Por: EL PAÍS08/06/2014
De izquierda a derecha: Berna González, Marta Sanz, Patricio Pron, Javier Rodríguez Marcos y Luis Magrinyà.
¿Puede un libro ayudar a cambiar el mundo? Ese es el tema del segundo debate de Babelia en la 73ª Feria del Libro de Madrid
Por ÁNGEL LUIS SUCASAS
Para empezar, Stendhal. Una cita de Rojo y negro (1830) leída por Luis Magrinya (Mallorca, 1960) en la que el narrador deífico del siglo XIX se toma un paréntesis: "—La política —objetaba el autor— es algo así como una piedra de molino atada al cuello de la literatura, que la sumerge y ahoga en menos de seis meses. La política, en una obra de imaginación, es un pistoletazo en medio de un concierto". Y como pistoletazo ha servido Stehdhal para el segundo debate de Babelia.com en esta Feria del libro de Madrid, una detonación no seguida por silencio, sino por centenares de palabras sobre el complejo trío periodismo-política-literatura, la deserción de los lectores, la ausencia de mala uva cultural o lo que debería leer el Príncipe de Asturias ahora que va a ser rey.
Para resolver estas cuestiones, amén de Magrinya, otros dos escritores, Patricio Pron (Rosario, 1975) y Marta Sanz (Madrid, 1967), un periodista como moderador, Javier Rodríguez Marcos, y Berna González Harbour como anfitriona. Y también para tirarse de la oreja de tanto en tanto, como cuando Sanz señaló que "antes EL PAÍS servía de voz a las reivindicaciones de la izquierda, algo que ha ido desapareciendo". O cuando la responsable de Babelia, González Harbour, recordó a los escritores que criticaron el papel de la prensa que "sin los diarios Bárcenas no estaría en la cárcel".
La mala leche, sin perder por ello el guante blanco, ha sido invocada, practicada y reivindicada por los contertulios. "No solo en la cultura en la española, sino en la mundial. Lo veo todo muy institucionalizado y se ha conseguido ya que no se sepa distinguir lo bueno de lo malo", ha apuntado Magrinya. Sanz ha sido la más crítica, porque aunque también cree que falta ironía, pero que sobran "Torquemadas". Pron ha repetido la idea de lo que cree que vertebra su trayectoria artística la lucha contra "lo hegemónico", cuestionar aquello que damos "por asumido" en todas las facetas de nuestra vida. Esto es, buscar la incomodidad y el incomodar, para lo que siempre viene bien la mala uva.
El meollo de la cuestión no es si la literatura puede cambiar el mundo —aunque Magrinya ha recordado que pocas anécdotas históricas hay en el recuerdo que lo demuestren lo ha hecho— sino si hay oídos para el cambio. El ouroboros de la transgresión, la pescadilla que se muerde la cola, es constatar que lo experimental y arriesgado hace desertar a los lectores. "Siempre he dicho que mi objetivo era que me leyeran los que ven Sálvame, pero creo que me moriré sin conseguirlo", ha admitido Sanz. La autora de Los mejores tiempos o Frío cree que la mejor manera de sobrellevar esta paradoja es pensar que se escribe a la larga distancia y que tal vez en el futuro se vean los efectos de las reflexiones lanzadas desde el pasado. Pron ha sido crítico con el papel del escritor complaciente, llevado por las mareas del mercado: "Es difícil pensar que una literatura que no se cuestiona a sí misma sea capaz de cuestionar la sociedad a la que se dirige".
Como colofón, recomendaciones literarias a Felipe de Borbón. Magrinya le recomendó un libro para recordar "las épocas de esplendor en las que se tenían pececitos en los estanques".. Sanz dijo que más que libro, lo que tiene que recomendarle es "convocar el referéndum ya, si le queda un poquito de dignidad". Y Pron tiró de sentido del humor: "Uno que me acaban de regalar, El pequeño patito. Tiene dibujos y cosas que se levantan y te explican. Creo que supondría una ampliación sus conocimientos". Próxima cita, quién debe ser prescriptor cultural en el Siglo XXI. Salón de actos de la Feria del libro de Madrid, martes 10 de junio, 20.00.
ES tu turno: ¿Puede un libro ayudar a cambiar el mundo?
comentarios 19
Publicado por: Dealsan web 08/06/2014
Los libros cambian las personas y por lo tanto el mundo.