque pudieron sus ojos recrearse con encantadores paisajes del valle, de las colinas que lo cerraban por el otro lado, cubiertas en gran parte del boscaje, y de algunas secciones del río. (...)
Iban, pues, avanzando muy lentamente cuando las sorprendió otra vez, con igual asombro por parte de Elizabeth que la vez primera, la visión del señor Darcy, que se acercaba a ellas y estaba ya a muy corta distancia. Como el camino en esa parte del río era más despejado lo vieron antes de tropezar con él. Aunque llena de asombro, Elizabeth se hallaba más separada que la primera vez para una entrevista, y se dijo a sí misma que si venía con el propósito de hacerse el encontradizo con ellas no perdería su serenidad en la conversación. A pesar de todo, pensó por un instante que tal vez tomase otro sendero. Esta sospecha no duró más que el tiempo que Darcy desapareció en una curva del camino, porque al salir de ella se encontraron frente a frente".
Así comienza el fin de los desencuentros entre Elizabeht Bennet y Darcy de Pemberley, narrados por Jane Austen (Inglaterra, 1775-1817) en Orgullo y prejuicio. Una novela de amor y amores con su comparsa de emociones y sentimientos encabezados por la duda. Y el corsé de la sociedad, ¡claro! Una obra que casi dos siglos después, fue publicada en 1813, goza de la gran frescura de la comedia romántica e inteligente. La descripción de la época y la sutil penetración psicológica de los personajes y la crítica a la sociedad y sus costumbres, sobre todo rural, dan un vuelo artístico a esta obra que logra la complicidad del lector desde sus primeras y famosas y recordadas palabras: "Es una verdad universalmente reconocida que a todo hombre soltero, poseedor de fortuna cuantiosa, le hace falta casarse". Una frase que retrata la época.
Después de un largo aprendizaje de los protagonistas de Orgullo y prejuicio, llega el verano para ayudar a romper las reglas que asfixian a Elizabeht y Darcy, al igual que a las otras parejas de la novela: Jane y Bingley y Lydia y Wickham. Tres parejas sobre las que Jane Austen levanta un atlas del amor, sus aristas y sus aproximaciones.
"El señor Darcy ocupó su puesto junto a Elizabeth y caminaron juntos. Después de un corto silencio fue ella la primera en hablar. Quería que Darcy se diese por bien enterado de que, antes de venir a Pemberley, se había asegurado de que él estaba ausente; en consecuencia, empezó por hacerle notar que su llegada había sido completamente inesperada. (...)
Hubo una pausa, al cabo de la cual dijo Darcy:
-Entre los que llegan hay también una persona que tiene verdaderos deseos de que usted la conozca. ¿Me permitirá, si no pido mucho con ello, que le presente a mi hermana para que la trate mientras permanezca en Lambton?
La sorpresa que produjo esta súplica fue verdaderamente grande; tan grande que no se dio cuenta Elizabeth de la forma en que accedió. Comprendía que cualquiera que fuesen los deseos que la señorita Darcy tenía de conocerla era obra de su hermano y, sin darle mayor trascendencia al hecho, resultaba satisfactorio. Le complacía pensar que Darcy, a pesar del disgusto, no había formado mal juicio de ella. Siguieron caminando en silencio, embargados los dos en sus respectivas meditaciones".
Superados, ya prácticamente a esta altura de la novela, Darcy su orgullo y Elizabeth sus perjuicios, y aprendido varias lecciones de la vida, sólo les queda empezar a vivir su amor. La escritora Donna Leon se refirió al personaje femenino en un vídeo de Babelia el año pasado, puedes verlo aquí. ¿Y a ti, qué es lo que más te gusta de Orgullo y prejuicio y de las novelas de Jane Austen?
* Orgullo y prejuicio, de la traducción de Armando Lázaro Ros (Punto de Lectura)
Imagen: Fotograma de Orgullo y prejuicio, de Joe Wright, con Matthew Macfadyen y Keira Knightley.
PD: Algunos de los libros citados por ustedes en el post-prólogo de El verano literario de tu vida protagonizarán, con sus propios comentarios, esta serie la próxima semana: del 8 al 12 de agosto.
PUEDES LEER AQUÍ LA SERIE VERANOS LITERARIOS:
2- El calor sin tiempo en la Comala de Pedro Páramo, de Rulfo
1- Marchitar y florecer en los dominios de El Gatopardo, de Lampedusa
Prólogo: El verano literario de tu vida
comentarios 32
Publicado por: esteban 03/08/2011
Lo que siente Elizabeth es PREJUICIO,no lo confundan con 'perjuicio'.
Corríjanlo,por favor.Sean cuidadosos con el lenguaje.