Lo que tenemos aquí es un problema de comunicación.
Bueno, eso no es exactamente verdad. La mayoría de las discusiones sobre política económica son controversias reales sobre cómo funciona el mundo. A veces, son controversias inteligentes, como las diferencias sobre la eficacia de la relajación cuantitativa, y a veces son estúpidas, como la de si la Reserva Federal está devaluando la moneda, pero, en cualquier caso, las discusiones son sobre algo real.
Pero a estas discusiones tenemos que añadirles la confusión adicional que surge de la manera en que los economistas usan las palabras. Con bastante frecuencia, expresiones que están profundamente arraigadas en la retórica profesional pueden parecerles extrañas a los legos en la materia, o bien pueden ser malinterpretadas.
Un ejemplo de lo primero es la expresión “estancamiento secular”. Sé que a muchos de mis lectores no les gusta. Se basa en la definición 3(c) de secular en el diccionario Merriam-Webster: “de o relacionado con un plazo largo de duración indefinida”, que no es exactamente el significado que le viene a la cabeza a la mayoría de las personas. Por desgracia, ese es el término que los economistas llevan usando para el concepto desde que Alvin Hansen lo popularizase en las décadas de 1930 y 1940, y es muy difícil cambiarlo.