Por: EL PAÍS01/03/2014
Por CRISTINA RIVERA-GARZA
La editorial española La Uña Rota acaba de publicar en enero de este año una traducción al español (la primera de un libro completo, si la red no me engaña) del poeta conceptualista norteamericano Kenneth Goldsmith. Se trata del experimento visual y sonoro que, gracias a la labor del traductor Carlos Bueno Vera, se titula ahora Inquieto. [Todos los movimientos que hizo el cuerpo de Kenneth Goldsmith el 16 de junio de 1997]. Aquí se encuentra registrado, en efecto, todo lo que Goldsmith dijo que su cuerpo hizo durante un día entero: el famoso 16 de junio de raigambre joyceana. En una prosa austera, meramente denotativa, casi forense (como bien anota en su prólogo Esteban Pujals), Goldsmith coloca en un contacto a la vez orgánico y atroz al cuerpo y el lenguaje. Desde la lengua que “abandona el interior de la boca pasando por los dientes” hasta ese vientre que “evacúa. Empuja. Empuja. Hilo de orina”, cada mínima acción se vuelve enigmática observada así con la lupa de los sustantivos y los verbos, y despojada de la interpretación resumida y lejana de los grandes conceptos.
Fundador de UbuWeb, uno de los más extensos archivos de arte de vanguardia en internet (al cual se puede acceder de manera gratuita, para colmo de bienes) y profesor en la Universidad de Pennsylvania, Goldsmith ha dado mucho de que hablar en los últimos años debido a su crítica acérrima contra el concepto de originalidad y su uso constante de estrategias de apropiación literal para hacer libros que nadie en su sano juicio leería, pero de los que nadie, igualmente en su sano juicio, debería perderse.
Pocas traducciones al español ponen en claro, y de manera por demás inquietante, lo que hay en común en las estrategias utilizadas por una plétora de escritores en lengua española en nuestro momento digital. Como lo he anotado en otros sitios, preocupaciones y sospechas similares respecto al lenguaje, y respecto a los retos y puertas que abre la tecnología digital, han llevado a escritores tanto peninsulares como latinoamericanos a reflexionar acerca de y experimentar con acciones apropiativas, tales como el Homo Sampler de Fernández Porta, el Remake de Fernández Mallo, o el Aleph engordado de Pablo Katchadjian. Tal vez la publicación de Inquieto, y la discusión que circunda y da sentido al trabajo experimental del conceptualismo norteamericano hoy, pueda contribuir a generar una discusión sobre apropiación literaria más allá de los cotos de la propiedad (tanto económica como moral). Acaso entonces se pueda leer de manera más rica a todo una legión de escritores que, como Hugo García Manríquez desde Berkeley, o Sara Uribe, desde el norte de México, copian y pegan pedazos de lenguaje público (el de los grandes tratados de comercio, en el primer caso; y el de las víctimas de la guerra contra el narco, en el segundo) para generar inquietudes estéticas y políticas de absoluta relevancia.
Igualmente, para poder extender de manera crítica este diálogo sobre las prácticas del conceptualismo de hoy, habrá que ir más allá de las figuras más mediáticas, como es el caso del mismo Goldsmith, y llevar a cabo traducciones de los trabajos recientes de esos otros poetas para quienes la exploración conceptualista va ligada orgánicamente a preocupaciones por y acerca de las comunidades donde se genera el lenguaje en proceso de re-apropiación. Vale la pena mencionar aquí y ahora el trabajo del poeta Mark Nowak con testimonios de trabajadores de minas, tanto en Estados Unidos como en China, y la yuxtaposición con manuales de gramática y otras lecciones escolares que generan tensiones inquietantes en el sustrato mismo de Coal Mountain Elementary. Un caso también relevante es el de la novelista y poeta Bhanu Kapil, cuyo uso indistinto y estratégico del verso y del párrafo en Humanimal consigue interrogar de manera punzante la condición feral de las dos niñas lobo encontradas en Bengal en 1921. Lo mismo vale para autores imprescindibles y pensadores de riesgo como Juliana Sphar, Caroline Bergvall o Julie Carr.
Lo que empieza de manera inquietante, sólo puede continuar inquietantemente. En efecto.
* Cristina Rivera-Garza, su último libro es El mal de la taiga
@criveragarza (en twitter)
Puedes ver AQUÍ la serie completa SEGUNDAS OPORTUNIDADES
comentarios 1
Publicado por: José Fernández Belmonte 01/03/2014
Voy a buscarlo. Muchas gracias.