Papeles Perdidos

Veranos literarios / 10

La desnudez de la lujuria y el poder, en 'Jin Ping Mei'

Por: Winston Manrique Sabogal15/08/2012

Jinpingmei

Ilustración de Jin Ping Mei (Atalanta).

Consulta aquí toda la serie Veranos literarios

"Cuando Ximen Qing vio a la mujer le pareció que descendía del cielo. Se sentaron juntos, hombro con hombro, muslos pegados. La anciana Wang les  preparó té y le pregunto:

- Wu el mayor ¿te preguntó algo ayer cuando regresó a casa?

- Me preguntó si había terminado ya tu traje funerario. Le he dicho que sí, pero que aún quedaban por coser las medias y el calzado de longevidad.

Después de esto, la vieja se apresuró a prepararles vino en la habitación. Los dos comenzaron a intercambiar sus copas. Ximen Qing observaba con detalle a aquella mujer que le parecía incluso más hermosa que la primera vez que la había visto. Después de beber, sobre su rostro maquillado destacaban el blanco y el rojo, y dos largos y sinuosos mechones enmarcaban su rostro como si de una pintura se tratara. Ciertamente parecía una inmortal más hermosa incluso que Chang'e. (...)

Ximen Qing no podía contener su admiración. La tomó en su regazo, levantó su falda y vio aquel par de piececillos cubiertos por unos zapatitos de satén negro ala de cuervo, justo de medio palmo. Su corazón estaba henchido de gozo. Charlaron pasándose uno al otro las copas de vino. La mujer preguntó a Ximen Qing su fecha de nacimiento, a lo que él respondió:

-Soy tigre, tengo veintisiete años. Nací el 28 del séptimo mes, a medianoche.

La mujer preguntó de nuevo:

-¿Cuántas esposas tienes en casa?

-A parte de mi humilde esposa -respondió Ximen Qing-, tengo tres o cuatro compañeras, pero ninguna me satisface.

-¿Y cuántos hijos?

-Solo tengo una hija que tarde o temprano se casará. No tengo más hijos.

Después de cruzar una serie de preguntas intencionadas, Ximen Qing sacó de su manga una cajita cilíndrica de plata por fuera y de oro por dentro, con pastillas de té perfumadas, que le ofreció con la punta de la lengua. Se abrazaron y sus lenguas se deslizaron como serpientes en medio de un sonido perceptible de succión. (...) Arrebatado por el deseo, Ximen Qing descubrió aquel órgano que le salía de las ingles y guió la mano de la mujer para que lo manipulara.

Ximen Qing había comenzado desde joven a frecuentar callejas y callejones de los barrios de placer, y mantenía a algunas de las mujeres que allí vivían. En la base de su miembro llevaba un anillo de plata, fundido con hierbas medicinales. (...)

Poco después la mujer se deshizo de sus vestidos; Ximen Qing la acarició con su mirada y observó que en su pubis no había un solo pelo; era claro y fragante, terso e hinchado, suave y prometedor; rojo y arrugado, pero tenso y firme. Amado por mil, anhelado por diez mil. (...)

Dejémonos de rodeos. A partir de aquel momento, la mujer se escurría cada día a casa de la anciana Wang para encontrarse con Ximen Qing, su profundo amor los fijaba como goma. Sin embargo, ya dicen  desde antiguo, las buenas acciones traspasan la puerta, pero las malas se transmiten por mil lenguas. Antes de medio mes, todo el vecindario lo sabía; el único que no se enteraba era Wu el mayor".

Jinpingmei1La lujuria, el poder, el deseo, la traición, la infidelidad, la insatisfacción y todas las pasiones sexuales ocultas y soñadas se dan cita aquí, y a partir de la escena descrita, detonante de la historia, para describir a la sociedad china bajo la dinastía Ming en los ámbitos público y privado. Ese el gran fresco literario que ofrece la que es considerada la primera novela moderna de China: Jin Ping Mei. Una obra clásica y maldita de la literatura asiática escrita con gran desparpajo y realismo, a la vez que con delicadeza. Una obra del erotismo chino que data de 1596 y que fue prohibida y confinada a las sombras por ser considera obscena y retrato de las malas artes y la crueldad de alguien por ascender.

Es uno de los pilares de las letras chinas junto a obras como Sueño en el Pabellón Rojo, de Cao Xueqin. A ese mundo público y privado de insaciables placeres, intrigas y luchas de poder del ascenso y decadencia de la casa Ximen Qing, los invito hoy en Veranos literarios. Un asomo justo en el comienzo del periodo estival cuando Ximen Qing logra su primer cometido con Pan Jinlian. Cuando se consuma el adulterio se desatarán episodios en los cuales entrarán en juego la moralidad, la venganza, el poder, la ambición, la falta de escrúpulos y todo un universo licencioso.

Escrita en cien capítulos, Jin Ping Mei no tiene una autoría clara, aunque el seudónimo de quien la firma es El erudito de las carcajadas. Se ha dicho que es una obra de uno o varios creadores. La mayoría de estudiosos se ha decantado por la de un único autor anónimo, entre otras cosas porque la sucesión de hechos aparentemente desordenados, la similitud del tono narrativo, la malicia en las escenas, la integración estructural en la que hay narración, poemas, referencias teatrales, canciones o anécdotas, y que al final todo empieza a encajar, dan pie a que se crea que es una obra salida de una sola cabeza. 

JinpingmeiportadaLa misma historia del libro es una novela. "Su publicación se origina a partir de copias manuscritas que circularon en medios literarios de su época bajo el anonimato del autor hasta su primera edición", explicó Isabel Cervera, profesora titular de Arte de Asia Oriental, de la Universidad Autónoma de Madrid, en Babelia hace un par de años. "Es sin duda un producto de su época donde el interés por una nueva literatura, favorecida por el desarrollo de la imprenta y el comercio de libros, permitía satisfacer una amplia demanda más allá del elitista círculo de literatos y artistas. En un lenguaje cercano, donde se intercambia la lengua culta con la vulgar, Jin Ping Mei narra la vida cotidiana donde el abuso, la escasa moralidad imperante a fines de la dinastía Ming (la penúltima que gobernó, entre los siglos XIV y XVII), queda de manifiesto a través de una nueva argumentación: la vida licenciosa de un personaje -Ximen Qing- y sus conflictivas relaciones sociales a partir de sus excesos sexuales. Son, sin duda, estos últimos los que adquieren un mayor protagonismo y bajo esta simple visión la novela comienza a ser considerada como perniciosa y maldita".

El verano en este clásico tiene una doble presencia clave: la escena detonante ocurre en junio o julio (quinto mes del calendario chino) y Ximen Qing nace en agosto o septiembre. El hombre que hará todo tipo de maquinaciones para alcanzar el ascenso social y sus conquistas amorosas a cualquier precio.

Aparte de lo escandaloso que pueda parecer, Jin Ping Mei integra también el paisaje a las escenas más subidas de tono:

"Ximen Qing entró por la terraza. Ella lo recibió en la escalera y una vez en la estancia se inclinó ante él y se sentaron. De hecho, desde la muerte de Wu el mayor, la mujer no había guardado duelo en absoluto. (...) Se reunía con Ximen Quing y juntos disfrutaban de su mutuo placer. Hacía dos días que no lo veía, así que lo regañó (...). Hacía un día típico de principios de quinto mes, cuando suelen producirse fuertes lluvias. Un sol resplandecía en el cielo cuando de pronto empezaron a agolparse las nubes y se desató una tormenta. Se veían:

Nubes negras que nacían en las cuatro direcciones; una bruma oscura que cubría el vasto firmamento barriendo el cielo y ocultando el sol. Las gotas golpeaban las hojas del banano hasta romperlas, acompañadas de un viento enfebrecido que derrumbaba los viejos enebros que se alzaban en el cielo. Rayos y truenos se entrecruzaban, haciendo temblar en Tai, el Hua, el Song y el Qiao.

Verdaderamente es cuando el Yangtsé, el Hui, el Amarillo y el Qi renuevan sus aguas, cuando el bambú esmeralda, el rojo granado relucen con mayor esplendor. (...)

En el dormitorio la pareja se revolcaba, daba vueltas como fénix enamorados, como peces en el agua, disfrutando de su mutuo placer. Las artes amatorias de la mujer superaban en mucho a las de las prostitutas, y conocía cien maneras de satisfacerlo. Ximen Qing, por su parte, también desplegaba los mejores movimientos de su lanza. La hermosa doncella y el muchacho de talento estaban en el mejor momento de la vida. Un poema describe su encuentro:

En la quietud de la estancia de orquídeas, la estera y la almohada están frescas
el muchacho de talento y la hermosa doncella sucumben al rapto.
Él voltea la vela roja encendida
y de pronto la barca nocturna emprende camino.
La mariposa del perfume robado liba en el cáliz,
mientras juega la libélula en el agua, subiendo y bajando.
Extremo placer, sentimientos profundos, gozo sin límites;
la tortuga divina expulsa de su boca su prístino manantial".

JinpingMei2Un viaje a la China más íntima donde también se expresa su sabiduría milenaria para mostrar un cierto pesimismo sobre el ser humano. "Estimados espectadores", dice el narrador, "en el mundo no hay criatura más vil que el hombre; abusa de los débiles, pero teme a los malvados; se doblega ante la dureza y desprecia a los complacientes. Los antiguos dejaron expresiones que lo explican con acierto: la debilidad es la raíz del éxito, la fortaleza, la matriz de la desgracia. No pelear ni combatir es de hombres sabios y de talento, pues si algo pierdo, ¿acaso no es más que una pequeña contrariedad? La historia apenas es un sueño de primavera, ¿a cuántos hombres extraordinarios no se ha llevado el polvo? De nada te valen planes hábiles o ingeniosas estrategias, aguanta tu vela y así sobrevivirás".

Una gran oportunidad para leer un clásico de China y conocer su mundo privado y público, y los deseos que los unen con el resto de la humanidad.

* Jin Ping Mei. El erudito de las carcajadas. Traducción, introducción y notas de Alicia Relinque Eleta. Editorial Atalanta.

PUEDES VER AQUÍ TODA LA SERIE VERANOS LITERARIOS

Introducción: Mi verano literario favorito
1- En la campiña con Madame Bovary, de Flaubert

2- En la alcoba de la primera noche de 'Las mil y una noches'

3- Descubrir la vida en los héroes de 'Matar a un ruiseñor', de Harper Lee

4- Despertares del deseo y del placer en 'El amante', de Marguerite Duras

5- Un siglo al grito de las aventuras de Tarzán, de Edgar Rice Burroughs

6- Duelos de pasiones en 'El último encuentro', de Sándor Márai

7- Cómo sobrevivir en 'La ciudad y los perros', de Vargas Llosa

8- Los oasis de felicidad de Marilyn Monroe, en 'Blonde', de J. C. Oates

9- El triunfo del aprendizaje de Hesse, en El ciclón, en el cincuentenario de su muerte.

JinPingMeiilustracion
Ilustración del Jin Ping Mei.

 

 

comentarios 10

10 Comentarios

Publicado por: DELPECHE 15/08/2012

¿Quieres BAJAR DE PESO ? Entonces no comas esto: http://sn.im/24j16mp

Publicado por: miguel 15/08/2012

Winston sin esta estupenda recomendación nunca hubiese prestado atención a esta obra que me da ganas de leerla ya mismo; no quiero dejar de mencionar que tanto el título (que me hace acordar a rabelais) como las imágenes me atraen poderosamente.

Publicado por: Maria 15/08/2012

amorososas? anectodas?

Publicado por: Miguel 15/08/2012

Siempre me ha fascinado este tipo de pintura ultra sexual antigua, porque cuando concibo el sexo en la antigüedad me cuesta pensar que podían ser tan guarros y perversoides como nosotros. Es una tontería, pero como prácticamente no hay información sobre el sexo de antes (no hay películas porno romanas ni chinas, entre otras cosas), uno piensa que sencillamente, no tenían sexo, o que se "montaban" y poco más XD http://galvanetedeoro.blogspot.com.es/

Publicado por: Ramira 15/08/2012

También habría que cambiar "aprendizaje" por "parendizaje", en el último enlace, al final.

Publicado por: Oda 15/08/2012

Es verdad que hay erratas, pero yo disfruto como una enana con estas divagaciones literarias. Este libro tiene pintaza. Lo dice una que se acaba de terminar "El libro de la Almohada", de Sei Shōnagon. Muy recomendable también.

Publicado por: rigo berta 15/08/2012

Lleno de faltas, como a menudo ocurre en El País. ¿Piecesillos?

Publicado por: Sísifo 15/08/2012

No te molestes Noch... Es una batalla perdida. Te lo dice un corrector de estilo en el paro.

Publicado por: winston 15/08/2012

Gracias, Noch Ein Bier, Bitte

Publicado por: Noch ein Bier, bitte! 15/08/2012

Como suele ser habitual entre ustedes, hay errores garrafales que no debieran ocurrir entre redactores literarios que se precien de su labor.

"A parte de" se debe escribir "aparte de", puesto que parte no es un sustantivo en ese caso; y el error se da dos veces; "Cuando consuma el adulterio y se desate toda una...", o indicativo o subjuntivo, decídase el autor.

Amén de las erratas, claro: "emabrgo", "los invitó hoy".

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