No es una victoria de la austeridad

Por: | 02 de octubre de 2013

Era previsible, supongo, que los partidarios de la austeridad europeos justificasen su postura a la más mínima señal de un repunte económico. Pero la tribuna de opinión del ministro de Economía alemán, Wolfgang Schäuble, en el Financial Times, en la que reclama un reconocimiento total porque Europa ha registrado un trimestre, cuéntenlo, uno, de crecimiento, es bastante increíble incluso en relación con las expectativas.

Gráfico empleo

Hace falta bastante cara dura - ¿tendrán esa expresión en alemán? -para afirmar que esto es todo un record en lo que se refiere a preparación para una transformación estructural. ¿Qué pasa con todas las fuentes de ingresos y, en algunos casos, las vidas, que se han destrozado? ¿Qué pasa con los millones de jóvenes europeos que siguen sin tener esperanzas de conseguir un trabajo decente? 

En concreto, desde mi punto de vista de experto, discrepo con la afirmación de Schäuble de que Europa está siguiendo la receta de Suecia a principios de la década de 1990 y la de Asia a finales de esa década. Esas recetas conllevaron grandes devaluaciones monetarias y no la “devaluación interna” lenta y laboriosa que supuestamente está teniendo lugar en los países de la periferia europea. Y como he subrayado en varias ocasiones, las economías asiáticas se recuperaron rápido, sin nada que se parezca a la aparentemente interminable depresión en la mayor parte de Europa.

PIB

  

Sin embargo, tenemos que tener en cuenta que, a estas alturas, no es solo una cuestión de ideología: lo que está en juego son los egos y las carreras.   Las pruebas parecen indicar que los partidarios de la austeridad europeos hicieron algo terrible y arruinaron las vidas de millones de personas. Nunca lo reconocerán; se agarrarán a cualquier cosa que les dé una excusa.

Traducción de News Clips.

© 2013 The New York Times.

Hay 3 Comentarios

Antes de establecer un coste de oportunidad deberíamos ver la inquietante experiencia que genera las utilidades al alanzar un nuevo invento,todos estamosdispuestos a admitir uno el pc -pece-s ,bueno todo indica que la vida diaría se transforma por las inumerables aplicaciones al mismo invento para la vida diaría en la infinidad de terrenos que ocupar,en definitiva son una novedad que no justifcan un coste de su oportunidad sino no sean novedad,asi el finalismo que hoy se confunde con electoralismo ,tal vez sea al igual que confundimos al empleo cmo un mecanismo transformador de nuestra vida,tal vez no sea el momento cuando sea creado una situación impetinente ,no de juego,para nuestra expectativa sin ciclo y estructura,la demanda sigue devil y parece que podemos obtener una plusvalía ,gigante de desempleo ,toda política eco debe ser a largo plazo,pero no de escarnio podemos ser diferents pero esa tienda esta cerrada a nuestro uso de las cosas ,superado lo inter-intra producción todo nos va lento pero todos qeremos dominar este caballo si bien desde Truman-Yalta, todo esta ya cambiado.

Muchas gracias, Sr. Krugman, por seguir diciendo las cosas claras. Me pregunto en qué momento los ciudadanos tendremos derecho a exigir que se responsabilice a los políticos de sus errores sin más que un rutinario cambio de rostro electoral.

Clarísimamente razonado "a lo Krugman": dos gráficos donde de las dos abscisas y dos coordenadas solo una abcisa tiene denominador. Es decir datos que no son inteligibles para subrallar ...¿qué?. Y la comparación entre Indonesia y Grecia...(¿y por que no Indonesia con Alemania?)¿se trata de de dos paises comparables, con crisis de origen comparable? Si no lo son, como el mero hecho de que el primero es un país tercermundista de sueldos bajísimos y gran productor de petroleo y el segundo un país corrupto de sueldos altísimos, con administración ineficiente y corrupta y única materia prima aceite de oliva, mejor no compares.

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Paul Krugman

Sobre el blog

La solución a la crisis económica pasa por la política. Paul Krugman, probablemente el economista más conocido del mundo, lo tiene claro. Desde su posición progresista –liberal, en Estados Unidos; de izquierdas, en Europa- prescribe su receta.

Sobre el autor

Paul Krugman

Cuando recibió el premio Nobel en 2008, Paul Krugman (Albany, Estados Unidos, 1957) ya llevaba casi una década escribiendo columnas en el New York Times. Da clases de Economía y Política Internacional en la Universidad de Princeton, antes lo ha hecho en la de Yale, donde se graduó, en la de Stanford y en el MIT.

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