Papeles Perdidos

Literatura Infantil

Mary Poppins era picajosa, intransigente y desgarbada

Por: Elisa Silió06/05/2012

Mary-poppins-day

Dibujo de Mary Shepard para la primera edición de Mary Poppins.

 

La última moda en Hollywood es contar en una película la trastienda de un proyecto cinematográfico. Lo han hecho en Mi semana con Marilyn, de Simon Curtis, sobre el rodaje de El príncipe y la corista y se estrenará en 2012 Alfred Hitchcok and the Making of Psyco con Anthony Hopkins encarnando al director. Ahora se anuncia que una película, Saving Mr. Banks, va a narrar la tensa relación entre la autora P. L. Travers (Emma Thompson) y Walt Disney (Tom Hanks) por la adaptación al cine de Mary Poppins. De sobra conocemos la cinta, pero poco de su original. Momento pues de comparar a ambas y descubrir algo sobre la vida de la enigmática escritora que hizo todo lo posible por ocultarse de los focos y que se negó a que se rodase una segunda parte.


“Hipnótica, fascinante y aterradora, nada que ver con la espantosa película de Disney. Para mí es la mitología moderna por excelencia, más relevante que Kafka o Borges”. Así describió en este periódico el novelista Javier Calvo el libro Mary Poppins, una obra que en su opinión nadie debería dejar de leer. Y no le falta razón. En la mente de todos está la imagen de la esplendorosa Julie Andrews cantando el pegadizo “Con un poco de azúcar esa píldora que os dan” en la cursi adaptación de Robert Stevenson al cine musical. Sin embargo, en el libro no es una bella y angelical niñera que adopta un tono severo con los niños muy fingido, sino una mujer brusca, picajosa y desgarbada que resopla de indignación. Se ofendía "a menos de nada si llevaba puesto su abrigo azul de botones plateados con su sombrero a juego", escribe Travers. O, en otro pasaje, uno de los cuatro niños que cuida, Michel, intenta abrazarla y ella despótica se revuelve: "No soy una sardina en una lata". Y es que la autora no ideó la historia pensando en el público infantil sino que pretendía "la creación de un mito" y despreciaba la película por ser demasiado optimista, sin mostrar los altibajos emocionales de la cuidadora que llegó volando.


Risa voladora
Además, a juicio de la primera ilustradora, la británica Mary Shepard -hija de Ernest H. Shepard, el padre del osito Winnie the Pooh-, la institutriz no era especialmente agraciada. Muy al contrario, la pinta poco femenina, sin gracia ni estilo. Aunque Travers, con evidente malicia, la describe como una señora “presumida” que “estaba convencida de ir impecable”. “Era delgada, de manos y pies grandes, y con unos ojos azules que parecían escrutarlo todo”.

 

Travers tardó casi 15 años en vender los derechos del libro a Disney, que la hizo rica, quizás porque se inspira en su propia vida y su relación con su padre. Le molestó especialmente que en la adaptación apareciesen dibujos animados. Lo había advertido previamente. Así, por ejemplo, cuando en sus páginas Poppins y el cerillero aparecen en un bosque encantado a través de un cuadrado pintado en la calle, les sirve un camarero que estaba escondido detrás de un árbol. En la gran pantalla, sin embargo cuatro torpes y atentos pingüinos-camareros de animación se marcan un cómico número de baile con su pareja de té.

Travers no era una distinguida dama burguesa de vida anodina que escribía para niños para entretenerse. Fue secretaria, periodista, ensayista, crítica de teatro y cine, bailarina, actriz shakespeariana, y estudiosa del folclore y los mitos. Y, lo que resulta más asombroso, según la biografía Desde el cielo de donde vino (1999), de la australiana Valerie Lawson, Travers fue una una bohemia apasionada que gozaba escribiendo poesía erótica. Unos versos descubiertos hace unos años tan explícitos que no se han publicado. Sus versos contienen "muchos simbolismos fálicos, referencias a espadas y el placer de ser desnudada", describe estos sorprendentes versos Lawson. “Era una mujer fatal”.

 

Marypoppinslegacy05_lrg1De izquierda a derecha, Julie Andrews, Walt Disney y P. L. Travers.

 

Tan enigmática con su niñera Poppins, Travers se esforzó por conservar su vida privada en el más absoluto secreto. Hasta el punto de embrollar las pistas dando versiones distintas de los mismos hechos. Se sabe que nació en Maryborough, Queensland, Australia, el 9 de agosto de 1899 (otras versiones sitúan la fecha dos años antes) de un padre de origen irlandés, que trabajaba en un banco y era alcohólico, y una madre, de ascendencia escocesa, depresiva que amenazaba con matarse. A los siete años su padre murió y ella se refugió de su deprimente entono en la fantasía. Su nombre real era Helen Lyndon Goff. Su pseudónimo literario P. L (sólo con las iniciales) Travers, se lo puso en recuerdo de Pamela Lyndon Travers, su nombre artístico de juventud.

Hace poco se ha sabido que antes de consagrarse como autora colaboró en 47 ocasiones en el periódico de las Antípodas Sun, donde publicó un cuento titulado Mary Poppins ocho años antes de que se publicara en Irlanda el libro en 1934. Idealizaba la tierra paterna, pero tan pronto se estableció allí perdió el interés y marchó a Reino Unido. Visto el éxito de su libro, Travers escribió luego Vuelve Mary Poppins (1935), Mary Poppins abre la puerta (1943), Mary Poppins en el parque (1952), Mary Poppins en la callejuela del cerezo (1982) y Mary Poppins y la casa de al lado (1989). En España tan sólo está a la venta en un pequeño volumen en bolsillo de Alianza con los dibujos de la primera edición de Mary Shepard.

No se casó nunca, pero adoptó un hijo que envió a un internado para concentrarse en la escritura, del que tuvo tres nietos. En los últimos años, mientras su salud declinaba, se fue recluyendo en su casa, aunque siempre conservó una gran lucidez mental. Tanta que organizó sus diarios y cartas para que, al menos, su vida fuese menos anónima tras su muerte en 1996.

comentarios 9

9 Comentarios

Publicado por: Enrique 06/05/2012

Acabo de ver, de disney, "Saving Mr Banks". Supongo que no deja de ser una versión edulcorada de la realidad, pero "con un poco de azúcar" me ha traído a una autora para mí desconocida, que estoy deseando leer y entender. Disney es lo que es, pero gracias a él muchos llegamos a una literatura, música o fotografía que, como se dice en un comentario anterior, a nadie interesa. Y eso se lo tenemos que agradecer. La historia de salvar al señor Banks nos habla de redención, de como la infancia puede ser una prisión, de cómo un hombre creativo, encerrado en una jaula con forma de banco, se marchita y muere, sin poder desarrollar su talento. Es una gran lección. Hay que salvarse perdonando, re inventando el pasado, aprendiendo que nosotros mismos somos los personajes que nuestra mente conforma y que tenemos que liberarnos de nuestra pobre imaginación. A mí me ha tocado el corazón está historia ficticia de una redención interior...

Publicado por: RRSalceda 06/05/2012

La vida personal y profesional de Pamela Travers va mano a mano con su ferviente colaboracion con el mistico y guru George Gurdjieff , quien tuvo un gran efecto en su trabajo, y con su labor en la fundacion a la que pertenecio hasta su muerte. Por cierto, un libro muy interesante que desmenuza la relacion de Travers con los mitos es "A Lively Oracle" donde Mary Poppins aparece en varios ensayos y donde se cuentan anecdotas de su historia con Walt Disney y de la tortuosa batalla legal por filmar Mary Poppins.

Publicado por: betsy 06/05/2012

esta bien corrrer estos telones q existen,sobre autores y libros.Disney spre.hizo cambios,era su fabrica de sueños...q se le reprocha...nada,,ya paso y,es,unclasico................................

Publicado por: Pacol 06/05/2012

Disfruté horrores cuando era adolescente con los cuatro libros de M. Poppins --no conocía los dos últimos de los años 80-- pero también lo hice con la película, que me parece realmente un clásico aún vigente. Son dos enfoques muy distintos pero válidos. Aunque, como casi siempre, los libros tienen un poder evocador insuperable.

Publicado por: Mónica 06/05/2012

Me gusta mucho leer este artículo, en el que se revindica a la auténtica Mary Poppins. Fueron unos de mis libros favoritos de la infancia y los sigo teniendo, en Editorial Juventud. La película de Disney me horrorizó. Desvirtuaba totalmente a mi antipática "ídola". Hace poce hablé con la responsable de una editorial que me dijo que se habían intentado volver a editar los libros originales, pero que no interesaban a nadie. Me parece increíble. Los dibujos de Mary Shepard son maravillosos.

Publicado por: Sergio 06/05/2012

Las versiones Disney dan subidas de azúcar.

Publicado por: Minnie mousse 06/05/2012

Muchas gracias por el artículo. Me ha despertado el interés por leerme las novelas que, por lo que veo, no tienen nada que ver con la edulcoradísima versión de Disney.

Publicado por: Noch ein Bier, bitte! 06/05/2012

¿Cuántas veces más habremos de soportar artículos publicados sin haber sido sometidos a una revisión? Para un medio con el renombre de El País, lo de Papeles perdidos ya se pasa de la raya. Busquen las erratas, corríjanlas. Lean con espíritu crítico y cambien las oraciones cuya sintaxis es incorrecta. Aprendan a usar la puntuación como se debe, para facilitar la lectura, no para ponerle trabas al lector. Lo de este periódico es simplemente vergonzoso.

El tema es bueno, muy bueno e interesante, pero la redacción es pésima, como suele ser habitual en Papeles perdidos. Y lo peor es que los comentarios de los lectores, según parece, les resbalan. Becari@s = desastre.

Publicado por: Andrés Alonso | www.Literanda.com 06/05/2012

Muy interesante este artículo. Es curioso ver como el cine ha sido capaz en tantas ocasiones de exprimir la literatura y a veces pervertirla e incluso hacerla desparecer. Parece que Walt Disney era un especialista en esto. Peter Pan es otro claro ejemplo de dulcificación cinematográfica de un personaje que nada tiene de dulce en el texto de Barry.

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

BABELIA

Sobre este Blog

Papeles perdidos es un cajón de sastre de la cultura y la creación, elaborado por el equipo que hace cada semana Babelia, la revista cultural de EL PAÍS. Es el blog literario de este periódico que busca acercar el universo del libro a sus lectores. Como dijo alguien sobre la cerveza de botella y la de barril, "lo mismo, nomás que diferente".

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal