Papeles Perdidos

AVANCE LITERARIO

Kerouac y Ginsberg: “Llegará un día en que estas cartas harán llorar a América”

Por: EL PAÍS09/05/2012

Kerouac-Ginsberg

La correspondencia entre Jack Kerouac y Allen Ginsberg destripa una de las amistades más apasionantes de la historia de la contracultura. Papeles perdidos te avanza algunos pasajes del libro Cartas que Anagrama publicará mañana.

Puedes leer aquí dos cartas de Ginsberg a Kerouac.

Por Elsa Fernández-Santos

Con la publicación de las cartas de Jack Kerouac y Allen Ginsberg se abre un nuevo capítulo sobre cómo discurrió una de las amistades más legendarias de la Generación Beat. Una larga correspondencia que se inicia en 1944 (Ginsberg tenía 17 años y Kerouac, 21) y se cierra en 1969 con la muerte del autor de En el camino. Por ellas no solo transitan detalles de la escena cultural de la época sino las complejas digestiones de dos escritores fundamentales para entender la literatura estadounidense de la segunda mitad del siglo XX. Desde estas Cartas, Kerouac y Ginsberg nos hablan con esa hilvanada intimidad del mejor género epistolar para llegar al corazón de una época con la intensidad del documento.

El libro es una amplia selección de entre las más de 300 misivas que existen entre los dos autores. De ellas, dos terceras partes no se han publicado jamás y, como indican sus editores, Bill Morgan y David Stanford, son una importante contribución no solo para conocer la obra de sus protagonistas sino para entender el terreno en el que se fraguó la contracultura de los sesenta.

En ellas, Kerouac y Ginsberg intercambian estados de ánimo, anécdotas, dudas, amores, desamores y recelos: a veces escribe el poeta, otras el aventurero, pero algunas también lo hace el rival. En junio de 1952, Ginsberg le escribe a su amigo sobre En el camino. Tacha el libro de “locura incoherente”. Le aconseja cortarlo. “El libro es genial pero desquiciado en el peor sentido de la palabra”. La respuesta de Kerouac, que cuando recibe la carta está en México con William S. Burroughs, es visceral: “¿Crees que no me doy cuenta de la envidia que me tienes y de que tú, Holmes y Solomon daríais vuestro brazo derecho por poder escribir con el estilo de En el camino? […] Ha llegado el momento de que los bufones frívolos os deis cuenta de qué es poesía… y cierra el pico… y por encima de todo… déjame en paz y no vuelvas a entristecerme nunca más”.

CartasApenas un mes después, las cartas vuelven al viejo cauce, el de la amistad y la admiración. Como le explica Kerouac a Lawrence Ferlinghetti, en 1961: “He pasado estos últimos días clasificando cartas antiguas, sacándolas de los sobres de entonces, grapando las páginas, guardándolas. Centenares de cartas  antiguas de Allen, Burroughs, Cassady, suficientes para que el entusiasmo de cuando éramos jóvenes nos haga derramar lágrimas. Qué grises somos ahora. La fama acaba con todo. Llegará un día en que las cartas de Allen Ginsberg a Jack Kerouac harán llorar a América”

No se equivocaba aquel hombre impetuoso que escribió en un rollo de papel de proyectos de arquitectura una de las novelas más importantes del siglo XX, símbolo de millones de hombres y mujeres sin respuestas que se han dejado consolar por su loco movimiento. Ni se equivocó Ginsberg, que dedicó su épico Aullido a Carl Solomon, poeta que acabó en el manicomio, a Burroughs, a Neal Cassady y al propio Kerouac, y que escribió: “No somos nuestra piel de mugre, no somos nuestra triste espantosa polvorienta locomotora sin imagen, todos somos hermosos dorados girasoles por dentro…”

En una de sus últimas cartas, impregnada de estremecedora melancolía, Kerouac le escribe a Ginsberg: “Allen, querido amigo, siento un éxtasis extraño, en este momento, en realidad siempre, siempre. Holmes me ha estado bombardeando con tremendas preguntas para su libro de no ficción, que tratará de todo: pasé tres noches respondiendo a sus preguntas con detalle, con la máquina de escribir, debe de estar contento ahora. El libro será sobre ti, sobre mí, sobre Mailer, Baldwin, etc., todo el tinglado… pero está lloviendo, las gruesas gotas de la lluvia torrencial caen en los oscuros claros de la cañada… un día precioso. Un día para emborracharse con whisky, pero ya lo hice ayer, córcholis. Un día perdido. Me pregunto por lo que estará pensando Joan Adams… ¿Dónde está Huncke? ¿Cómo está Laf? ¿Qué estará pensado Paul Bowles y dónde? ¿Y Ansen? ¿Y Walter Adams? ¡Qué triste el cubo de la basura! De todos modos, cuando vuelvas te enseñaré montones de papeles que se refieren a todo desde que te fuiste, cartas, poemas de Gregory, etc., y esperemos que los grandes y serenos corazones de Melville, Whitman y Thoreau nos apoyen en los agitados años venideros de la América supercomunicada, los sátelites Telstar y otras galaxias… ¿Qué hemos hecho? Buena poesía innovadora, eso debería bastar”.

comentarios 36

36 Comentarios

Publicado por: Filóctetes 09/05/2012

Más de la mitad de los que critican a Kerouac no sabe nada acerca de él. Piensan que solo escribió En la carretera, Los vagabundos del Dharma y Los subterráneos. ¿Dónde os dejáis Campo y Ciudad, Visiones de Cody, Visiones de Gerald, Pic, Tristessa, Big Sur, La vanidad de los Dulouz, Satori en París, Dr. Sax...? Por no hablar, claro, de su poesía. Mucho acomplejado por los blogs de literatura veo yo... Demasiados. Apestan a incapacidad desde sus dos primeras frases. En suma, ¿cómo no?, está de moda criticar lo supuestamente incriticable, pues criticar lo que lleve el apellido basura (telebasura, literatura basura, música basura...) no es molón. No obstante, como el santurrón de Kerouac dijo: Eres un genio, siempre.

Publicado por: daniel 09/05/2012

"En el camino" está muy bien, a mí me impulsó a recorrer mundo, de verdad.
"Los vagabundos del dharma" ya era un poquito más espeso.
Yo creo que Kerouak tiene un momento en la vida de una persona, en el que gusta mucho leerlo, luego se va pasando ese momento y "envejece mal".
No hay que mitificar estas cosas... En el fondo me gusta mucho más Baroja, je, je, je

Publicado por: daniel 09/05/2012

Teneis los enlaces capados, coño!!

Publicado por: Billy the kid 09/05/2012

Si es que este tío es un pesao, la verdad.

Publicado por: stímulax 09/05/2012

Volverán las oscuras golondrinas
de tu balcón sus nidos a colgar
como vuelve a traernos Anagrama
al peñazo de Jack Kerouac.

Publicado por: il gatopando 09/05/2012

En mi opinión, su valor literario es discutible -han sido víctimas de una mitificación que probablemente ellos mismos hubieran aborrecido- aunque es innegable su discurso rompedor con la tradición. Eso sí, fueron precursores de una época cuyos ecos aún resonarán el próximo sábado en torno a la Plaza de Sol. No es un logro menor. Respecto a la oportunidad de leer cartas personales de escritores, tengo mis reservas. Intuyo intereses editoriales por seguir haciendo caja.

Publicado por: Billy the kid 09/05/2012

"El infierno son los demás", Sartre. Esa frase ya vale por toda la literatura de Keroauc.

Publicado por: VENNDITTI 09/05/2012

Como grupo, son sin duda imprescindibles. Esa generación beat cambió la concepción del mundo tal como era, tradicional, hermético, pacato y reaccionario, sobre todo allá, en la america profunda. Como escritores o literatos, me parecen mediocres, literatura pretenciosa y plana a pesar de su base sicotrópica. El supuesto romanticísmo yonqui de una juventud depresiva y debilitada por sus adicciones. El "Aullido" de Ginsberg y "The Yage Letters", la conexión epistolar entre Ginsberg y Borroughs con la ayahuasca como potenciador, junto a estas cartas que se publican ahora, son de lo más interesante y esclarecedor que produjo la Beat Generation.

Publicado por: Maldito Roedor 09/05/2012

Además, a los dos -Kerouac y Moriarty- les debo mi afición al jazz. Casi nada, no?. A Marcuse, nada. A Marx, disgustos y a Barea, una visión maniquea de España, aunque muy bien intencionada, eso sí.

Publicado por: Maldito Roedor 09/05/2012

Este tío, Kerouac, influyó en mi vida y en mi forma de ser. Nunca he sabido responderme a si debí o no debí leerlo porque tampoco sé si su influencia fue negativa o positiva, la suya y la de aquella panda (Moriarty y los demás). Sólo sé que es el único de los cuatro autores preferidos de mi juventud (Marcuse, Marx y Barea) del que guardo un recuerdo amable y divertido. Una vez alguien me dijo que En el camino no era literatura. Y a mí que me importa la literatura.

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