Por: Elisa Silió21/10/2012
El autor de El nombre del viento imagina tres finales terroríficos para un cuento de factura infantil
En diciembre de 2009 este periódico visitaba a Patrick Rothfuss (1973) en su aislado refugio de Stevens Point en el ya de por sí remoto Wisconsin. Por entonces había vendido ya en España 95.000 ejemplares de El nombre del viento, el primer tomo de su trilogía fantástica, y había sido traducido a 30 idiomas. Andaba ya corrigiendo o reescribiendo, según se mire porque tardó años, el segundo y para quitarse presión Rothfuss decidió escribir junto al dibujante Nate Taylor este cuento Las aventuras de la princesa y el señor Fu, cuyo título despista. Lo protagoniza una princesa que vive en un castillo de mazapán –hasta allí puro azúcar- con la única compañía de su oso de peluche -el señor Fu que no abre el pico- y lo que llama “la cosa de debajo de la cama” que no quiere ver la luz. Esta presentación de personajes -que ocupa las primeras páginas ilustradas- da idea de que lo que se avecina no es precisamente un cuento de hadas.
El mismo Rothfuss describe su librito como “un combinado de Calvin y Hobbes, y Coraline, con una pizca de Edward Gorey”. “Lo dicho: este no es un cuento para niños”. Lo enfoca “para adultos que tengan un sentido del humor un tanto siniestro y sepan apreciar los cuentos infantiles ilustrados tradicionales”. Las escenas dibujadas en Las aventuras de la princesa destilan un dramatismo aumentado por ser bicolor en blanco y negro. Rothfuss confió en Nate Taylor amigo suyo desde 2000, confidente y con la misma visión negra de la vida. Antes el dibujante, que trabaja animando videojuegos, había convertido en un cómic on line parte de la trilogía.
"Escribo seis horas diarias de la trilogía y necesito hacer otras cosas para mi salud emocional", contaba en esa entrevista con este diario sobre el cuento. Gracias al dinero ganado, el novelista se había comprado la casa en la que vivía y otra en la que se encerraba a crear. Ese noviembre su cuento se publicó en Estados Unidos pero ha sido este octubre cuando Plaza & Janés, su editorial en España, se ha animado a editarlo.
La gestación del librito, cuenta en su blog, se remonta a 2001. Entonces su novia, Sarah, le pidió en broma y ya metida en la cama que le contase un cuento y el arrancó con el clásico “One upon a time (Érase una vez) una princesa que vivía en un castillo de mazapán”. Pero pronto Rothfuss se percató de que estaba pecando de cursi y dio un giro narrativo inesperado que dejó a Sarah tan aterrada que le reclamo un nuevo final. Demasiado perfecto y dulce, pensó el novelista, y desde entonces le rondó la idea de fantasear un tercer final. Y esa es la estructura de Las aventuras de la princesa... Cada página, y cada uno de los tres finales, más aterrador.
comentarios 3
Publicado por: sitios web 21/10/2012
que interesante seria jugar a cambiar los finales de los cuentos infantiles...