Por: Fietta Jarque04/01/2012
Rivalidades y comercio, invasiones, migraciones, dependencias e independencia, expolio y sometimiento. Pero también miles de sutiles signos de convivencia y de mutua contaminación cultural. Lo cierto es que la relación entre las dos orillas del Mediterráneo no ha sido fácil. La incomunicación, en el más amplio sentido, es quizá el signo de un frustrante intento de comprenderse, de convivir, de identificarse. En lo que se refiere al arte, el deseo de alcanzar el paso de la modernidad occidental llevó a muchos pintores del Magreb a adoptar la pintura sobre lienzo y adaptarse a los movimientos en boga, ajena a sus prácticas artísticas tradicionales. Pero algo no cuajaba del todo. No ha sido hasta hace un par de décadas, y en particular en los últimos años, cuando ha surgido con fuerza una pléyade de artistas del norte de África con propuestas intensas y propias, con lenguajes plásticos maduros. Ahora la globalización ha conseguido que esa ancestral incomunicación quede de lado. La exposición Magreb dos orillas, que está en el Círculo de Bellas Artes de Madrid hasta el 15 de enero, da pruebas de que en esa región hay artistas con muchas cosas qué decir y capacidad para expresarlas.
La mayoría de ellos ha pasado por la experiencia de la emigración, algunos viven en Europa e incluso han nacido allí. Y es quizá esa experiencia la que articula su discurso, integrando los dos mundos. Hay una visión crítica y también reivindicativa. El video Miopía de la tunecina Nicène Kossentini juega en tres pantallas con el ojo, el pastor y las cabras, integrando el paisaje al hecho y al acto de observar. El marroquí Mohamed El Baz (foto superior) incendia las cabezas de sus personajes o enciende la realidad con unas letras de neón rojo. Meriem Bouderbala (foto inferior) hace una simbiosis de su doble identidad oriental-occidental a través de autorretratos que la radiografían como odalisca, lo íntimo y lo que se revela a los ojos de lo demás. La presencia de la espiritualidad se deja sentir en las piezas de Mounir Fatmi, de complejas caligrafías en soportes como hojas de sierra circulares. También las obras de Yazid Oulab respiran la poética sufí, convertida en humo, y la de Younès Rahmoun evoca un derviche giróvago a través de un cono de luz. La arquitectura también es un tema que interesa a artistas como Chourouk Hriech y sus construcciones ornamentales que suben por las paredes, o los óleos de Driss Ouadahi que contraponen vistas urbanas con estructuras superpuestas en busca de la vibración del color. Es una exposición que abre un abanico habitualmente cerrado en los circuitos de arte. Quedan pocos días para verla, vale la pena darse prisa.
Magreb dos orillas. Círculo de Bellas Artes. Alcalá, 42. Madrid. Sala Picasso. Hasta el 15 de enero.
comentarios 1
Publicado por: sergue checkove 04/01/2012
El arte como experiencia personal, individual y única hay que descubrirla en los instantes de las experiencias de cada individuo y, como tal, esa experiencianos dará una nueva idea, una nueva visión de la expresión artística de la cultura de un país, de una región y en concreto de un sitio en particular. Tenemos que ver, examinar, analizar y profundizar en las ideas, en las formas, en los temas de este espacio físico -un lugar- una cultura, una experiencia estética para darnos cuenta y adquirir conciencia de otras experiencia estética de otro sitio, lugar, país o cultura.
Ahora con la globalización e internacionalización de todos los quehaceres del ser humano, el mismo ser humano está en ese proceso de globalización cultural, política, económica, espiritual y educativa de su ser y experienncia en este planeta donde ahora vivimos.
El ser humano esta experimentando un nuevo renacer de si mismo hacia una nueva vida y experiencia existencial en todos los quehaceres del ser humano en este planeta tierra. El ser humano poco a poco descubrirá nuevas experiencia estéticas día a día de su existencia humana en este planeta donde ahora vive.
Creo ver que España tiene la conciencia abierta al despertar de nuevas experiencia, no solo estéticas, sino toda clase de experiencia, como la experiencia social política del 15-M o la del 15-O, que ya brincaron el mar Atlántico y han llegado a America y al resto de los Continentes,Asia, Europa, America, Africa y Oceanía. Creo que los ciudadanos españoles tienen o han captado la conciencia global, universal hacia donde ahora corre el ser humano en el planeta tierra.