Paul Krugman

Sobre el blog

La solución a la crisis económica pasa por la política. Paul Krugman, probablemente el economista más conocido del mundo, lo tiene claro. Desde su posición progresista –liberal, en Estados Unidos; de izquierdas, en Europa- prescribe su receta.

Sobre el autor

Paul Krugman

Cuando recibió el premio Nobel en 2008, Paul Krugman (Albany, Estados Unidos, 1957) ya llevaba casi una década escribiendo columnas en el New York Times. Da clases de Economía y Política Internacional en la Universidad de Princeton, antes lo ha hecho en la de Yale, donde se graduó, en la de Stanford y en el MIT.

Reescribir la historia para redefinir la hipocresía

Por: | 27 de febrero de 2012

Retrato de George Washington, el primer presidente de Estados Unidos.

George Washington era un hipócrita. Bueno, yo no lo creo así. Pero por lo visto, el senador Scott Brown sí lo cree.
Brown, en su campaña para la reelección, está tratando de sacar el máximo partido a la idea de que Elizabeth Warren es una hipócrita redomada.
Según Brian McGrory, un columnista de The Boston Globe, Brown, un republicano, "al parecer está que arde porque a su principal rival demócrata, Elizabeth Warren, le va bastante bien económicamente".
"Según la declaración que se dio a conocer la semana pasada, ha obtenido unos ingresos de 700.000 dólares (520.000 euros) en los últimos dos años, y es todavía más si tenemos en cuenta el salario del gobierno que recibió durante parte de ese tiempo", escribía McGrory en una reciente columna. "Independientemente de cuál sea la cifra, esta ha irritado sobremanera a Brown.  Hasta el punto de que ha llevado a su director de campaña, un joven de Vermont aparentemente majo llamado Jim Barnett, a difundir la descripción de 'hipócrita elitista', como si fuera un crimen ascender por la escala del éxito en Estados Unidos e imposible recordar cómo es la vida en los escalones más bajos", afirmaba en el artículo.
Verán, el problema es que Warren ha estado haciendo campaña para ayudar a la clase media en peligro, pero ella es una catedrática de Harvard bien remunerada, que acabaría pagando impuestos más elevados como consecuencia de las políticas que defiende. ¿Ven la hipocresía?
Yo tampoco.

La candidata demócrata Elizabeth Warren.

Ya he escrito antes sobre esto; por alguna razón, en nuestra política ha calado la idea de que apoyar una causa que no redunda en el beneficio económico personal de uno, le convierte en un hipócrita.
Es realmente curioso.
Como he señalado, piensen en lo que esto nos dice de George Washington. El hecho es que a él personalmente le iba muy bien con el régimen británico. Era un gran terrateniente, una persona importante en las colonias. Tenía una buena vida; y a pesar de ello, corrió muchos riesgos personales para encabezar una rebelión por la causa de la libertad.
Era un hipócrita.
O a lo mejor, era un hombre que poseía virtudes cívicas y que colocaba las necesidades de su nación por encima de su propia comodidad.
Parte de la razón por la que la derecha se aprovecha de esto es que su respuesta a cualquier intento de hablar sobre desigualdad y el sistema fiscal es afirmar que todo es una cuestión de envidia; supuestamente, cualquiera que crea que el impuesto de plusvalías debería ser más alto solo lo dice porque él o ella odia a la gente rica.
Entonces, ¿cómo pueden ser ellos ricos?
Sin embargo, por extraño que parezca, es posible no sentir una  animosidad especial hacia las personas ricas como personas, y aun así creer que deberían pagar más impuestos, que sus empleados deberían tener más poder negociador, y en general, que la política que les haría no tan ricos convertiría Estados Unidos en un país mejor.
Claro que, como yo también soy un periodista/catedrático liberal y bien pagado,  es lógico que diga eso, ¿no?
© 2012 The New York Times.
Traducción de News Clips.

El supuesto declive moral de las clases bajas

Por: | 24 de febrero de 2012

Parece que de lo único que habla la derecha intelectual (o pseudointelectual) es del libro de Charles Murray Coming Apart: The State of White America [Desmoronamiento: la situación del Estados Unidos Blanco], que afirma que el problema con los trabajadores manuales blancos es... la pérdida de los valores familiares.

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David Frum, quien verdaderamente podría ser el último conservador sincero, publicaba recientemente una excelente repulsa en The Daily Beast. Frum escribía: "Para entender lo que hace Murray en Coming Apart, imaginemos esta analogía: un sociólogo visita un pueblo de la costa del Golfo. Se fija en que todas las casas que están cerca del agua han sido demolidas y reducidas a escombros. Sus exocupantes viven ahora en tiendas de campaña y remolques. El sociólogo redacta un informe:
'Las pruebas demuestran fehacientemente que vivir en casas es mejor para los niños y para las familias que vivir en tiendas de campaña y remolques. La gente de la zona ribereña somete irresponsablemente a sus hijos a unas condiciones inaceptables’.

"Cuando publica el informe, alguien le indica: 'Sabe usted, hace una semana hubo un huracán aquí'.  El sociólogo quita importancia a la crítica y responde: 'Estoy escribiendo sobre la vivienda, no sobre el clima".
Y Alec MacGillis, analista de The New Republic, señalaba en una publicación en Internet el 6 de febrero que el propio Murray se crió en un pueblo fabril donde Maytag proporcionaba buenos trabajos a los obreros hasta que cerró la planta y trasladó sus operaciones a México.
"A juicio de Murray", escribía MacGillis, "la clase obrera se ha visto menos afectada por los cambios económicos que han hecho que a sus miembros – especialmente los hombres – les resulte difícil ganarse bien la vida que por el lamentable declive de la dedicación y de los valores sociales que las agitaciones de la década de 1960 han provocado".
MacGillis proseguía: "Por tanto, la pregunta para Murray y los que están usando sus teorías para explicar la desigualdad se puede plantear muy concisamente: ¿de verdad que la comunidad en la que disfrutó su infancia en Newton (Iowa) desapareció porque sus vecinos de clase obrera perdieron misteriosamente su iniciativa? A lo mejor fue algo más sencillo".

Desde un punto de vista analítico, este parece un momento muy raro para centrarse en el supuesto declive moral de las clases bajas. En la década de 1960, era al menos un tanto razonable preguntarse por qué aumentaban los males sociales pese a que la próspera economía generaba ganancias ampliamente compartidas (aunque, como señalaba el sociólogo William Julius Wilson en su libro When Work Disappears: The World of the New Urban Poor [Cuando el trabajo desaparece: el mundo del nuevo pobre de ciudad], los puestos de trabajo estaban desapareciendo en las ciudades del interior, y esto ayudaba a explicar el aumento de los problemas sociales entre los que estaban atrapados en esas ciudades del interior).

Pero ahora tenemos una economía que ha dejado atrás a los trabajadores manuales: ¿por qué invocar los valores sociales para explicar su precaria situación?

Y en la medida en que el deterioro social es una realidad entre, digamos, el tercio con las rentas más bajas entre los blancos, ¿no dice esto que Wilson estaba en lo cierto, que la falta de oportunidades económicas es lo que provoca la agitación  social?

Naturalmente, el repentino alboroto acerca de los valores tiene mucho sentido desde un punto de vista político, para distraernos del tema del aumento de los ingresos en lo más alto de la escala.

Una forma rara de desplome social

Al leer el libro de Murray y todos los comentarios sobre los orígenes del hundimiento moral entre los blancos de la clase obrera, no para de incordiarme una pregunta: ¿realmente está todo así de mal?
Lo que quiero decir es que, sí, la tasa de matrimonios ha caído en picado y la participación en la fuerza laboral  ha descendido entre los hombres en edad de trabajar (aunque no tanto como insinúa parte de la retórica), pero la consecuencia que por lo general se extrae de esto es que estas tendencias deben estar provocando males sociales enormes. ¿Lo están?

Bueno, algo que curiosamente brilla por su ausencia en la obra de Murray es cualquier mención del indicador tradicional de desintegración social: el embarazo en adolescentes. ¿Por qué? Porque de hecho ha estado cayendo como una losa, según datos del sistema  nacional de Estadísticas Vitales.
¿Y qué hay de la delincuencia? Está por las nubes, ¿no es cierto? Falso, según datos del Departamento de Justicia.

Así que esto es lo que yo pienso: es posible que  los valores sociales tradicionales se estén deteriorando entre la clase trabajadora blanca, pero a lo mejor esos valores sociales tradicionales no son tan esenciales para una buena sociedad como les gusta suponer a los conservadores.

© New York Times

Traducción de News Clips.

Los conservadores tergiversan el debate económico

Por: | 22 de febrero de 2012

Los últimos acontecimientos no han tratado bien a la derecha política en Estados Unidos: un informe sobre el empleo mejor de lo que se esperaba; un renovado énfasis en la desigualdad, impulsado por los estudios de la Oficina Presupuestaria del Congreso y por el regalo de la candidatura de Mitt Romney. ¿Qué se puede hacer?
La respuesta es lanzar un montón de datos falsos sobre los problemas, con la esperanza de que algo cuaje, o por lo menos de que el debate  se vuelva confuso.

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Barbara Chico, a la izquierda, en el primer día de su nuevo empleo en Home Depot. FOTO: EFE

Empecemos por el informe sobre el empleo publicado a principios de este mes: todos los sospechosos de siempre han arremetido contra el habitual ajuste de población de la Oficina de Estadísticas Laborales, y afirman que las cifras han sido manipuladas. La verdadera historia es que la citada Oficina calcula el desempleo basándose en una encuesta mensual; esto nos dice qué porcentaje de los trabajadores está sin empleo. Para convertir eso en el número de parados, la Oficina de Estadísticas Laborales calcula la población total en edad de trabajar, pero solo actualiza esos cálculos una vez al año. Por eso cada enero suele haber un aumento o un descenso en los totales, que no significa nada.
En los años de Bush hubo muchas afirmaciones falsas sobre un enorme crecimiento del empleo que reflejaba un aumento de las cifras de población. Ahora tenemos a Rush Limbaugh, Fox News, etcétera, afirmando que un descenso supone por alguna razón que los cálculos han sido amañados. Sigue sin ser cierto. Y lo que hace que esto canse tanto es que no paran de  recitar como un loro la misma patraña, sin importar la de veces que ha sido refutada.
Sigamos ahora por  la negación de la desigualdad. El coeficiente Gini del Censo (que mide la distribución de la renta en una población) no ha variado  mucho desde principios de la década de 1990, pero como señala Jon Chait, escritor de New York Magazine, sabemos muy bien por qué: es porque las cifras del censo están “codificadas desde lo más alto”, o sea, se detienen en los niveles de renta altos y los grandes aumentos han ascendido mucho en la escala.
"El Departamento del Censo no recaba información detallada sobre los  ingresos de los ricos, y esa es la razón por la que los que investigan la desigualdad miran en otras partes cuando quieren estudiar la variación de la renta entre los muy ricos", escribía Chait en un reciente artículo publicado en internet.

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Basta con que miren a su alrededor: dense un paseo por los barrios más caros de Nueva York y díganme que la desigualdad no ha aumentado. Pero también vean los datos sobre el impuesto sobre la renta. Fíjense en lo que Hacienda nos dice sobre la proporción de los ingresos en el gráfico que aparece en esta página.
Observen  que el incremento se concentra casi por completo en el 1% con rentas más altas; ni siquiera la mitad inferior del 10% con rentas  más altas ha avanzado, lo que nos dice una vez más que se trata del 1 frente al 99%, no del 20% con rentas más altas frente a la clase baja. Y sí, los datos muestran, abrumadoramente, un incremento en la desigualdad.
Ah, y Chait nos dice que los sospechosos de siempre también están esgrimiendo aquello de que "los ricos de Estados Unidos pagan más impuestos que los ricos de otros países".  Sí,  porque los ricos estadounidenses son mucho, muchísimo más ricos.
En cierto sentido, es casi un alivio que estos tipos nos salgan con nuevas falacias. Brad DeLong, economista y catedrático de la Universidad de California, en Berkeley, recientemente se fijó en que The Wall Street Journal analizaba cálculos sobre el salario de los empleados del Gobierno que indicaban que es un 2% más alto que el de los trabajadores del sector privado, y que reciben un 48% más de prestaciones, y llegaba a la conclusión de que se les paga un 50% de más. "Literalmente no hay nada que esta gente pueda decir o hacer que les haga perder su megáfono, ¿no?", escribía DeLong en su blog recientemente.
Lo importante que hay que señalar es que todos estos números falsos provienen de fuentes aparentemente fidedignas: Fox News, que es una organización grande, la página editorial de The Wall Street Journal, y el American Enterprise Institute.  Sería imposible imaginarnos un grado similar de deshonestidad estadística en, por ejemplo, The Nation, o el Washington Monthly o el Instituto de Política Económica.
A esto es a lo que me refiero cuando digo que la izquierda y la derecha no son simétricas. La gente de todas las creencias miente, pero la derecha tiene toda una estructura institucional de mentiras que no tiene equivalente en la izquierda.
© New York Times
Traducción de News Clips.

Obama
Obama presenta a su equipo económico tras llegar a la Casa Blanca. / AP

El nuevo artículo de Ryan Lizza sobre la forma de hacer política del Gobierno de Obama se ha publicado en la última edición de The New Yorker. Uno de los documentos en los que se apoya el texto es un memorándum político de 2008 enviado por Larry Summers, el exdirector del Consejo Económico Nacional, al presidente Obama, y que trata sobre la magnitud y la composición del estímulo; Ryan lo compartió conmigo para que le diese mi opinión y parte de lo que le dije aparece reflejado en su artículo.

La conclusión clave que extraje del memorándum es que no se parece en nada a la actual historia que el Gobierno cuenta sobre el tamaño insuficiente del estímulo, según la cual ellos sabían que debía ser mayor pero tenían que enfrentarse a la realidad política. (El memorándum se puede leer en newyorker.com).

En lugar de eso, el memorándum sostiene que un estímulo mayor sería contraproducente desde el punto de vista económico, debido a la "reacción del mercado". Es decir, Summers y sus colaboradores tenían miedo de los invisibles guardianes de los bonos.

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En Europa, la Gran Depresión fue mala, pero esta es peor

Por: | 16 de febrero de 2012

London
Entrada principal del Banco de Inglaterra, en Londres. / REUTERS

Algo que todo el mundo dice siempre es que, aunque esta Depresión Menor puede ser mala, no es nada comparada con la Gran Depresión.

Pero se trata en parte de una opinión propia de Estados Unidos: nosotros tuvimos una Gran Depresión muy mala y esta vez nos ha ido mejor que a muchos otros países. Como señala Jonathan Portes, el director del Instituto Nacional de Investigación Económica y Social (NIESR, por sus siglas en inglés), en su blog Not the Treasury view (No es la opinión del Tesoro), la depresión actual en Reino Unido es ahora más larga y más profunda que la depresión en la década de 1930 (un gráfico publicado en notthetreasuryview.blogspot.com el 25 de enero muestra lo realmente por debajo que está el producto interior bruto respecto a su máximo anterior en distintas recesiones británicas).

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Toda la verdad y nada más

Por: | 08 de febrero de 2012

Obama
Barack Obama durante el discurso del 24 de enero / SAUL LOEB (AFP)

El criterio, según Politifact, parece ser que un dato no es un dato si apoya la narrativa demócrata. En su discurso sobre el Estado de la Unión del 24 de enero, el presidente Obama afirmaba que "en los últimos 22 meses, las empresas han creado más de tres millones de puestos de trabajo. El año pasado, crearon el mayor número de empleos desde 2005".

Cosa que es verdad. Y punto. Pero Politifact inicialmente la calificó solo de "verdad a medias" porque "básicamente [el presidente] estaba atribuyéndose el mérito del crecimiento del empleo". En realidad no se atribuyó el mérito, y aunque lo hubiera hecho, un dato es un dato. No creo que esa palabra signifique lo que Politifact cree que significa.

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Los candidatos republicanos tienen que ser cínicos o tontos

Por: | 03 de febrero de 2012

Mitt Romney / Foto: Reuters

Steve Benen, colaborador del Washington Monthly, señalaba en Internet el 18 enero que, guiándonos por lo que se considera normal, Mitt Romney es un candidato terrible, solo que no tan malo como sus rivales. Y añadía: "A menudo me pregunto cómo sería  la contienda por la designación republicana este año si Romney tuviera al menos un adversario creíble".

¡Pero eso no va a pasar! La debilidad del partido republicano no es casualidad.

Observo las primarias a través de la óptica de la teoría TOF, que son las siglas de “tontos o farsantes". Dice así: para ser un buen republicano en estos momentos, tienes que afirmar tu fe en cosas que cualquier político medianamente inteligente puede ver que son claramente falsas. Esto deja margen para únicamente dos clases de candidatos: los que sencillamente no son listos y/o lo suficientemente racionales como para entender el problema, y los que son unos cínicos redomados, dispuestos a decir cualquier cosa para tomar la delantera.

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Varios manifestantes griegos queman una bandera de la UE en Atenas / Foto: France Press

The Washington Post publicaba no hace mucho una desgarradora historia sobre el sufrimiento que se está infligiendo a los griegos de a pie. Adiós a la doctrina de la austeridad expansionista.

Sin embargo, hay algo que no me cuadra. En el artículo, publicado el 10 enero y titulado "En Grecia, temores a que la austeridad esté matando la economía", se debaten las razones por las que se está imponiendo una austeridad tan cruel. "Las potencias europeas, lideradas por Alemania, conservadora en temas fiscales, han estado insistiendo en que Grecia corrija años de mala gestión aprobando rápidamente oleadas de recortes y otras reformas económicas de calado para recuperar la confianza de los inversores y garantizar la integridad del euro. Sostienen que reducir rápidamente el déficit es el preludio esencial  para un futuro sostenible y el consiguiente dolor social es necesario para meterles en la cabeza a los políticos y a la sociedad griegos que esos excesos no deben repetirse jamás".

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Esclarecer la confusión sobre el "Fabricado en China"

Por: | 01 de febrero de 2012

Trabajadores chinos / Foto: Cordon Press

En su blog The Big Picture [Panorama General], el escritor y analista Barry Ritholtz nos remite a un informe publicado por el Banco de la Reserva Federal de San Francisco el pasado verano que plantea un argumento que parece haber dejado a mucha gente confusa: pese a la mundialización y todo eso, la mayor parte de cada dólar de consumo gastado en Estados Unidos se destina a artículos y servicios producidos en ese país. 

Según el informe, titulado El contenido estadounidense del “Fabricado en China”, los productos y servicios procedentes de China supusieron solo un 2,7% del gasto de consumo personal de EE UU en 2010, menos de la mitad del cual reflejaba los costes reales de las importaciones chinas. El resto fue a parar a empresas y trabajadores estadounidenses que transportan y comercializan productos con la etiqueta “Fabricado en China”. 

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