Papeles Perdidos

Cartas desde Hiroshima

Por: Tereixa Constenla23/02/2012

PeticionImagenCAP1XHJKToyofumi Ogura daba clases de Historia en la Universidad de Hiroshima. El 6 de agosto de 1945, una mañana típica de Hiroshima, húmeda y sin viento, notó “un destello de luz blanca azulada, como el que produce la ignición del polvo de magnesio, y un fulgor inundó el cielo”. Se arrojó al suelo, luego observó una masa de humo “en forma de cumulonimbo” que hervía furioso hacia el cielo y sobre él “un hongo monstruoso del que descendía un pie muy ancho, parecido a un tornado”.

A pesar de señales tan extrañas, el profesor Ogura creyó que había estallado un polvorín. Todavía pasarían nueve días hasta que los japoneses escuchasen por vez primera, de labios de su primer ministro Suzuki, dos palabras que ya nunca separarían: bomba atómica. A Hiroshima le había tocado pasar a la Historia de la mano de una catástrofe, una de las nuevas creadas por la inteligencia humana, transportada hasta su ciudad en un B-52 llamado Enola Gay.

PeticionImagenCA54UE91El fue “un superviviente casual”, el único profesor que no murió de su departamento de Historia, porque en aquel preciso instante caminaba a unos cuatro kilómetros de la ciudad. La bomba sorprendió a Fumiyo, su esposa, delante de unos almacenes. Se desmayó allí mismo y murió dos semanas después, tras una agonía dolorosa en la que los síntomas de sus lesiones se agravaban con los días sin que su marido fuese consciente hasta el final del alcance de sus heridas. No eran convencionales, no había signos externos traumáticos. Nadie sabía tampoco que existía una enfermedad por radiación, que cambiaba el grupo sanguíneo de los afectados, minaba sus glóbulos rojos y blancos y les provocaba hemorragias internas. Los enfermos comenzaban a descomponerse y pudrirse en vida: las lombrices intestinales abandonaban sus cuerpos antes de que muriesen.

Entre el carrusel de sentimientos de aquellos días Ogura experimentó un bulímico deseo: informar mediante cartas a su mujer de lo que había ocurrido tras su muerte. Durante un año escribió nota tras nota. Para ella y para él.

En 1948 aún no se había publicado ningún libro sobre la catástrofe, pese a la amplia cobertura en prensa. Un editor animó a Toyofumi Ogura a relatar su experiencia personal. Releyó sus notas, las rehizo levemente y, ese mismo año, tras sortear la censura de los aliados, vieron la luz como Cartas a mi difunta esposa. Notas sobre la bomba atómica de Hiroshima. Se imprimieron ejemplares con la frase “Printed in Occupied Japan” destinadas a la exportación. En España nunca se había publicado, según Gonzalo Pontón, editor de Pasado y presente, que acaba de lanzar el libro, titulado ahora Cartas desde el fin del mundo.

Seis décadas después el relato de la Hiroshima devastada gracias a la fisión nuclear sigue sobrecogiendo. Uno se imagina a Ogura, tras su desconcierto, subido a una colina para disponer de una vista panorámica. Y entiende su miedo al encontrar que su ciudad “había dejado de existir en tan solo tres horas. La sexta ciudad más grande de Japón, con una población de 400.000 habitantes y conocida como la ciudad del agua por estar situada sobre los deltas de siete ríos, había desaparecido”.

Ruinas, escombros, algún edificio sobresaliendo entre la desolación. ¿Y la gente? Se habían concentrado en el monte Hijiyama para ponerse a salvo. Casi todos iban descalzos, algunos con vendas en los brazos. “Casi todos permanecían callados, como si les hubieran arrancado el alma (…) eran como cadáveres vivientes”.

PeticionImagenCAPNPBUCY fue solo el comienzo de las escenas del fin del mundo. Los cuerpos flotaban en el río, atascándose contra los pilares de algún puente. Algunos cadáveres tenían los músculos al descubierto y casi todos el espanto como última expresión grabada en el rostro. "A algunas personas les habían saltado los ojos de las órbitas, a otras les había explotado el abdomen y se les habían salido las entrañas".

Se calcula que murieron 100.000 personas (la cuarta parte de la población). Y según el estudio que cita Ogura, alrededor de 75.000 lo hicieron el día que cayó la bomba, en la mayoría de los casos como resultado de la destrucción física de la ciudad y de la onda expansiva. Pero otros 25.000 perecieron en los días y semanas siguientes por causa de la radiación. Y morían en mitad del caos y del desconcierto del personal sanitario que se encontraba con enfermos con temperaturas de 42 grados, vómitos de sangre y hemorragias internas y quemaduras que no respondían a lo conocido.

"Cualquier político o militar que leyera este libro perdería las ganas de hacer la guerra", escribe el escultor Kotaro Takamuro en la introducción a la actual edición. Debería ser lectura obligatoria.

 

 

comentarios 10

10 Comentarios

Publicado por: Yo sólo sé que no sé nada 23/02/2012

Estuve en Hiroshima, visité el domo y el museo. Es espeluznante y tristísimo ver en el museo los relojitos de los niños que iban a la escuela parados a la hora exacta que cayó la bomba, cosas que parecen pelucas y es la cabellera completa que se le desprendió a alguien por la radiación, por otra parte a un costado de la plaza donde se encuentra el Memorial hay un monumento pequeño en forma de tortuga a los coreanos que murieron en el ataque y que eran esclavos de los japoneses en el momento del ataque.

Les recomiendo la novela El Pabellón Dorado de Yukio Mishima y estos juegos de trivia sobre Japón y palabras del japonés en el castellano.

http://www.dwaroo.com/Play_Quiz.aspx?Gid=1142

http://www.dwaroo.com/Play_Quiz.aspx?Gid=1445

Saludos

Publicado por: Una opinión 23/02/2012

He aquí una página con datos que, de ser ciertos, deben hacernos reflexionar sobre nuestra naturaleza humana, y si tanta guerra de verdad ha terminado para siempre:

http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Guerras_por_n%C3%BAmero_de_muertos


Publicado por: Paul 23/02/2012

Pregunto: ¿No es que los crímenes de lesa humanidad no prescriben? Los responsables de Hiroshima y Nagasaki nunca fueron juzgados...como tantos, tantos otros.

Publicado por: Stímulax 23/02/2012

¿Adónde va el sufrimiento? Siempre me he hecho esta pregunta desde niño; todo el dolor que es capaz de infligir y sufrir el ser humano, ¿adónde va? Finalmente y con lo años -no demasiados, un par para el medio siglo- he llegado a la conclusión inquietante de que al igual que la energía ni se crea ni se destruye sino que simplemente se transforma: como en un ciclo parecido al del agua: cae sobre nosotros, nos empapa, ...y se evapora para volver a caer sobre nuestras cabezas en un círculo si no infinito sí de igual finitud a la condición humana.

Publicado por: Juan Ignacio 23/02/2012

Tuve la oportunidad de estar la mañana del 6 de agosto de 1.985 en Hiroshima, efectivamente, con un calor húmedo espantoso. Es una experiencia, dolorosa, que recomiendo. Visitar el museo del Parque de la Paz (la zona de la ciudad donde mayor daño hizo la explosión) creo que cambia a cualquiera en el sentido de que le vuelve pacifista por mucho ardor guerrero que llevase antes de entrar, lo que allí se ve no lo sé describir con palabras, es el HORROR.

Publicado por: Caroline 23/02/2012

por mucho que pasen los años, por muchas explicaciones que se den, por muchos artículos históricos que se escriban, no lo entiendo.

Simplemente eso.

Publicado por: MARIANO JUAN-R 23/02/2012

El corresponsal de guerra de la revista "Time", John Hersey, publicó en 1946 en "The New Yorker" su espléndido reportaje periodístico: "Hiroshima", todavía hoy estremecedor y con una profunda raigambre humanística. Dicho reportaje fue ampliado posteriormente, en 1984, con un capítulo específico sobre el destino de los supervivientes protagonistas, ya en forma de libro que se ha convertido en un clásico del periodismo de investigación. Está publicado en castellano por Turner, desde octubre de 2002, y se encuentra a la venta en el mercado creo recordar que en otras ediciones de bolsillo.

Por otra parte, existe en dvd una soberbia película de Shohei Imamura: "Lluvia negra" (1989) que es una absoluta obra maestra al respecto.

Saludos cordiales.

Publicado por: enepi 23/02/2012

Os dejo una recomendacion: el documental de la HBO sobre los supervivientes de Hiroshima y Nagasaki: "White light, black rain"

http://www.filmaffinity.com/es/film278981.html

Los hinakushas no solo tuvieron que sufrir la bomba nuclear, sino aun peor, el ostracismo del resto de la gente durante mucho mucho tiempo despues de la catastrofe.

Por otra parte comentar que hoy en dia Hiroshima es una ciudad preciosa y con encanto, que mira hacia atras con conocimiento pero sin odio

Publicado por: Paz 23/02/2012

Ayer recomendaba Antonio Muñoz Molina otro título imprescindible: Hiroshima, de John Hersey.

Publicado por: Marsial 23/02/2012

Las cotas aberrantes que alcanza el ser humano no tienen límites, y para mayor de las desgracias no aprendemos del pasado, y nuetro poder autodestructivo es cada vez mayor, hasta un día que no extingamos por méritos propios...que gran favor le haríamos a nuestro planeta y al universo entero.

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