Por: Winston Manrique Sabogal19/09/2012
Imagen de la portada de Las leyes de la frontera.
“El origen remoto de Las leyes de la frontera es cuando yo tengo 10 o 12 años y vivo en unos bloques de pisos de clase media recién levantados en el extrarradio de la ciudad, justo al lado del río. Una tarde, el utillero del equipo de balónmano del barrio nos lleva al otro lado del río y desde ahí veo otro mundo. Hay unos barracones donde se vivian miles de personas en una miseria espeluznante. Esa imagen se me queda clavada en la retina. Vi que a unos 150 metros de donde yo vivía había un mundo que no se parecía en nada al mío. Ese es el origen del libro: qué pasaba ahí, en algo tan cerca y tan lejos de mi casa al mismo tiempo”.
Así evoca Javier Cercas (Cáceres, 1962) el primer soplo de inspiración de su nueva y esperada novela: Las leyes de la frontera que publicará el 25 de septiembre Mondadori. Una obra rodeada de silencio y algo de misterio sobre la que EL PAÍS te adelanta hoy en exclusiva el primer capítulo. La novela refleja las fisuras de la nueva vida empezada por España tras el franquismo. Ese es el periodo que aborda ahora Cercas tras Anatomía de un instante (Premio Nacional de Narrativa 2010), donde escribía a partir del intento de golpe de Estado del 23-F.
La historia de Las leyes de la frontera comienza
en el verano de 1978, en Gerona, en el intervalo de una España que empieza a dejar el
pasado y los tonos grises y comienza a ponerse al día con el resto del mundo, a
acortar distancias en todos los ámbitos de la vida: personal, social, cultural
y política y democráticamente. Las fronteras se ensanchan, sobre todo en lo personal, aunque
algunas leyes hundan sus raíces en el
pasado más remoto.
La novela narra la vida de Ignacio, un estudiante adolescente, y del Zarco y de Tere, dos jóvenes delincuentes. Todo empieza con la reconstrucción de la vida de estos tres adolescentes, que de la misma manera que un día el destino los juntó de manera inesperada, otro día los separó luego de que alcanzaran una intensa relación. En Las leyes de la frontera un autor recibe el encargo de escribir un libro sobre el Zarco, convertido con los años en un mito de la delincuencia durante la Transición. La novela se convierte en una esquina del espejo de España de la Transición, de la cara B del posfranquismo.
Las leyes de la frontera va más allá de lo que sucedió y sucede en un país. Habla de la vida de ese país que se va construyendo desde la periferia, del tejido de las relaciones humanas, del amor y del desamor que hace los días, de los laberintos y pasadizos de los sueños, intenciones y sentimientos que se quedan en el camino.
PUEDES LEER AQUÍ EL PRIMER CAPÍTULO DE LAS LEYES DE LA FRONTERA
La novela arranca así:
"–¿Empezamos?
–Empezamos. Pero antes déjeme hacerle otra pregunta.
Es la última.
–Adelante.
–¿Por qué ha aceptado escribir este libro?
–¿No se lo he dicho ya? Por dinero. Me gano la vida escribiendo.
–Sí, ya lo sé, pero ¿solo ha aceptado por eso?
–Bueno, también es verdad que no siempre se le presenta
a uno la oportunidad de escribir sobre un personaje como
el Zarco, si es a eso a lo que se refiere.
–¿Quiere decir que el Zarco le interesaba antes de que
le ofrecieran escribir sobre él?
–Claro, igual que a todo el mundo.
–Ya. De todos modos la historia que voy a contarle no
es la del Zarco sino la de mi relación con el Zarco; con el
Zarco y con…
–Ya lo sé, también hemos hablado de eso. ¿Podemos empezar?
–Podemos empezar.
–Cuénteme cuándo conoció al Zarco.
–A principios de verano del 78. Aquella era una época
extraña. O yo la recuerdo así. Hacía tres años que Franco
había muerto, pero el país continuaba gobernándose por
leyes franquistas y oliendo exactamente a lo mismo que olía
el franquismo: a mierda. Por entonces yo tenía dieciséis años,
y el Zarco también. Por entonces los dos vivíamos muy cerca
y muy lejos..."
LEE AQUÍ EL CAPÍTULO COMPLETO DE LAS LEYES DE LA FRONTERA
comentarios 34
Publicado por: Lord A. Bierce 19/09/2012
(Para Juan)
Se hace necesario conocer la verdad y escuchar a los que colijo, conocéis de primera mano lo que sucedió. Un país no puede vivir bajo la sospecha de una mendacidad tan grave. Ánimo y gracias por los comentarios.