Papeles Perdidos

Cine y literatura

Espectros de la Guerra Fría

Por: Guillermo Altares20/09/2011

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Cuando cayó el Muro de Berlín, muchas voces apocalíptico literarias se lanzaron a enterrar la literatura de John Le Carré. Lo que era un enorme sinsentido: primero porque, siguiendo esa regla, sólo se podrían escribir novelas sobre el mundo presente (el final de la Guerra Fría no tendría que representar el final de las novelas sobre ese periodo, al igual que la caída del Imperio romano no imposibilitó a Robert Graves o a Marguerite Yourcenar escribir sobre la dinastía de los Claudios o sobre el emperador Adriano con unos cuantos siglos de distancia); segundo porque Le Carré supo adaptar sus relatos a los nuevos tiempos y se ha convertido en uno de los grandes cronistas de nuestra época y tercero porque todas las grandes novelas son, al final, grandes historias universales que transcienden tanto el periodo en el que han sido escritas como el periodo en el que están ambientadas. Le Carré no habla sólo de la Guerra Fría: reflexiona sobre la capacidad de algunos hombres para mantenerse morales en un mundo inmoral, habla de la traición, de la culpa y de las intrigas que, superándonos, dirigen al final nuestras existencias. Además, la Guerra Fría está volviendo. Una película recién estrenada en España, La deuda, y, sobre todo, una nueva adaptación de Calderero, sastre, soldado, espía de Le Carré, vuelven a aquellos tiempos del comunismo. El filme basado en la novela de Le Carré que en España se tituló El Topo, dirigido por Tomas Alfredson (Déjame entrar) y con un reparto espectacular, ha recibido unas críticas muy positivas tras su estreno en Reino Unido y su paso por el Festival de Venecia (a España no llega hasta diciembre).

"Una dramatización extraordinaria, precisa y sombría", escribe el novelista William Boyd en The Guardian, mientras que el semanario The Economist, que no suele publicar críticas de cine, describe el filme protagonizado por Gary Oldman como "memorable". El reto era doble: llevar a la pantalla el complejo mundo de George Smiley y el Circus no es precisamente sencillo y, mucho menos, cuando existe un precedente que todos los aficionados a la literatura de John Le Carré tienen en mente: las dos series de la BBC que protagonizó a finales de los setenta Alec Guiness, Calderero, sastre, soldado, espía y La gente de Smiley (obras maestras de la televisión que se pueden comprar en inglés en amazon.co.uk por unos 15 euros). La deuda, por su parte, ambienta una parte importante de su metraje en uno de los espacios más cinematográficos del siglo XX: aquel Berlín dividido, nido de espías y complots, que añora la protagonista de Goodbye Lenin, el filme que relató como ningún otro la imposible nostalgia del comunismo.

En las páginas de este diario, el crítico Carlos Boyero, que vio el filme en Venecia, confesaba que sus reticencias iniciales ante la película surgían por la fuerza que había conseguido darle al personaje de Smiley el gran Alec Guiness, aunque reconocía que desaparecieron rápidamente. "Alfredson ha captado el espíritu de Le Carré, su estilo visual es tenso y pausado, describe los matices y hace entendible una historia complicada de narrar en imágenes. Los flashbacks no chirrían y tienen sentido. También han desaparecido mis prejuicios ante la excelente interpretación que hace Gary Oldman de Smiley", escribió.

Tal vez no haya ningún motivo concreto para explicar el regreso de la Guerra Fría y de la literatura de Le Carré más allá de su inmensidad literaria: a estas alturas del partido no hace falta defenderle como uno de los grandes narradores europeos de las últimas décadas, mucho más allá del género del espionaje. Como dice William Boyd, "los novelistas eligen la arena en la que quieren habitar y es su imaginación y su pericia la que la convierte en significativa". También, como demuestra la incombustible serie James Bond o los filmes de Bourne, las películas de espías nos fascinan y nos divierten (aunque el espesor burocrático e intelectual del Circus no tenga nada que ver con el glamour y los repartos de patadas de estos dos personajes)". Este filme es un buen pretexto para releer los mejores libros de espionaje de Le Carré, desde El espía que surgió del frío hasta El topo, Llamada para un muerto o Un espía perfecto.

Calderero, sastre, soldado, espía es también la historia de una traición, inspirada por el caso Philby que tanto fascinó y dolió a Le Carré –"Creo que fue un hombre malvado", dijo en una entrevista con este diario–. Y ese también es otro motivo que puede explicar este regreso: las historias de espías son universales porque pueden servir como perfectas metáforas de muchos otros aspectos de la vida. La confianza, la traición, la lealtad, la inteligencia son valores que nos mueven a todos.

También, como demostró el éxito de Goodbye Lenin, el mundo comunista puede producir relatos apasionantes. ¿Por qué? Porque era imposible y sin embargo existió y ha marcado la vida (y la muerte) de millones de seres humanos (que lo siguen padeciendo además en lugares como Cuba o Corea del Norte). Hace unos años, el periodista británico Ben Lewis publicó un ensayo en el que contaba la historia del comunismo a través de chistes, Hammer & Tickle (juego de palabras que se puede traducir como El martillo y la risa). Su teoría es que el comunismo es el único sistema político que adoptó el chiste como forma de expresión popular, desde la misma Revolución Rusa (no podemos olvidar que la primera novela de Kundera se llamaba La broma o la escena del chiste en otra gran película de regreso al comunismo, La vida de los otros).

Aquí van varios ejemplos que Lewis rastreó en la tradición oral del Este. Un Traban (el coche clásico de Alemania oriental, que parecía una cafetera con ruedas) se encuentra con un burro, que le pregunta: "¿Tú qué eres?". "Un coche". "Sí", replica el burro entre carcajadas, "y yo un caballo". ¿Por qué Ceausescu organiza un desfile el Primero de Mayo? Para comprobar quién ha sobrevivido al invierno ¿Qué hay más frío que el agua fría en Rumania? El agua caliente. ¿Cuál es el país más neutral del mundo? Checoslovaquia, porque ni siquiera interfiere en sus propios asuntos internos. ¿Por qué los checos son hermanos más que amigos de los rusos? Porque a los hermanos no se los elige.  Tras 20 años en un campo de trabajo, un tipo vuelve a casa. Su madre le espera en el andén. La abraza nada más descender la escalinata. "¿Cómo me has reconocido tan rápido después de tanto tiempo?", pregunta la madre. "Por el abrigo", responde. Esta pequeña muestra nos describe un mundo absurdo, propio de una obra de Ionesco, y sin embargo totalmente real.

Y también me pregunto si este regreso de la Guerra Fría no tiene que ver con nuestro tiempo. Tras el optimismo feroz que siguió a la caída del muro de Berlín y la bonanza económica, volvemos a una época de crisis y temor. Aquellos tiempos en los que el mundo vivía cada día inmerso en una terrorífica partida de ajedrez, cuyas fichas eran misiles atómicos, ha quedado atrás pero el sentimiento de incertidumbre sobre el futuro está más presente que nunca. Necesitamos cabezas como la de Smiley, incluso tal vez como la de su enemigo Karla.

 

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25 Comentarios

Publicado por: puma ferrari 20/09/2011

Pues eso. So much for the stupid ethnical homogeneity they are seeking around Brussels...

Publicado por: Selección de cortometrajes 20/09/2011

Hay autores a los que la adaptación al cine les queda bien. Yo creo que Le Carré es uno de ellos... ¿opinan lo mismo?

Publicado por: Amburtio centeno 20/09/2011

Para mí, LeCarré se acabó con "La casa Rusia", que sin embargo fui capaz de terminar; cosa que no pude hacer con "El sastre de Panamá". Pero creo que la obra anterior de este autor es Literatura con mayúscula, El Topo especialmente, pero también el resto, incluso las obras más primerizas -Call for the dead, The looking-glass war- y se seguirá leyendo siempre, sea cual sea la época en que se escribió, lo mismo que la Odisea, Madame Bovary o el Quijote. Todo autor tiene su decadencia, y David Cornwell la ha tenido; no pasa nada. POSTDATA: No descarto que novelas de LC posteriores a "El sastre de Panamá" valgan la pena; no me he sentido capaz de leerlas; continúo releyendo "El honorable colegial" y todas las anteriores.

Publicado por: El de abajo abajo 20/09/2011

Una mejor traducción es posible: 'El martillo y las cosquillas'.

Publicado por: alejandro arechavaleta pombo 20/09/2011

como se pueden escribir tantas estupideces sobre una obra tan inteligente como la de Le Carre?

Publicado por: ricardo moreno 20/09/2011

catacrocker, tu dices eso porque no vives en un pais """"comunista""". Te vales de la poca o mucha libertad -NO del sistema imperante- no, la libertad de no vivir bajo las patas de camaradas gorilas como los koreanos, mafiososo como los castro,..y sigue. catacrocker, no tienes ideas propias... lee un poco pero no del catalogo de la nueva-izquierda que quiere revivir al Trosko que mataron.

Publicado por: catacrocker 20/09/2011

totalmente de acuerdo con Ballard, ¿qué es eso de que el comunismo no puede existir, pseudo-progres señores de El País? Estaría bien aportar algún dato económico o histórico para apoyar tal afirmación ¿no cree usted señor autor? Ya vale de escuchar el cuento de que este sistema es el menos malo, y por eso es intocable, menos cuando lo dicen sus propios mercados y lo empeorán. Muy en la línea de El País.

Publicado por: doer 20/09/2011

Me ha gustado mucho el artículo. Hay mucha gente que es aficionada al género en España, un género que sin embargo ha sido denostado por las editoriales. Hay autores muy decentes en España: José Luis Caballero, Iñaki Abad, Francisco Castillo, Martinez Reverte...
Reinvidiquemos la novela española de espionaje. Aquí hay un blog dedicado a ella: http://lanoveladeespionajeespa.blogspot.com/

Publicado por: Angel C. Campoamor 20/09/2011

Estupendo artículo, si no fuese por los párrafos 5 y 6, lamentables. Frente al panorama de casi pensamiento único en televisión, dictado por los USA, hay que reivindicar y rescatar del olvido la inteligencia que solía estar presente en esas series británicas de los 70 y 80: "Yo, Claudio", "Retorno a Brideshead", "La caída de las águilas", así como otras apenas conocidas por los pobres mortales, como la excelente serie de adaptaciones de la literatura gótica y de fantasmas que la BBC hacía para cada Navidad (con adaptaciones excelsas de M.R. James o Charles Dickens), o la serie de Nigel Kneale "Beasts", y tantas y tantas otras de las que la gran mayoría no ha oido siquiera hablar...

La salud mental del vapuleado ciudadano global lo agradecería...

Publicado por: Argento 20/09/2011

Increíble, ayer terminé de ver "La Gente de Smiley" en Youtube esa joya de LeCarré y la BBC pues durante años esperé infructuosamente verla en TV; claro" difícil que el chancho silve" ; no hay tiros, explosiones, sexo, ¿como divertir y hacer rating hoy en día?? Ojála "se pongan de moda Autor, tema y filmografía, pues esto será un clásico como Shakespeare sin exagerar, este autor llevó la novela de espías a un nivel superlativo en esta trilogía que completan El Topo y El Honorable Colegial que sigue esperando que un productor quijotesco y un hábil director (ojalá fuese Cóppola!!!) la lleven a las pantallas. Excelente nota!

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