Por: Winston Manrique Sabogal17/10/2011
BABELIA avanza, en primicia, un relato inédito de uno de los maestros de la narrativa canadiense.
Una novela y dos libros de cuentos han sido suficientes para que Alistair MacLeod sea considerado un clásico contemporáneo canadiense. La publicación de dos inéditos en un volumen que incluye todos sus cuentos es una celebración y un regalo de historias vívidas para los lectores. Isla: todos los cuentos, será editado por RBA este jueves e incluye dos sorpresas: el relato que da título al volumen y La expulsión. BABELIA, a través de este blog, ofrece hoy, en primicia, el segundo y magistral de estos inéditos con el ánimo de difundir a uno de esos escritores casi secretos cuya lectura es un lujo que vale la pena compartir. El cuento que ofrecemos hoy es una maravilla en cuanto a estilo y la imbricación del tema (la modernidad avasalladora sobre la tradición y la identidad) en una estructura indicada. Descargar MacLeod-La expulsión
El mundo de MacLeod (North Battleford, 1936) es un péndulo de emociones, un péndulo del tiempo entre el pasado y el presente de sus personajes donde se avista fugazmente su futuro. Uno de los temas que vertebra la literatura de MacLeod es la identidad, las rutas previstas o inesperadas que recorre el individuo, a veces huyendo, sin saber que va en busca de sí mismo, hasta que un día la vida le fuerza al reencuentro con su verdadero ser y el lugar en el que está y del que proviene; la tierra y su entorno, la indisociable alianza que moldea a las personas. Así se aprecia en la novela Sangre de mi sangre y los cuentos Los pájaros traen el sol y El Regreso, ahora reunidos en Isla (RBA). Macleod se especializó en literatura británica para después ejercer como profesor de inglés y de escritura en las universidades de Bloomington (Indiana) y Windsor (Ontario).
La magia de la sensibilidad de este autor canadiense para narrar situaciones cotidianas pero cruciales en el devenir de los individuos o del lugar, lo hacen inolvidable. Desde lo visible de las personas y de la vida aparentemente sosegada, MacLeod desvela el alma humana y el Tiempo con todas sus servidumbres. Caminos que un día se bifurcaron y, de repente, parecen destinados a juntarse de nuevo creadno otro futuro.
Desde la primera frase, la cadencia de sus palabras impregnadas de imágenes, pensamientos e ideas atrapan por la armoniosa combinación de belleza y profundidad; reflexión. Así, con gran delicadeza, MacLeod nos lleva hasta lugares, momentos y situaciones difíciles, conmovedoras, reconocibles. Historias pobladas de gestos y de la manera en que ellos son determinantes en la vida, por nimios que parezcan.
Cabo Bretón, una isla muy fría del Atlántico donde se crió Alistair MacLeod, es el escenario preferido de su narrativa. Para mí ha sido uno de los más placenteros hallazgos literarios de lo que llevamos de siglo. El año pasado, en agosto, cerré la serie Veranos literarios, en nuestro blog Papeles perdidos, con un pasaje del cuento El final del verano que puedes ver en este enlace, aquí.
Ahora les dejo con el comienzo del cuento que avanzamos hoy en primicia La expulsión:
"De madrugada le despertó el perro al tirar de la manta de lana de la casa Condon que cubría la cama. Ahora la manta lucía un color crudo, amarillento, aunque en sus tiempos había sido blanca. Estaba hecha con la lana de sus ovejas y debía de tener medio siglo. En primavera, cuando esquilaban, su mujer y él solían reservarse los mejores vellones que enviaban a la fábrica de Lanas Condon de Charlottetown. Y meses más tarde, casi como por arte de birlibirloque, llegaba la caja de mantas. (...)
En una ocasión cuando ya eran mayores, su hijo el casado, John y su esposa, los llevaron a él y su mujer de viaje hasta la isla de Príncipe Eduardo. Era verano, y salieron de Cabo Bretón un viernes para regresar el domingo a media tarde.Esto sucedió mucho antes de la locura que se desató tras la publicación de..."
Espero que les guste. el cuento completo lo podrán leer hacia las once de la mañana.
comentarios 11
Publicado por: Antonio 17/10/2011
Pues a mi me gusta mucho este escritor. Simplemente me conmueve. Yo no soy un "entendido", pero creo que muchos de los comentarios que he leído son de personas demasiado condicionadas por la técnica, por el estilo, por las tertulias de posmodernidad y meta..meta..literatura. Y no se trata de eso. Estas personas han perdido la capacidad de emocionarse, de afrontar la literatura con una ingenuidad que jamás debe perderse. Dicen los pintores que la técnica de la perspectiva debe aprenderse profundamente para luego olvidarla, y dejar que emane de forma instintiva. Yo creo que a este escritor le ocurre lo mismo con la técnica literaria, aparentemente la ha olvidado; por eso el que "escudriña" no encuentra explicitados esos signos de excelencia. Pero este señor está por encima de eso y consigue lo más importante, transmitir las emociones de una forma que te invanden sin que te des cuenta. Eso sí, si no tenéis la coraza puesta. Saludos a todos.