Manuel Dios Diz, presidente Asociación Española de Investigación para la Paz
Mahatma Gandhi (Foto: Reuters)
El próximo 30 de Enero conmemoraremos, un año más, en muchos colegios e institutos del conjunto del Estado, el Día Escolar por la Paz y la Noviolencia, en siglas, DENIP.
Se cumple el 66 Aniversario de la muerte de Mahatma Gandhi, una personalidad aún muy desconocida en muchos aspectos, particularmente, las bases fundamentales de su pensamiento y de su vida política.
Son miles los profesores y profesoras que aprovecharán sus clases para hablarle al alumnado sobre este hombre menudo, aparentemente muy débil, el protagonista principal de la independencia de la India de la corona británica, y de su muerte violenta en 1948 a manos de un fundamentalista de cuyo nombre sí que nos acordamos, Nathuram Godse, el mismo año en que se aprobaba la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que el Mahatma conoció, y sobre la que opinó favorablemente, eso sí, después de consultar con su madre, una mujer sabia que echaba en falta, al lado de los derechos, los deberes, sabia madre!; o de la doctrina de la desobediencia civil y su vigencia en la actualidad. Incluso muchos, sin duda, harán referencia a que su vida, su pensamiento y su actitud inspiró a otros grandes líderes internacionales como Martin Luther King o Nelson Mandela, recientemente fallecido.
Aunque cueste creerlo, Gandhi nunca recibió el Premio Nobel de la Paz, a pesar de que había sido propuesto como candidato, nada menos que, en cinco ocasiones, entre 1937 y 1948. En este caso, el Comité Nobel sí que reconoció públicamente su gran error, aunque lo hizo con mucho retraso y ni siquiera lo enmendó concediéndolo a título póstumo.
Son muchos los pensamientos de Gandhi popularizados entre la ciudadanía. Probablemente "No hay caminos para la paz, la paz es el camino" sea el más reconocido. Sin embargo tiene otras reflexiones muy relevantes, para alumnas y alumnos, como por ejemplo, aquella que hace referencia a que "La violencia es el miedo a los ideales de los demás". También conviene recordar su crítica demoledora a la Ley del Talión: "Ojo por ojo y acabaremos todos ciegos". O la apelación directa a cada uno de nosotros: "Sí quieres cambiar el mundo, empieza por cambiarte a ti mismo" y que tanto nos cuesta aplicar. Para mi hay un pensamiento del Mahatma, en relación con el demonio y la maldad que, en algunas circunstancia, resuena en mis oídos: "Los únicos demonios que existen son aquellos que se esconden dentro de nuestro propio corazón".
Y un pensamiento que tardé en asumir, lo reconozco, fue aquel en el que Gandhi afirmaba, con sabiduría, que "Lo que consigues con violencia, te será arrebatado con una violencia aún mayor". Por último, en este breve resumen, me gustaría citar aquel que dice: "Aun más atroz que la gente mala es el silencio de las personas buenas".
El Día Escolar por la Paz y la Nonviolencia, cada 30 de Enero, impulsado desde hace ya tantos años por Llorenç Vidal, al que hemos seguido desde la distancia, tiene que servir no solo para traer al presente el ejemplo de la vida y el pensamiento de hombres y mujeres como Gandhi, referentes imprescindibles del pacifismo y de los derechos civiles, de la desobediencia de las leyes injustas, de la ahimsa, o noviolencia, sino también para motivar el mayor y mejor tratamiento transversal de la Educación y la Cultura de la Paz, los juegos y las dinámicas de aula, los recursos didácticos novedosos, las metodologías más activas y participativas, los afectos y los sentimientos, los audiovisuales, las nuevas tecnologías y los contenidos propios de una materia como la Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, tan necesaria!, tan en peligro!, con la que abordemos la enseñanza y el aprendizaje de los valores democráticos, las virtudes cívicas comunes, no la moral personal de nadie, ni los principios confesionales de creencias particulares, más o menos adoctrinadores, para conseguir que avance la convivencia escolar, la solución pacífica de los conflictos, la tolerancia, la solidaridad y la justicia.
Vivimos tiempos complejos, muy violentos con los más débiles, aquí y en todas partes, especialmente derivados de una violencia estructural muy cruel, a veces opaca, otras sutil, pero brutal en todos los casos para con las personas del común, ordinary people, consecuencia de políticas injustas que llevan al hambre, a la miseria, a la desigualdad más extrema para la mayoría de la población, en particular, a la más indefensa, a niños y niñas, ancianos y personas enfermas, muchas de las que nunca antes habían recurrido a la asistencia social, a los comedores de las organizaciones humanitarias, o a los bancos de alimentos... y que ahora buscan ayuda allá donde pueden, calladamente, a veces con vergüenza. Y esto está aconteciendo ante nuestros ojos, mientras que los más ricos defraudan a manos llenas y roban, y ponen sus insultantes fortunas a buen recaudo, en los insultantes paraísos fiscales, o incrementan escandalosamente sus beneficios, aumentando así la desigualdad y la injusticia. De esta violencia estructural también debemos hablar en el Día Escolar por la Paz y la Noviolencia. Y buscar, proponer, escuchar, compartir… soluciones, individuales y colectivas, pacíficas y noviolentas, como mejor homenaje a Gandhi y a todas las grandes figuras históricas del pacifismo, las más conocidas y también a las más anónimas, a aquellas que están a nuestro lado y que pocas veces reconocemos.
En las páginas web de varias de las organizaciones que conforman AIPAZ, la Asociación Española de Investigación para la Paz, que me honro en presidir, podrán encontrar muchas más sugerencias e inspiración para mejor conmemorar el 66 aniversario de la muerte del Mahatma Gandhi.
Y desde AIPAZ queremos animar a profesores y profesoras, padres y madres, instituciones, medios de comunicación, a construir, como hace este blog de El País, la paz cada día, todos los días, con nosotros mismos, con los demás, a educar y a investigar sobre la paz y los conflictos, para mejorar la convivencia escolar y la democrática, para esto tiene que servir la celebración del Día Escolar por la Paz, el 30 de Enero, y los 364 días del año restantes, porque la Cultura de la Paz, la educación para los derechos humanos y la democracia, el diálogo intercultural, la superación de la exclusión y la pobreza, o la prevención y la consolidación de la paz, no son, no pueden ser, flor de un día.