Por: Amelia Castilla04/04/2012
Aficionado a la Pepsi-Cola, fue confidente de la policía, pasó media vida en un manicomio y sigue usando las cabinas de teléfono. El detective creado por Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943), en obras memorables como El laberinto de las aceitunas, y al que algunos quisieron llamar Ceferino, vuelve a la actualidad con El enredo de la bolsa y la vida (Seix Barral), una historia en la que el terrorismo y los propios servicios de seguridad del estado quedarán en cuestión. Vivimos en tiempos de crisis y nuestro detective, que regenta una peluquería de señoras sin más clientes que los empleados del banco que acuden a cobrar el préstamo hipotecario, se ve inmerso en una nueva investigación en la Barcelona de ahora mismo. Años después de dejar el sanatorio de salud mental, nuestro hombre coincide en paños menores con su antiguo amigo Rómulo El guapo. Siguen siendo dos perdedores, aunque Rómulo mantiene su apostura, en el mejor estilo de Tony Curtis. Nuestro protagonista se niega a participar en el golpe que le propone y a partir de ahí arranca el enredo. Para encontrar a Rómulo se apoya en un inefable equipo: la adolescente Quesito, un timador profesional, una acordeonista callejera, un repartidor de pizza y el dueño del restaurante Se vende perro.
En la literatura de Mendoza siempre se encuentran destellos humorísticos, pero su detective loco supera todos los registros. Algunos de sus lectores e incluso una parte de la crítica sonríen de medio lado ante estos títulos, como si se tratara de obras menores, pero en las páginas de El misterio de la cripta embrujada (1979) o las de El tocador de señoras (2001) posiblemente se encuentre el mejor Mendoza. Elaborada en el estilo de una novela policiaca, el autor enfrenta la locura y la cordura para criticar la sociedad. El enredo de la bolsa y la vida, editado por Seix Barral, se publica el 10 de abril y constituye la cuarta entrega de las aventuras de su sorprendente detective. Y hoy te adelantamos, en primicia, las primeras páginas. Que las disfruten.
comentarios 11
Publicado por: felizísima fortuna 04/04/2012
Con un detective sin un chavo...un compañero apodado el guapo con el que compartió celda en un sanatorio mental ...y con un timador profesional en sus filas...
el libro promete...