Por: EL PAÍS11/10/2013
Por ANDREA AGUILAR
Una decena de puestos de venta de libros ocupaban la entrada del Museo de Arte de Puerto Rico en San Juan, sede del Festival de la Palabra que se expande por dos carpas y dos escenarios en el jardín, y que ocupa también el anfiteatro de este centro. Pero no sólo escrita, sino también la palabra hablada está en el centro de esta cita abierta al público, que no falló a la cita a pesar de la lluvia. ¿De qué se habló?
De colonizaciones y exilios charló el poeta y performer puertorriqueño “representante del Bronx” Urayoán Noel, que situó su trabajo en un contexto global y multimedia y defendió el ángulo crítico que la literatura puede asumir. Para demostrarlo leyó un poema de César Vallejo y la traducción automática al inglés que de esos versos hace su teléfono por el reconocimiento de los sonidos. El peruano Daniel Alarcón se definió como un narrador a quien le gusta contar ya sea por medio de cuentos, reportajes, novelas gráficas o en su programa Radio Ambulante, y reconoció que le llena de orgullo haber sido aceptado como escritor peruano a pesar de escribir en inglés. La idea de que la narrativa tiende puentes para el entendimiento con el otro fue recogida por la portuguesa Lydia Jorge, que recordó su infancia leyendo novelas llenas de drama en voz alta mientras su madre y sus tías cosían. Empezó a escribir para solucionar los terribles desencuentros que poblaban esas historias y hoy siente que sigue en lo mismo, ahondando en el pasado de Portugal como potencia colonial que aún no enfrenta su pasado. Para el haitiano Louise Phillipe Dalembert fue clave nacer y crecer bajo una dictadura, algo que le dio un motivo claro para escribir en contra de algo, tuvieron pasar muchos años para que comprendiera que tenía que hacerlo también para alguien.
Aventureros y el poder liberador de la imaginación fue el tema sobre el que hablaron el diplomático y escritor Eduardo Garrigues, el puertorriqueño Elidio Latorre y el escritor y periodista de EL PAÍS, Jacinto Antón. Latorre defendió su postura romántica y la idea de que los pueblos existen por la imaginación. Garrigues confesó que aún se pregunta si para plasmar un mundo interesante hay que haberlo vivido primero, y Antón habló de las vidas plagadas de aventuras y riesgo a las que un periodista se acerca por medio de la entrevista, biografías de valientes anónimos como la mujer de un lanzador de cuchillos, o de legendarios héroes Sir Patrick Leigh Fermor. Y de periodismo también hablaron Diego Fonseca, Josefina Licitra, Santiago Gamboa y Aleyda Quevedo, tratando de desentrañar las ventajas e inconvenientes que las nuevas plataformas presentan. La lucha contra la banalización y la sobreabundancia de información, debe ser combatida en vertical, buscando el fondo y el peso, propuso Licitra.
En torno a los hitos de rebeldía de la vida de Rosario Ferré, escritora homenajeada en el festival, construyó su conferencia Lilliana Ramos Collado. Hija de una adinerada y conservadora familia, su padre fue gobernador de la isla, Rosario se declaró de izquierdas; y se dedicó al cuento, antes de escribir uno de los libros fundamentales de poesía en 1982, Fábulas, y de dar un giro a la derecha y decidir escribir en inglés novelas “castastróficamente malas”, para las que previamente había realizado un detallado estudio de mercado que publicó en la prensa. Y aún regresó al español para explicar en un ensayo cómo escribir poesía. Hoy aquejada de parkinson dicta sus memorias. Su legendaria revista Zona de Carga y Descargade 1972 fue “deliberadamente agresiva, diversa de forma sistemática, ella es nuestra primera vanguardia”, explicó Ramos Collado.
Y de aquella vanguardia han llegado otras voces como la del novelista Eduardo Lalo que afirmó “cada generación lleva un peso y salta al vacío” en la conferencia “Las cinco extremedidades” que dictó ante un auditorio abarrotado. El ganador este año del premio Rómulo Gallegos con su novela “Simone” recordó sus años escolares en tremendas clases de literatura, pruebas de supervivencia que transformaban cualquier texto en simple información, desprovista de misterio y poesía. Aquello le enseñó que hay tradiciones inservibles. Lalo denunció el deterioro que sufre Puerto Rico con un 12% analfabetismo y cerca de un 38% de analfabetismo funcional, fruto de décadas de robo. “Quizá en esta situación infame surge la literatura”, dijo. “Manos, pies y palabras son las cinco extremidades que dejan huella”.
comentarios 1
Publicado por: Noch ein Bier, bitte! 11/10/2013
No se entiende cómo lo del analfabetismo funcional pueda ser el fruto de décadas de robo. ¿De qué robo se habla? No tiene sentido.
Por cierto, algunas de las erratas en este texto son "castastróficamente malas”.