Por: EL PAÍS24/07/2013
Por PALOMA BRAVO*
Amélie Nothomb es una belga que nació en Japón y se ha suicidado dos o tres millones de veces. En su novela Estupor y temblores se mata contemplando la ciudad desde un rascacielos; en el resto de su obra lo hace de una forma más dolorosa: se precipita en sus propios abismos y, sólo al final, cuando ya el desastre es inminente, trepa de vuelta a base de literatura y humor: es la ironía que nos salva del suicidio aunque, seguramente, no nos libre de la locura.
A mí me pasa un poco lo que a ella: soy una flaca excéntrica y bastante suicida. Pero no soy ella: ella tiene más talento y nació en Japón. Por eso, cuando escribe sobre jefes y trabajo, empieza así:
“El señor Haneda era el superior del señor Omochi, que era el superior del señor Saito, que era el superior de la señorita Mori, que era mi superiora. Y yo no era la superiora de nadie”.
Mucha reverencia en Japón, mucha. Pero, al final, las mezquindades y miserias oficinescas que retrata Amélie no difieren demasiado de ese cubículo universal en el que vegeta magistralmente Dilbert (o los personajes de The office, mejor en versión británica).
Es una oficina como otra, con jefes (y jefas) buenos, malos, regulares. Y con órdenes imposibles de cumplir:
“Le ordeno que no entienda japonés”, le grita un superior a la protagonista, belga, que ha sido contratada precisamente por entender el idioma y que no puede dejarse el cerebro en casa antes de coger el metro.
“Siempre existe un modo de obedecer. Eso es lo que los cerebros occidentales deberían comprender”, se desespera su jefe japonés como se ha desesperado alguno de los míos y, desde luego, el de Mica, la protagonista de mi última novela con una orden igual de desconcertante: “¡No pienses, Mica, no pienses!”.
Pero hablábamos de Japón, y Amélie se lo toma con humor: la anulan e ironiza. “¡Qué hermoso era vivir sin orgullo y sin inteligencia! Hibernaba”.
O no, no hibernaba, que hibernar en una oficina no es tan fácil.
“Yo, cuando era pequeña, quería ser Dios. El dios de los cristianos con D mayúscula. Hacia los cinco años comprendí que mi ambición era irrealizable. Así que rebajé un poco mis pretensiones y decidí convertirme en Cristo. Imaginaba mi muerte sobre la cruz, ante toda la humanidad. A los siete años tomé conciencia de que aquello no ocurriría. Decidí, más modestamente, convertirme en mártir. (…) Pero tampoco funcionó.
- ¿Y después?
- Ya lo sabe: me hice contable en la empresa Yumimoto. Y creo que no podría caer más bajo.”
Para conocer Japón hay que salir de esa oficina, hay que salir también de ese ascensor en el que durante una eternidad Scarlett Johansson y Bill Murray miraron al techo porque no tenían un móvil en el que esconderse (y menos mal, que si no “Lost in translation” nunca habría sido nuestra).
Para conocer Japón hay que ir y leer a esta belga que, con su punto de vista de extranjera sin patria, hace de esa tierra lejana un lugar universal, delicioso e insufrible. El país de las reverencias y el sushi, de los templos y la tecnología, el país de Murakami y de Akira, el país de los haikus y la yakuza, el país de Banana Yoshimoto y la eficacia.
Y, mientras vamos, seguir leyendo a Amélie que publica una novela al año y escribe, de media, otras dos. Sin ordenador. Sin nada más que todo lo que sabe de sí misma y, por lo tanto, del mundo.
P. D.: 1. “Estupor y temblores es la fórmula con la que hay que dirigirse al emperador según el antiguo protocolo. 2. Compartid, por favor, todas vuestras pistas sobre Japón, que nos vamos.
* Paloma Bravo ha publicado la novela La piel de Mica (Plaza y Janés).
Consulta AQUÍ la serie completa LA VUELTA AL MUNDO LITERARIA
1- Viaje a la Babilonia de Gilgamesh
2- Vacaciones en la Nueva Zelanda, de Mansfield
3- La implacable Sudáfrica, de Coetzee
4- Canadá: la maqueta del mundo, de Robertson Davies
comentarios 5
Publicado por: Enepi 24/07/2013
Haruki Murakami ha sido criticado por otros escritores nipones por alejarse demasiado de la esencia de Japon y dar una version occidentalizada y pop. Aun asi uno de sus libros "Underground" en el que entrevista a victimas del atentado con gas sarin en elmetro de Tokyo es muy interesante porque se adentra con precision en la psique japonesa, sobre todo en el sentido del deber como algo primordial. El otro Murakami (Ryu) se centra mas en personajes sordidos y oscuros pero con humor, una especie de Almodovar por decirlo de alguna manera. Mi mujer es japonesa y vamos anualmente desde 2008. Es un pais fascinante como pocos y que intento comprender todo lo que puedo para transmitirselo a nuestra hija, aunque solo tiene 13 meses, asi que tengo tiempo. Os dejo mi blog con mis experiencias en Japon, listas de peliculas interesantes y consejos practicos para viajar a tu aire: http://dokodemodoorblog.com/category/japon/