Por: Elisa Silió01/04/2012
El novelista, músico, cineasta y pintor Artur Balder (Alicante, 1974) estudió historia antigua y filología germánica, pero quién diría que no ha pasado por una facultad de ciencias empresariales. Es un hombre orquesta, contrario al modelo impuesto en el mundo de la edición que cuenta, en su opinión, con demasiados protagonistas. Así que se ha puesto manos a la obra y propone una nueva estrategia que pretende aplicar a su libro La piedra del monarca, editado por Montena hace siete años y ahora reeditado. Por sus derechos en España el sello de Random House Mondadori pagó 35.000 euros -una cifra desorbitada para los estándares de la literatura infantil y juvenil en el país- para relanzarlo tras la edición primera del pequeño sello valenciano The Magic Rider en 2004 que llegó a vender 10.000 ejemplares. Balder ha recuperado los derechos en el extranjero y proyecta, desde Nueva York donde vive, extender sus tentáculos por medio mundo. Fruto de un enorme tesón pues ya con 19 años Balder intentó que Minotauro editase La piedra del monarca. Una obra que rondaba su cabeza desde los 15, tras leer el Hobbit de Tolkien.
Balder controlando las traducciones que, piensa, a veces pierden, el alma de la historia en este proceso. “La traductora de polaco, por ejemplo, se pone en contacto con las editoriales polacas y cuando vamos allí ella es la representante del libro. Normalmente las editoriales firman todos los derechos y lo que ha ocurrido con La piedra es una gran oportunidad. En Nueva York somos un equipo mucho más cerrado y pequeño”.
Sobre lo musical en la pintura (2002), óleo de Artur Balder.
Su intención es colocar en el mercado de una veintena de países La piedra del monarca, que él describe como “un cuento alquímico”. Lo protagoniza un pequeño herrero pelirrojo de 12 años que está encerrado en una piedra filosofal que es un arma secreta de Carlo Magno. “Mis novelas, aunque sea para jóvenes, están encerradas en un contexto histórico. No hay que olvidar que los jóvenes cuando leen están aprendiendo algo. Facilitar un entretenimiento muy banal que no requiere ningún esfuerzo, entronca con eso que yo llamo despiadado”.
Y apunta también al libro electrónico. “Mis libros históricos están en la Red desde hace varios años ilegalmente. No tiene sentido prohibirlo porque alguien que se interese lo escanea. El problema es que los sellos que se están quedando con los derechos digitales, si son pequeños, no tienen la estructura tecnológica para llegar a distribución y llegan a acuerdos con intermediarios que carecen el libro”. Por ese motivo, pretende poner a la venta en Amazon sin intermediarios todas las traducciones. “Es el resultado es que el autor y sus representantes van a ganar más y el precio va a ser competitivo: cuatro o cinco dólares. No vas a vender un libro digital si cuesta 14 euros y en papel 18”.
Balder, que estrena este año un documental sobre el pintor José Manuel Ciria que cierra su ciclo sobre los emigrantes españoles en Estados Unidos, es rebelde por definición y le cuesta plegarse a los requerimientos de los editores. “A veces tienen unas ideas cerradas y yo soy más abierto porque sino no me divierto”. No sólo le pasa con las novelas juveniles, también con las históricas. “Estoy acabando en Edhasa una trilogía Crónicas de Widukind sobre un sajón, monje medieval, que se enfrentó durante 25 años a la intención de Carlo Magno de evangelizar el norte de Europa. Una idea de no sólo lucha de territorios sino de ideas. ¡Me aburro con un personaje que va del punto A al punto B…! Necesito ideas”.
Metódico, trabajador incansable y pura pasión por la literatura, reconoce tener poco trato con los lectores, ni por la Red aunque cuenta con una página web. “No me gusta la idea de buscar a la gente para venderle el libro, aunque con algunos lectores tienes contacto desde hace años. No he creado foros. Los chicos son muy duros y directos, y eso me gusta”. Les ha gustado lo no evidente. Su obsesión: no ser “un superventas momentáneo que puede pasar mañana al olvido absoluto”. La piedra lo ha conseguidp, de su saga Curdy tiene sus dudas.
comentarios 5
Publicado por: TP 01/04/2012
Tal y como están las cosas ultimamente, salir el exterior parece ya la única salida en el mercado español. Pero no solo en el mundo del libro, que está fatal sino en todos los sectores de producción... Creo que las editoriales han tenido el mercado doméstico muy fácil durante años, y tenían que haber invertido más medios en traducir la literatura española para garantizar su presencia a nivel internacional. Esta iniciativa me parece un modelo a seguir