Montse Santolino, periodista especializada en Comunicación para la Paz y el Cambio Social
Cumbre UE-África - aniversario del genocidio en Rwanda – vía libre a la misión de paz en República Centroafricana. Todo en apenas semana y media. No puede ser casualidad.
Escuece pensar que después de 50 misiones internacionales en 18 países africanos, desde el 2000, los titulares tipo “África se desangra en otra guerra tribal” no se acaban nunca, y las razones urgentes para “pacificar” el continente, tampoco. ¿Cómo es que aparece siempre el dinero para “operaciones militares de paz” y para formar policías y fuerzas de seguridad, y se estanca la Ayuda Oficial al Desarrollo? ¿Por qué al mismo sistema que tiene por bandera debilitar Estados, le molesta tanto que los débiles Estados africanos lo sean?
Una puede llevar años creyendo que la imagen simplista y estereotipada sobre el continente es una de las maneras más efectivas de mantener el poder sobre él. Una puede estar prácticamente segura de que los países occidentales son responsables de casi todos los conflictos africanos y que, dejándolos pudrirse, acaban por parecer imprescindibles para solucionarlos (siempre y cuando haya recursos estratégicos que proteger) pero… ¿cómo negarse a aceptar cualquier tipo de intervención con el recuerdo aún vivo de lo que pudo haberse hecho y no se hizo en Rwanda, y con la ONU haciendo llamamientos dramáticos sobre decapitaciones de niños y canibalismo en RCA?
Rwanda como enmienda a la totalidad
El consenso respecto a la paz liberal es tal, África tan grande y diversa, y el periodismo internacional tan difícil, que leer “el sistema” no es sencillo. Oscar Mateos explica bien como la paz liberal, como “metadiscurso pragmático y elástico”, incluye diferentes corrientes y estrategias, se adapta y metamorfosea, pero siempre acaba devolviendo una África-peligro, una África-amenaza, una África incorregible a la que hay que corregir.
Dentro de ese metadiscurso, Rwanda ocupa con honores un lugar propio como icono del terror, del odio incentivado, y de la inacción de Naciones Unidas, pero perpetuar esa imagen en el imaginario occidental puede ser un arma de doble filo. Estos días se agitaba el fantasma del genocidio para mover a la intervención en RCA, al tiempo que los titulares sobre Rwanda dibujaban una paz fea y ficticia: “paz en Gran Hermano”, “reconciliación vigilada”, “reconciliación obligada”. Mientras Le Monde insiste en que las acusaciones que pesan sobre Francia son “aberrantes” y la ONU sigue disculpándose, Rwanda es sobretodo resultado y ejemplo de lo que da de sí la paz liberal. “Los medios no son del todo libres, las asociaciones de derechos humanos no son del todo independientes”. En el documental de Contrast-Fora de Quadre (arriba) conmueve tanta contención. Se palpa el miedo de los ruandeses a hablar sobre su paz. Los teóricos llaman a esa falsa paz de la ley y el orden, paz negativa, y los corresponsales advierten que esa paz del vencedor no garantiza que lo que ocurrió, no vuelva a repetirse. “Es una constante en los conflictos modernos: nadie es capaz de modificar las causas del odio, construir la verdadera paz”.
La paz liberal, versión española
De la cumbre UE-Àfrica lo único que supimos por aquí es que Rajoy no cenó con Obiang, pero el presiplasma publicó un artículo donde explicaba los objetivos de dicha cumbre: la UE, “primer socio de África en todos los órdenes”, pretendía “actualizar” su relación con el continente para adaptarla a los nuevos “desafíos y oportunidades”. Y enumeraba: primero los desafíos a la paz y la seguridad africanas, después el avance de la democracia y los derechos humanos y, al final, “una asociación económica entre África y Europa que ponga todos los mecanismos de que disponemos, desde la cooperación al desarrollo hasta el comercio o las inversiones, al servicio de la creciente prosperidad de los africanos”.
Paz, seguridad, democracia, derechos humanos, cooperación, comercio e inversiones. La retahíla, torpe e insensible al extremo si se tiene en cuenta que se publicó mientras en Melilla chavales africanos se colgaban de farolas con los pies ensangrentados, responde perfectamente, sin embargo, a la retórica marrullera de la paz liberal: imponer la paz en África para garantizar la paz, seguridad y bienestar occidentales. A principios de febrero, en otro artículo, Josep M.Lloveras, exembajador de la UE en RCA, venía a decir lo mismo pero aún más claro: RCA era un país-riesgo geoestratégico y la UE debía “estabilizarlo” como “una suerte de neocolonialismo virtuoso con el propósito de liberar al país de sus demonios”. Con todas las letras, y en los periódicos serios. Neocolonialismo virtuoso contra los demonios africanos. No debieron ser muy distintos los argumentos que manejaron Leopoldo de Bélgica o De Brazza a finales del siglo XIX.
Otra agenda de paz es el camino
La buena noticia es que existe una escuela (super) crítica de construcción de paz con abanderados como la gente GEA que desnudan hasta los bonitos discursos autolegitimadores de las “soluciones africanas a problemas africanos”. Los peacemakers alternativos se dividen en dos grandes grupos: los que defienden un enfoque de paz social o emancipador de carácter global, y los que abogan por una paz multicultural. De un lado los que creen que puesto que los conflictos africanos ni son monocausales ni endógenos, las soluciones y las políticas no pueden serlo, y le apuestan a la paz positiva, en clave de justicia social global. No muy lejos, los que enfrentan el etnocentrismo bienintencionado, y abogan por reconocer otras ontologías de paz, y asumir que la legitimidad y la viabilidad de los procesos de paz solo es posible si responden a las cosmovisiones e intereses locales. En cualquier caso, propuestas que abordan la complejidad y la necesidad de escuchar y poner en el centro de las decisiones a los propios africanos. Este blog quiere ser (también) una ventana abierta a esas otras agendas, y a todos los dilemas que plantean.
Hay 4 Comentarios
Gracias!! Montse, por la invitación a la reflexión que supone tu artículo y comparten los libros y trabajos del GEA-UAM mencionados.
África en muchos aspectos podría suponer un paradigma a considerar a la hora de buscar soluciones para los conflictos en todo el mundo .... en Europa también.
En el aniversario del genocidio de Rwanda, se deberían activar las alarmas para que los centros de poder, los organismo e instituciones internacionales recapacitaran sobre los efectos que tiene el reducir, o en el peor de los casos limitar, la respuesta a la toma de medidas de seguridad, sin afrontar ni plantear propuestas para buscar soluciones a las causas que han originado los conflictos, ni permitir que las poblaciones afectadas sean las protagonistas y participes en la búsqueda de las soluciones.
Publicado por: carloskatmandu | 23/05/2014 18:23:15
Otra agenda de paz es el camino
La buena noticia es que existe una escuela (super) crítica de construcción de paz con abanderados como la gente GEA que desnudan hasta los bonitos discursos autolegitimadores de las “soluciones africanas a problemas africanos”. Los peacemakers alternativos se dividen en dos grandes grupos: los que defienden un enfoque de paz social o emancipador de carácter global, y los que abogan por una paz multicultural. De un lado los que creen que puesto que los conflictos africanos ni son monocausales ni endógenos, las soluciones y las políticas no pueden serlo, y le apuestan a la paz positiva, en clave de justicia social global. No muy lejos, los que enfrentan el etnocentrismo bienintencionado, y abogan por reconocer otras ontologías de paz, y asumir que la legitimidad y la viabilidad de los procesos de paz solo es posible si responden a las cosmovisiones e intereses locales. En cualquier caso, propuestas que abordan la complejidad y la necesidad de escuchar y poner en el centro de las decisiones a los propios africanos. Este blog quiere ser (también) una ventana abierta a esas otras agendas, y a todos los dilemas que plantean.
Publicado por: carloskatmandu | 23/05/2014 18:10:18
No interesa tampoco que sepamos diferenciar las realidades africanas. Para el capital, ese continente debe parecernos algo peligroso, violento, lejano, para que ni nos planteemos pisarlo, mientras el expolio puede continuar y la intolerancia continuar siendo azuzada por estas tierras.
http://casaquerida.com/2014/05/22/una-pista-de-hielo-armado/
Publicado por: Tinejo | 23/05/2014 15:28:21
No interesa tampoco que sepamos diferenciar las realidades africanas. Para el capital, ese continente debe parecernos algo peligroso, violento, lejano, para que ni nos planteemos pisarlo, mientras el expolio puede continuar y la intolerancia continuar siendo azuzada por estas tierras.
http://casaquerida.com/2014/05/22/una-pista-de-hielo-armado/
Publicado por: Tinejo | 23/05/2014 15:28:21